Gonzalo Ibáñez Santamaría
Es la tarea en que están empeñados el Gobierno, los partidos que lo acompañan y los medios que le son afines. En este caso, la versión chilena del diario francés Le Monde: Honrar a Allende, condenar el golpe y Nunca Más. Todo lo cual exige, por cierto, una deformación total de la historia. Implica desde luego dejar en el olvido que Allende y quienes lo acompañaban fueron los grandes promotores de la violencia política en Chile. Recordemos la declaración del partido Socialista en su congreso de Chillán de 1967 cuando proclamó no sólo la legitimidad del uso de la violencia "revolucionaria" sino el hecho de que ella era la única arma eficaz para imponer el modelo socialista en Chile. Fueron los años en los que se creó el MIR, movimiento esencialmente terrorista, y el mismo Allende se embarcaba en la apología de la violencia cuando asumió la presidencia de la OLAS, asociación terrorista destinada a apoyar las guerrillas marxistas en el continente.
El gobierno de Allende destruyó la economía del país y condenó a los chilenos a subsistir de los favores que provenían de las JAP, las Juntas de Abastecimiento y Precios que racionaban el alimento y lo entregaban contra la completa sumisión a los dictados del poder. Fueron los años en que el marxismo desde el poder, intentó acallar la prensa libre y, también, crear un modelo único de escuela destinada a impartir la doctrina comunista como la única válida. El país era conducido rápidamente a su destrucción y al enfrentamiento de unos chilenos contra los otros. Fue, por eso, que Chile se levantó: el paro de los camioneros, la marcha de las "cacerolas" y la marcha de los obreros del cobre hacia Santiago fueron los momentos más cruciales, pero hubo muchas acciones destinadas a evitar el triunfo de los designios comunistas. El Poder Judicial, la Cámara de Diputados, la Contraloría denunciaron una y otra vez las constantes violaciones que desde el gobierno se hacían a la Constitución y la Leyes y llamaban a las FF.AA. y de Orden a restablecer el imperio del derecho y a evitar una guerra civil entre chilenos.
Fue, en definitiva, lo que motivo a estas últimas a dar el paso del 11 de septiembre de 1973. Nunca quisieron darlo y ensayaron todos los medios para evitarlo, incluso aceptaron entrar a formar parte de los Ministerios. Pero, nada hizo cambiar los designios del gobierno, hasta que se vieron obligadas al pronunciamiento como última medida para rescatar al país.
Si hoy se quiere que olvidemos esta historia, es porque se pretende repetirla. Es lo que nos obliga a estar alerta.
Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm
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