Enrique Subercaseaux.
Director Fundación Voz Nacional.


 Los destinos de los Gobiernos de España y Venezuela parecen, hoy, estar íntimamente ligados.

En la coalición gobernantes, coexisten el PSOE y Podemos. Varios de sus líderes (de Podemos) están impregnados de los favores y munificencia del gobierno chavista, Desde hace años.  Poco, o nada se ha investigado. Un “ex” Primer ministro, Rodríguez Zapatero, visita Caracas periódicamente (39 veces según apostilla un periódico de circulación nacional). Con el propósito, algo fútil, de estimular el dialogo entre gobierno y oposición.  Que, o bien esta muerto o bien tiene nula posibilidad de rendir frutos.

Podemos ha sido el “sostén intelectual” del gobierno de Maduro.  Vistos los resultados son bien poca cosa. Y con lo que se comienza a ver en España, en cuanto a iniciativas y proyectos, poco tardaran de lastrar la economía y crispar los ánimos en una España dividida en dos mitades. La de la verdad y la de la mentira.

A esto se suma el tránsito, a través del aeropuerto de Madrid-Barajas, hace pocos días, de la vicepresidenta de Venezuela, rumbo al Medio Oriente (una o mas escalas allí).  Comedia de errores y equívocos comunicacionales no pudieron disimular lo obvio: España incumplió las normativas de la Unión Europea en cuanto a la prohibición de transito siquiera de ciertos personeros del Gobierno Venezolano.  Es de esperar que exista una investigación a fondo sobre este asunto.

Ni que decir que las relaciones diplomáticas, y de las otras, entre España y Estados Unidos están en entredicho.  Como ha sido usual en los periodos en que el PSOE gobierna la península ibérica.

Todo esto es parte del tablero de una Guerra Fría que resucita entre los muertos.    El “fin de la historia” escrito en formato de bestseller hace un par de décadas no fue tal, salvo la venta masiva de ejemplares.  La historia ha mutado y seguirá mutando mientras exista un anverso y un reverso.

En fin, es claro que entre España y Venezuela existen muchos vasos comunicantes.  Bien lubricados por negocios, donde lo opaco prima sobre la transparencia, y la ideología es el manto protector que lo cubre todo. Todo lo perdona y todo lo absuelve.

Claramente en la ecuación, la parte perdedora será España.  El Chavismo buscara extender sus tentáculos y ramificaciones.   Ya es esta relación una vía de cooperación económica vital para Venezuela. Y Cuba.  (incluso durante Franco existieron plenas relaciones con Fidel Castro).

Ya se empiezan a ver en España los efectos perniciosos de una ideología totalitaria que se ancla totalmente en un relativismo ideológico.  Y de las derechas españolas, que hay varias, parecen ellas transitar como sonámbulas por los fríos corredores del poder, como si se trataran de corredores de fríos muros de piedra, sin observar el peligro latente.

Se van introduciendo los temas uno a uno, en un proceso que bien conocemos en Chile, cambiando realidades a través de un discurso que machaca y cansa, hasta que se impone.

El detalle es que esta amistad trae aparejada una serie de elementos poco recomendables para una sana convivencia de España con el resto de las naciones.  Sanciones políticas, por una parte, y negocios de dudosa legalidad por otra.

Venezuela necesita blanquear mucho dinero para estimular una parte de su moribunda economía. Y, por otra parte, ayudar a otros movimientos de liberación que coexisten con su proceso político: tanto en el medio oriente como en Latinoamérica.

Peligroso coctel, que bien hemos conocido en Chile en los últimos meses.

Es claro que, persistiendo por esta senda ideológica, España se aísla de los reales puntos de la agenda internacional, cuyas características principales, son una economía basada en la sociedad del conocimiento.  Es decir, educación y tecnología deben coexistir en esplendida armonía, para poder proyectar y ramificar el saber y los avances sociales y económicos.

Hoy, es impensable pensar en un país, o grupo de países que se encierran alrededor de un mantra de ideologismo totalitario, en absoluto desdén del progreso intelectual que se observa en otras latitudes.

Hay una necesidad imperiosa en que esta clase política (y vale para muchas otras) cambie de “chip” y entienda que la evolución actual del mundo requiere de miradas mas desapasionadas, mas objetivas y ancladas en un saber objetivo y mensurable.

Solo así se pueden satisfacer las demandas gruesas, y finas también, de una sociedad cada vez mas exigente, horizontal y difícil de satisfacer.

Venezuela esta casi ya en el suelo, pero la trayectoria vertical de España es muy grande, y muy dolorosa, si se llega a verificar.

Solo salva a España una muy bien nutrida cultura, y tradiciones que sirven como gel aglutinador de la nación española. Lo que no es poca cosa hoy.

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