Gonzalo Ibáñez Santamaría
Hoy, hace un momento, ese cambio se produjo. Curiosamente, no fue tocado el ministro de Hacienda, tal vez el más golpeado por esa aprobación. En los meses que llevaba en el cargo, él se demostró como un hombre muy capaz, pero ignoro ahora con qué cara va a seguir ejerciéndolo. Eso demuestra, en todo caso, que este cambio más que venir inducido por la derrota en el parlamente, apunta a restablecer ciertos equilibrios entre los partidos de gobierno. Lo cual, por cierto, abre una interrogante acerca de cómo este ministerio va a ser capaz de enfrentar la ofensiva en que la oposición se encuentra empeñada contra el gobierno.
En este sentido, es importante el cambio del ministro del Interior. Gonzalo Blumel no fue más que un títere del presidente Piñera, carente de voluntad propia y de la visión que se espera de un jefe de gabinete. Sin duda, él fue el principal responsable de no haber podido alinear a los parlamentarios oficialistas detrás de la posición del gobierno. Su sucesor, Víctor Pérez, hasta ahora senador UDI por la novena región, es un político avezado a quien Piñera no podrá avasallar como lo hizo con su antecesor. Mucho más sólido intelectualmente que Blumel dispone, además, de personalidad suficiente para ejercer ese difícil cargo.
Sin embargo, Piñera introdujo un cambio que puede dificultar su tarea. De manera incomprensible, puso a Mario Desbordes, diputado hasta ahora, como ministro de Defensa. Desbordes dirigió la maniobra que condujo a los parlamentarios oficialistas a ponerse en contradicción con el gobierno en este tema de las pensiones y a alinearse con la oposición. Además, también se ha alineado con ésta de cara al plebiscito al llamar a votar apruebo. Con él, puede tener problemas Víctor Pérez. Va a ser importante, en este escenario, el papel que juegue Andrés Allamand en el ministerio de Relaciones Exteriores. Su apoyo a Víctor Pérez puede llegar a ser, sin duda, de la máxima importancia.
Los meses que se avecinan vienen, sin duda, muy duros. La amenaza de subversión sigue latente y cada tanto se hace presente. Si no hay solución ahora para La Araucanía, puede ya no haberla más. Dentro de poco saldremos de dudas.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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