Por: Enrique Subercaseaux
Director Fundación Voz Nacional


Comienzan los primeros movimientos para disponer medidas post-cuarentena.

No solo hay que asegurar la salud pública, y el control total de la peste, sino estudiar muy bien las medidas económicas para relanzar la actividad en el país.

Condición fundamental es controlar la seguridad publica y controlar la subversión que es la verdadera causa de una sociedad asolada por la desesperanza.

Después de la cuarentena ¿Qué?

Dependerá de la gestión del Gobierno, y la presión de la sociedad civil. Aquella que ya ha comprendido que la libertad individual, y colectiva, debe estar basada mas en deberes que en privilegios.  La pregunta clásica: ¿Qué puedo hacer yo por mi país?  Volverá a estar de moda y ser gravitante en toda discusión de la sociedad civil.

La pandemia nos esta dejando muchas lecciones. No aquellas que nos quiere vender la prensa, mas interesada en mantener su influencia como “quinto poder” y vender noticias, más que apegarse a la verdad.

La primera de ellas: el Estado debe ser reducido y eficiente. Y debe ser capaz de involucrar a la sociedad civil en sus decisiones y cursos de acción. Claves aquí los partidos políticos. Y evidentemente nuevos liderazgos, ilustrados, flexibles y que sean capaces de imponerse.

Luego, está la discusión y participación en el debate público.  Se debe terminar el relativismo, este impuesto dialectico que tanto dinero y tanto tiempo nos ha costado.

Caso claro es la existencia de una oposición obstruccionista, que todo lo critica y lo tranca, en circunstancias que han sido ellos, durante el ejercicio del poder, que fueron arruinando a Chile a pasos acelerados con una mezcla de ideologismo y malas políticas publicas y leyes ineficaces y mal redactadas.

Junto a los liderazgos de nuevo cuño, y ya hay muchos que han ido emergiendo a través de las redes sociales, la sociedad civil debe reorganizarse: dejar de ser rentista, y vivir de la dadiva fiscal, ha ser creativa, propositiva y fuente de verdadero valor.  Esto es posible porque existe en otras latitudes.  Hay que encontrar esos ejemplos, estudiarlos y adaptarlos a nuestra realidad.

Las sinergias internacionales son posibles, pero no a través de los organismos internacionales existentes, que se han transformado en rentistas y se han deslizado por la pendiente ideológica, ejemplo hoy de la totalidad del sistema de naciones unidas.

Otras estructuras son necesarias: hay que racionalizar y recortar.  Definir bien nuestros intereses y desde allí ver que se puede hacer y con quien.

Es probable que el escenario regional sufra variaciones, con la agonía, (un poco larga eso sí), del castro-chavismo. Pero ya llegará el momento en que pase la pagina y emerja algo nuevo, que con toda seguridad será algo mejor.

La discusión política entre derechas e izquierdas deberá reformularse con mas claridad y con un discurso mas asertivo y enfático:  es claro que hay poca o nula comunicación posible. Lo vemos todos los días.  Es por ello que el rentismo ideológico es una tarea regional o global: buscar que se recauden menos impuestos y buscar terminar con el clientelismo de las dadivas gubernamentales: es un foco importante del relativismo discursivo que ha imperado en los últimos 40 años, y que hay buscar eliminarlo a través de sus vías de financiamiento.

En fin, es volver a darse cuenta y a subrayar con fuerza que nos enfrentamos ante la guerra de la verdad y la mentira. Así fue en el pasado, así es en el presente y así será en el futuro.

Mucho se ha avanzado en montar un contra discurso: hace 3 años casi no existía.  Ahora esta cada vez mas presente.  Es lo que hay que profundizar y ampliar.  No se precisa inventar grandes conceptos: todos existen. Es solo cosa de asegurarse que la verdad brille por si sola. Y que el Gobierno haga bien su pega.

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