Gonzalo Ibáñez Santamaría
La bandera de la libertad fue una de las principales en esta reciente lucha por elegir un Consejo Constitucional apto para elaborar un proyecto sensato de Constitución. Mientras el Gobierno y los partidos que lo circundan ofrecían organizar el país en torno a un Estado omnipresente y monopolizador de todas las actividades, los partidos de oposición se caracterizaron por ofrecer una organización estructurada en torno al ejercicio de la libertad por los ciudadanos del país.
En este punto, no hay ninguna pólvora que descubrir. La humanidad ha experimentado ambos sistemas durante largas décadas y los resultados han quedado claramente a la vista. Pero, estos últimos años, los chilenos hemos padecido el experimento de volver a las viejas teorías socialistas del Estado omnipresente y “abárcalotodo”. Su fracaso ha quedado a la vista y lo sufrimos ya: la ruina de la seguridad ciudadana ha sido el efecto tal vez más doloroso; pero también lo ha sido el fracaso económico con el consiguiente aumento de la pobreza y también de la inseguridad acerca de cuál será el futuro de cada uno y de sus familias.
La respuesta de la ciudadanía ha sido contundente: los resultados tanto del plebiscito del 4 de septiembre de 2022 como los de la elección del pasado 7 de mayo demuestran con creces el descontento ciudadano con los experimentos que se intentan en Chile y demuestran la voluntad de volver a las bases sobre las cuales el país progresó en las últimas décadas como nunca antes en su historia.
Esas bases se pueden resumir en una: el ejercicio de la libertad de las personas como el principal motor del desarrollo social y del progreso de todos. Es que la libertad se apoya en la inteligencia de las personas: un acto es verdaderamente libre cuando va precedido de una reflexión acerca de las alternativas entre las cuales la libertad deberá decidir. Por otra parte, la libertad supone la responsabilidad por la cual nos hemos de hacer cargo de las consecuencias de nuestras decisiones. Si, como lo pretende el estado socialista, se elimina o restringe el ejercicio de la libertad, se deja sin uso a la inteligencia de esas personas y se las convierte en marionetas irresponsables del poder, con lo cual privan al estado del aporte que ellas le podrían hacer. De ahí que, donde se han practicado estas ideas, los resultados no han podido ser peores.
Los eventos electorales mencionados marcan de manera contundente el triunfo de la idea de la libertad: desde la libertad para elegir sistema de salud o de educación a la de elegir el sistema de previsión social y a la de formar familia y, también, la de iniciar todas las iniciativas que traerán progreso y desarrollo al país. ¿Será capaz este gobierno de entenderlo?
Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm
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