Cristián Labbé Galilea


Quizá lo que mejor refleja la ambigüedad política de estos tiempos ha sido la reapertura, con bombos y platillos, de la estación Baquedano del Metro, la famosa “plaza hundida”, la misma que fue vandalizada en octubre del 19 por delincuentes que hoy no sólo “gozan de buena salud” sino que, además, han sido indultados con jugosas pensiones.

No piense mi suspicaz lector que, al destacar dicha inauguración, esta pluma muestra que ha sido seducida -porque después de cuatro años esa estación vuelva a estar operativa-, o hechizada por las autoridades variopintas que participaron en la ceremonia, ni menos cautivada por las loas pronunciadas en relación con dicha “renovación urbana”.

Muy por el contrario, a cualquier persona sensata le resulta inaceptable que el mundo político, de uno u otro lado -oficialismo y oposición-, todavía crea que el resto del país “es de las chacras” y que “le pueden ver las canillas fácilmente” … Se equivocaron una vez más, porque son muchos los ciudadanos que se preguntan: ¿por qué no se aprovechó la oportunidad para reinstalar la estatua del General Baquedano?

Fácil respuesta. Para el gobierno, el regreso del insigne General sería una derrota y una provocación para la izquierda, para el lumpen, para los que ayer lo denostaron y hoy ocupan atractivos puestos de poder. Era un costo que no estaban dispuestos a pagar: la ministra Tohá, los ministros Muñoz (Transportes) ni Montes (Vivienda), menos la delegada presidencial (RM) ni el gobernador Orrego… todos empingorotados protagonistas de la mentada ceremonia.

En el caso de la oposición, está claro que han preferido hacerse los lesos sobre el tema con tal de no ser catalogados de conflictivos y de no querer llevar la fiesta en paz, arriesgando con esa actitud ser marginados de los atractivos “Zalaquett´Chesse & wine” donde hoy está concentrada “la cocina política”.

Con todo, son muchos los que no se explican, ¿porque la alcaldesa de Providencia, aspirante a candidata presidencial, al ver… el solitario plinto del General y la vacía tumba del soldado desconocido… perdió la oportunidad para demandar que el lugar más emblemático de su comuna volviera realmente a la normalidad, y no a medias?

Para muchos ha resultado curioso, por decir lo menos, que alguien aspirante a Presidente no asuma que, en el mundo político de hoy, quienes quieren tener éxito deben saber “leer las oportunidades” (los gringos lo llaman “to take advantage”), esto es tomar ventaja de las situaciones que la contingencia les ofrece para afianzar los liderazgos.

Vivimos tiempos donde no caben las ambigüedades… donde los temerosos fracasan por carecer de audacia… donde los débiles por falta de convicción quedan a mitad de camino…. donde los que en definitiva triunfan son los valientes… los líderes verdaderos.

Por último, después de lo dicho y de haber visto la cobertura mediática de la restauración de la estación Baquedano, esta irritada pluma adhiere con fuerza a la patriótica indignación y al malestar ciudadano por la ofensa proferida al insigne General, y se pregunta como todos… ¿Porque no volvió Baquedano?

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