Cristián Labbé Galilea

En alusión al día de la madre, que se celebra este fin de semana, un contertulio advirtió con análisis y fundamentos muy sólidos, según su parecer, sobre la lectura que había que hacer de los resultados electorales en la Madre Patria… “ha perdido la derecha y no se olviden que España, como un oráculo político, siempre ha advertido sobre lo que nos depara el futuro; tenemos que estar atentos, la izquierda viene de vuelta…”.

Por largo rato la conversación se centró en las causas de porqué había perdido la centro derecha (PP), los argumentos fueron variados: cansancio y falta de liderazgo en el gobierno, corrupción, divisiones en la derecha, un “Centro Light” que se desvanece corriéndose a la izquierda, la demonización de quien no es liberal progresista, la amenaza de regreso del fascismo…

Para la mayoría de los asistentes a las tertulias de esta semana, lo que sucedía en el viejo continente no era muy distinto a nuestra realidad política.

Los ejemplos sobraron: las acusaciones cruzadas de los fiscales del Ministerio Publico; las intrigas en el nombramiento de Dobra Lusic a la Corte Suprema; las volteretas de los congresales con motivo de las reformas, incluida la adopción homoparental; la incompetencia de los partidos políticos frente a los problemas reales de la gente…

En medio del fragor de la conversación uno de los presentes irrumpió: “y si eso no les basta, piensen en las elecciones de la FECH, donde no votaron ni el 20% de los alumnos y, además, eligieron a una transexual para que dirigiera a los estudiantes de la Chile.

Tratando de llevar la conversación al campo de las ideas más que a la casuística; al futuro mas que al pasado; al optimismo mas que a la critica quejumbrosa; al pensamiento estratégico mas que a la táctica cortoplacista… fui interrumpido por un comentario inesperado: ¿qué me dicen ustedes de las últimas encuestas presidenciales? Silencio… “Viendo lo que paso con VOX en España, ¿vamos a tener que votar por el “Bacheletismo-aliancista”,  otra vez? Silencio…

Tratando de poner paños fríos a un ambiente que se acaloraba a pesar del frío otoñal, un dicharachero parroquiano advirtió: no podíamos festinar la situación política como si estuviéramos en el BIM BAM BUM, haciendo referencia al teatro revisteril de los años 50 que conoció a las vedettes más famosas del país, aunque siempre desde una perspectiva artística, lejos del morbo y la voluptuosidad de la farándula actual.

A raíz de ese comentario revisteril, y después de analizar lo sucedido en la madre patria, otro contertulio quiso aportar a las próximas elecciones presidenciales sugiriendo el grito de guerra… “a la vin, a la vin, a la vin, bon bao…”, no hubo risas, volvió el silencio.

Las risas llegaron en carcajadas cuando un consecuente parroquiano contestó… “perdóname que me ría, como ríen los millennials en las redes sociales… Jak, Jak, Jak, (léase Jajaja)… ¡carcajada general!

 

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