Por: Enrique Subercaseaux.
Director Fundación Voz Nacional
´´La Virilidad del hombre no se demuestra en la cama´´. Electra de Sófocles.
´´Mientras mas alto izas el alma, más amplios serán tus horizontes´´.
´´Quien vive en paz con lo que tiene, ha encontrado el paraíso en este mundo´´.
En Chile, muchos, sino la mayoría, están en cuarentena. Sin darse cuenta que la salud es algo propio, y que el cuidado de la misma es responsabilidad individual. Y hay una fluidez entre lo individual y lo colectivo. Por el tema de los contagios.
Recrudece, como consecuencia de la irresponsabilidad, el numero de contagios, de enfermos y de muertos. Muchos se dedican a las teorías conspirativas. Pero la enfermedad es tan real como un dolor de muelas. Es la pasión por pontificar y tener unos pocos segundos de gloria.
Los países mas exitosos han sido aquellos que han trazado un plan de acción y sostenido el timón con firmeza. Singapur, Taiwán, Nueva Zelanda y otros son ejemplos. Su manera de enfrentar la pandemia, desde lo público, ha sido diversa. Desde lo privado ha sido idéntica: igual responsabilidad social y deseos de cooperar con la lucha sin cuartel.
El tiempo, cosa precisa pero intangible, juega un rol importante. Algunos creen que la cuarentena es un paréntesis intemporal: Netflix, comer, sudoku, comer, hablar por celular, comer y así en un circulo vicioso. Cuantos aprovechan el tiempo para aprender algo, algún curso en línea, ¿leer los libros que tenemos pendientes o descubrir algunos otros?
El tiempo de ahora marcha inexorable, y se va: no lo recuperaremos jamás...
El Gobierno sigue enfrascado, al igual que la clase política, en juegos de poder. Sera que todos han sido asiduos a Juego de Tronos en Netflix? Torciendo el lenguaje en una eterna gimnasia verbal. Pero con los mismos ingredientes, jamás obtendremos mejores resultados.
El tic-tac del reloj viene marcado con las encuestas semanales: un vomito de números estadísticos, que nunca tenemos la certeza de que realidades representan.
Porque los hechos acentúan un deterioro semana a semana de la economía, del empleo, de la moral. Y de un largo etcétera.
Otros países, otras latitudes y otras culturas han estado ocupadas en los espacios de confinamiento, buscando vías de flexibilización, de reactivación y de ofrecer nuevas oportunidades de perfeccionamiento a través de las nuevas tecnologías, que siguen avanzando imparables. Aprendizaje a la distancia, reuniones a la distancia, conferencias a la distancia etc. En Asia, los lideres se reúnen en videoconferencias para ir diseñando un camino colectivo para salvar los obstáculos que se presentan con los escenarios recesivos de la economía.
Hay una preocupación por el bienestar y la cohesión social. Las crisis crean tensiones, las cuales se disipan con nuevos escenarios y mejores y nuevas opciones hacia el futuro. Existe un imperativo en disolver tensiones.
En Chile somos distintos. Hay una loca carrera por exacerbar tensiones. Por renegar de las ideas propias. Por entregar las armas al enemigo. Y no digo rival político a propósito. Hay una lucha encarnizada de dos bandos (y algo más) en lograr más cuotas de poder, y el premio es conseguir el poder total, momento en que se acaba la partida.
Mientras, el pueblo soberano asiste impávido a decisiones, acuerdos y medidas que tienen poca lógica y son difíciles de entender. Porque reniegan de lo propio y lo conocido.
Así las cosas, se cambia al Ministro de Salud. Una decisión estúpida y torpe, que subraya la avaricia, el pavor y el egoísmo que reina en La Moneda. El nuevo, sufre un ataque casi instantáneo desde la cloaca de la sociedad. Y se instala un debate digno de Kafka (aunque el grado de abyección en el Chile actual no se encuentra en la obra del inmortal checo.). Todos o muchos dispuestos a creer cualquier cosa. Y esto por la labor de zapa del progresismo criollo: se ha derribado casi todos los muros de contención de la sociedad, y casi todos los referentes de autoridad.
Así el tablero de juego hay pocas esperanzas. Una falsa y torpe moral no conduce a ningún sitio. Ni menos a reactivar la economía cuando esto es lo mas necesario. El hombre vive con dinero y vive con trabajo.
Obstaculizar toda acción, toda iniciativa y todo nombramiento del gobierno no busca mas que demoler para conquistar el poder desde las ruinas.
Mientras persistamos en contar habas y solazarnos con una falsa moral, en un país donde reina la hipocresía, no podremos desarrollar nada.
No podremos levantar nuestra mirada hacia horizontes mas amplios. Ni menos desarrollar efectivas estrategias para enfrentar al enemigo.
Muchos están paralizados con sus fantasmas internos. Con sus ansiedades ocultas, con su concupiscencia escasamente controlada. Si la sociedad no sale de este pozo, lleno de mierda, hay pocas esperanzas.
El estudio sereno, la pausada reflexión, el concentrarse en nuestros verdaderos problemas son la única vía de salida.
Diseñar una estrategia. Apegarse a ella. Y nuevos lideres que dirijan el proceso.
Casi nada.
Pero es asunto de vida o muerte.
Insistir en nuestras vías fracasadas o poco fecundas es una mala receta.
Aprendamos de los países exitosos. Bajémonos del caballito de la soberbia. El Chile de hoy es mal ejemplo de todo. Casi como España, cuyo gobierno cohabita con el progresismo más vil: aquel que quiere atrapar el poder y no soltarlo. En beneficio propio y en desmedro de la sociedad que dicen representar.
Un dato final: cuando hace unos largos meses visitó Pedro Sánchez a Chile, por invitación de Sebastián Piñera, a los arbolitos del patio de los naranjos le colgaron naranjas. Obviamente artificiales. ¿a quién pretendían engañar?
Y hoy España y Chile, con sus realidades diversas, enfrentan una crisis enorme, dando palos de ciego. La España aficionada a las tertulias televisivas y a las historias de las revistas del corazón y la sociedad. Paralizada por su avidez y su envidia. El Chile de hoy, paralizado por su hipocresía, por su autoengaño y por su deconstrucción mental.
Vaya trabajo que nos queda por delante.
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