Gonzalo Ibáñez Santamaría
Anoche, en nuestro país, el cierre del último debate entre los candidatos a la presidencia de la República, puso término al momento de las discusiones para entrar de lleno en el momento de las definiciones. Pero, para eso, disponemos todavía de cinco días que hemos de destinarlos a la reflexión de modo de asegurar una decisión prudente y meditada.
¿Qué nos dejan estos seis meses de intensa campaña en la cual hemos estado inmersos? Y. . . ¿qué nos dejan los dos últimos años en los cuales la pandemia apaciguó pero no extinguió el espiral de violencia que azotó a Chile? Estas preguntas van muy relacionadas, porque a la hora de votar no podemos sólo tener presente lo que los candidatos nos han dicho en el último tiempo, sino la posición que ellos adoptaron y lo que dijeron de cara a esa violencia y mientras ella estaba en curso, porque analizando lo uno y lo otro podremos formarnos una idea cabal de cada uno de los candidatos y de cómo afrontarán el desempeño presidencial en caso de resultar elegidos.
En su momento, Boric fue uno de los propulsores del denominado “estallido social” que de verdad fue un estallido de violencia al cual después se sumó un catálogo de peticiones de índole social y económica. Él estuvo desde el comienzo al lado de los violentistas y contra las fuerzas de orden. Tanto fue así que nunca vio en los gigantescos daños y en los perjuicios que ellos causaron, sobre todo a las clases más modestas, ninguna violación a los derechos humanos, pero sí los vio en los esfuerzos desesperados de los carabineros por restablecer la paz. Y, por eso, después no ha vacilado en pedir para esos violentistas un indulto mientras se esfuerza en obtener la más dura condena contra nuestros uniformados.
Cuando los chilenos advertimos cómo esa violencia estaba destruyendo al país, esa advertencia comenzó a pesar en las decisiones que tomábamos. Así fue en las elecciones del pasado mes de noviembre que supusieron un drástico reajuste de las fuerzas políticas debilitando mucho a las fuerzas del desorden. Boric ha tomado nota del cambio y ha tratado de sumarse a él, pero su pasado lo denuncia. Le ha sido imposible desembarazarse de él y disfrazarse como defensor del orden y del estado de derecho. Un mal maquillaje que no oculta la verdad acerca de su personalidad.
Kast en cambio no ha variado ni un milímetro ni su posición ni su discurso. Desde que se pronunció por el rechazo al cambio constitucional hasta ahora, su posición ha sido la misma: defensa del orden y de la paz social como factor básico de progreso social; defensa de la libertad como el motor más potente del desarrollo, y defensa del estado de derecho como el cauce más apropiado para que esa libertad discurra. Los hechos le han dado la razón.
Ahora, a nosotros corresponde tomar la decisión. Que Dios nos acompañe y nos ilumine.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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