Gabriel Boric y nuestro lema nacional
Gonzalo Ibáñez Santamaría
Como todos recordamos, hasta hace un tiempo Gabriel Boric se inscribía entre los partidarios más extremistas de cambiar los emblemas patrios: Canción Nacional, Bandera y Escudo. Y, por supuesto, borrar todo signo de recuerdo de nuestra historia, como el Monumento al General Baquedano, entre otros.
Sin embargo, la necesidad de captar votos para esta segunda vuelta de la elección presidencial ha provocado en él un cambio tan súbito como asombroso: ahora, resulta que es el más firme defensor de nuestras tradiciones y de nuestra bandera. Admirador de nuestras FF.AA. y muy respetuoso frente a Carabineros. ¡Quién lo vio y quien lo ve! Tal vez por eso, en el último foro propuso cambiar el lema de nuestro escudo nacional: “Por la Razón o la Fuerza”, por un que diga por la “Fuerza de la Razón”. Tal vez, así quiera convencernos de que se ha convertido en la persona más juiciosa, prudente y sensata del país.
Pero, para eso, tendría que nacer de nuevo. ¿Cómo creerle cuándo hace nada iba a París a entrevistarse con el asesino de Jaime Guzmán y exhibía risueño una camiseta con el rostro del ex senador acribillado por las balas? ¿No estuvo él detrás de la violencia y del terrorismo que se desató sobre nuestra patria a partir del 19 de octubre de 2019? El sentido de nuestro lema nacional es muy distinto: en él, la razón viene antes que la fuerza de modo que ésta entraría a operar sólo cuando la razón se ve sobrepasada y atropellada. La fuerza, entonces, al servicio de la legítima defensa. Boric, al revés, en su vida ha colocado siempre a la violencia arriba de toda razón.
Para él y sus seguidores, la carrera que están corriendo parecía una carrera ganada. Por eso, su desaprensión frente a la violencia y el terrorismo. De hecho, más que desaprensión, lo que sentían de cara a la violencia y el terrorismo, era simplemente identificación. Chile les parecía un fruto maduro listo para caer en sus manos. Era cosa de apurar el camino de esa violencia para que ese desenlace se produjera.
La reacción que quedó a la vista en la primera vuelta de la elección presidencial y en la elección de los parlamentarios, significó para ellos una frenada en seco y provocó esta súbita transformación que nos tiene a todos sorprendidos. Pero, de que eso es un puro disfraz exigido por estas nuevas circunstancias, no hay duda posible. El verdadero Boric no es el que ahora aparece vestido con elegancia y cuidadamente peinado; que habla como el más profundo de nuestros estadistas, sino el de ayer, violento, altanero, inculto y prepotente. No tengamos dudas de que, si gana esta elección, nos encontraremos al día siguiente no con el Boric atildado de esta campaña, sino con ese Boric violento de toda su vida anterior.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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