Cristián Labbé Galilea
La contingencia ha estado marcada por un potpurrí de hechos: unos desafortunados como el chiste de Piñera o las declaraciones de Guillier sobre su “apasionado romance” con la Goic; otros sorpresivos como las “eficientes” declaraciones de Impuestos Internos sobre las acusaciones contra J.M Ossandon o “el gol” de la Compagnon que consiguió permiso para “su partida” a Miami mientras la roja jugaba con Alemania; -ha habido de un cuanto hay- incluida una nueva y estridente declaración de Evo Morales por la detención de ocho malhechores bolivianos en territorio chileno; una violenta marcha de estudiantes y otra muerte de un militar preso en Punta Peuco… sin embargo, ¡pareciera que ya nada nos sorprende…!
¿Será que estamos “curados de espanto” y ya todo nos da lo mismo?
Resulta curiosa la pregunta porque si uno mira a su alrededor puede comprobar exactamente lo contrario, el ciudadano medio vive fastidiado, agobiado y exhausto, todo lo incomoda. Hoy por hoy, para él la vida es cada vez más intensa y está marcada e influenciada por los efectos de la mentada post modernidad, donde no hay causa, no hay sustancia, no hay alma; donde la emoción es más que la razón; todo es relativo y al instante; todo es desechable; todo es individual (sachet “para uno” de lo que quiera… café, sopa, etc.) y donde el “hechizo informático” lo tiene perturbado y lo ha alienado completamente de la realidad.
Entre estas dos realidades aparecen en estos días tres situaciones, muy distintas una de otras, que luchan por cautivar la atención de la opinión pública: el anuncio de la venida del Papa Francisco, las próximas elecciones políticas y la participación de “la roja” en Copa Confederaciones del futbol.
En más de una oportunidad he escuchado que el Papa Francisco, por muy Papa que sea, no genera la misma devoción que Juan Pablo II por lo que su visita no tendrá tanto fervor, otros más deslenguados -en forma reservada y en voz baja- agregan… ha tenido algunas intervenciones no muy felices en relación a nuestro país. Sospecho que la iglesia y las autoridades tendrán que hacer un esfuerzo extraordinario para despertar el entusiasmo en su visita.
Las elecciones son cuento aparte, los únicos preocupados son los partidos políticos y los candidatos, a nadie más pareciera preocuparles lo que está en juego en noviembre de este año… ¡una vez más, más de lo mismo! Si la franja tiene 40 puntos de rating es porque a esa hora es lo único que se ve, además el 70 % señala que la franja no influye en su intención de voto. Todo hace suponer que de no suceder algo especial, la participación en las primarias y en la propia elección será muy baja.
Distinta es la situación que ocurre con “la roja” totalmente contraria a lo hasta aquí dicho… ¡pura pasión! todo el país unido, todos con la camiseta puesta, todos alineados con un solo sueño… lo que confirma que si tuviéramos “un sueño país”, una visión positiva de nuestro futuro y si con humildad los que están “en la banca” esperan su turno y los que “están en la cancha” no tratan de aprovecharse de las circunstancias y todos mojan la camiseta… “otro gallo nos cantaría.”
Concluyendo, la solución pasa porque los políticos se pongan “la rojita”, jueguen limpio y le imploren a la Divina Providencia -a través del Papa- que los ilumine para despertar la devoción entre los electores…
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