Gonzalo Ibáñez Santamaría


Cuando se conoció el resultado de esa reforma constitucional “trucha” que, contra la opinión del gobierno, permitió a cada afiliado sacar el 10% de sus ahorros previsionales, se hizo evidente que un cambio ministerial se precipitaba. En principio, uno pensaba que no podían seguir en su cargo los ministros que dieron la cara contra esa reforma y que fueron derrotados con los votos de parlamentarios oficialistas.

Hoy, hace un momento, ese cambio se produjo. Curiosamente, no fue tocado el ministro de Hacienda, tal vez el más golpeado por esa aprobación. En los meses que llevaba en el cargo, él se demostró como un hombre muy capaz, pero ignoro ahora con qué cara va a seguir ejerciéndolo. Eso demuestra, en todo caso, que este cambio más que venir inducido por la derrota en el parlamente, apunta a restablecer ciertos equilibrios entre los partidos de gobierno. Lo cual, por cierto, abre una interrogante acerca de cómo este ministerio va a ser capaz de enfrentar la ofensiva en que la oposición se encuentra empeñada contra el gobierno.

En este sentido, es importante el cambio del ministro del Interior. Gonzalo Blumel no fue más que un títere del presidente Piñera, carente de voluntad propia y de la visión que se espera de un jefe de gabinete. Sin duda, él fue el principal responsable de no haber podido alinear a los parlamentarios oficialistas detrás de la posición del gobierno. Su sucesor, Víctor Pérez, hasta ahora senador UDI por la novena región, es un político avezado a quien Piñera no podrá avasallar como lo hizo con su antecesor. Mucho más sólido intelectualmente que Blumel dispone, además, de personalidad suficiente para ejercer ese difícil cargo.

Sin embargo, Piñera introdujo un cambio que puede dificultar su tarea. De manera incomprensible, puso a Mario Desbordes, diputado hasta ahora, como ministro de Defensa. Desbordes dirigió la maniobra que condujo a los parlamentarios oficialistas a ponerse en contradicción con el gobierno en este tema de las pensiones y a alinearse con la oposición. Además, también se ha alineado con ésta de cara al plebiscito al llamar a votar apruebo. Con él, puede tener problemas Víctor Pérez. Va a ser importante, en este escenario, el papel que juegue Andrés Allamand en el ministerio de Relaciones Exteriores. Su apoyo a Víctor Pérez puede llegar a ser, sin duda, de la máxima importancia.

Queda en claro, en todo caso, que los principales problemas del gobierno residen en quien hace de cabeza, el presidente de la República. Para salir airoso del desafío que él ahora enfrenta tiene, sin duda, que cambiar mucho. Durante años se ha empeñado en procurar el máximo descrédito al régimen militar y a empañar la legitimidad del paso dado por nuestras FF.AA. y de Orden el 11 de septiembre de 1973. Hoy, recoge los frutos de lo que sembró, cuando la posibilidad de regresar a las cavernas socialistas se ha hecho muy real. Lo cual es muy grave pues detrás está el destino del país.

Los meses que se avecinan vienen, sin duda, muy duros. La amenaza de subversión sigue latente y cada tanto se hace presente. Si no hay solución ahora para La Araucanía, puede ya no haberla más. Dentro de poco saldremos de dudas.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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