Gonzalo Ibáñez Santamaría
Después de conocidos los resultados de la última elección presidencial, una verdadera avalancha de críticas se ha descargado sobre José Antonio Kast culpándolo personalmente por el hecho de no haber sido él el triunfador. Desde luego, porque habría sido un representante de la “dictadura”, una reencarnación del pinochetismo, una persona chapada a la antigua, con matrimonio estable y nueve hijos; más preocupado del orden público que de “modernizar” la sociedad con el denominado matrimonio igualitario, las relaciones de pareja, divorcio, anticoncepción y aborto; por no tener programa, por ser una "involución"; en definitiva, por ser de "extrema derecha", etc. Eso habría incluso motivado a gente que no votó en la primera vuelta a hacerlo en la segunda, y todas eventualmente por Boric.
Lo curioso es que muchas de esas críticas provienen de personeros de los mismos sectores de derecha y centro derecha que lo apoyaron mientras fue candidato y mientras daba la impresión de que podía alcanzar a Boric. Pero, conocido el resultado, a varios de ellos les ha aparecido una vocación de “general después de la batalla” y sin advertir para nada alguna propia responsabilidad, se han dedicado a encontrar defectos en Kast. Han olvidado, desde luego, que los sectores que ellos dicen representar quedaron reducidos a un magro 20% del electorado tanto en el plebiscito como en la elección de los constituyentes. Ahí donde fracasaron Sichel, Lavín, Briones y otros, ahí, en cambio, Kast triunfó y logró dar cauce a las inquietudes de un gran grupo de chilenos hasta el punto de duplicar la votación que habían obtenido esos otros candidatos.
Es a Kast a quien hay que agradecerlo. Si el orden, el sentido común, la sensatez están aún vigentes en Chile eso se debe en buena medida a José Antonio Kast y al enorme esfuerzo que él desplegó durante estos meses. De seguir Renovación Nacional, la UDI y Evópoli por el mismo camino por el que venían, al final van a desaparecer, sobre todo porque la acción de Boric y de su grupo desde el poder va a requerir una oposición muy distinta a la que ellos ahora pueden realizar.
No se necesita ser especialmente adivino para advertir cómo durante los próximos años la situación de Chile se va a complicar muchísimo, cómo va a caer la producción y cómo retrocederemos a épocas de nuestra historia que creíamos definitivamente sobrepasadas. En este escenario, para nada necesitaremos a esos viejos partidos, pero sí necesitaremos tanto el espíritu como las ideas que animaron la campaña de Kast. Y redoblados.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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