Cristián Labbé Galilea


La Historia de la humanidad, de las sociedades y de las personas, es una suma de momentos estelares, con diferentes alcances y dimensiones; ellos son reconocidos porque cambian el destino de sus protagonistas.

Circunstancias, causas y efectos, como muchos otros factores, son determinantes a la hora de intentar entender por qué fue ese el derrotero de la historia y no otro. Dentro de estos ingredientes cobran vital importancia las “horas decisivas” que precedieron o siguieron esos momentos estelares.

Quienes supieron interpretar lo que estaba en juego -sus riesgos, sus amenazas y sus proyecciones- durante esas horas decisivas, consiguieron que el triunfo se posara en sus hombros y que la pluma de la historia registrara sus hazañas.

Estas reflexiones cobran especial importancia en los momentos actuales. No hay que ser muy sagaz para comprender que estas horas son decisivas y que lo que se haga o se deje de hacer, lo que se diga o no se diga, tiene efectos insospechados en el futuro de nuestro país, no sólo por el plebiscito del domingo, sino por lo que suceda en los días que le sigan.

Si bien son dos momentos diferentes, en los dos hay que actuar conforme a la amenaza que ellos representan para los destinos del país… Él plebiscito es clave, cualquiera sea su resultado, y después nada será igual… entraremos en un escenario ignoto.

Por lo mismo, nadie puede estar indiferente a lo que suceda en estas horas decisivas, ni permitir que alguien de su entorno lo esté. Existe un solo camino… ¡o se rechaza el apruebo o se aprueba el rechazo!

Sea cual sea el resultado del plebiscito, nuestro país no será el mismo… porque nunca en nuestra historia nos habían puesto en una “coyuntura suicida” como esta… Si gana el rechazo, intentarán quemar el país por los cuatro costados y, si gana el apruebo, se intentará matar el pasado para construir algo que no queremos.

Mientras escribo pienso… ¡Dios guarde a nuestra patria amada de gente que no entiende nada!

Qué duda cabe, a partir del domingo el país será otro… (más) dividido, (más) polarizado; asomará otra realidad donde la clave será la seguridad, la gobernabilidad y la estabilidad…

Creo no equivocarme si intuyo que en nuestro sector aparecerán los “políticamente correctos”, quienes buscarán cobijarse candorosamente bajo una frazada populista “tipo Teletón” (con todo respeto), y enarbolarán banderas incoloras como: “Chile cambió… ha sido una gran fiesta democrática…  una muestra de madurez cívica…”, mientras la izquierda, la primera línea y todos los que por años han querido destruir “el modelo”, se darán un festín de anarquía y violencia.

Concluyo estas líneas convencido que estamos viviendo “horas decisivas” de momentos estelares… porque el lunes, cualquiera sea el escenario, se nos habrá acabado el tiempo… No dejo de pensar en las palabras de Manuel Rodríguez ¡Aún hay patria ciudadanos!, con las que, después de la derrota de Cancha Rayada (1818)…  les devolvió la fuerza a quienes creían todo perdido.

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