Por Alejandro Rogers B.


En una entrevista con La Segunda, José de Gregorio, expresidente del Banco Central, propuso terminar con los billetes de 10 y 20 mil pesos ya que, según explicó, los billetes de alta denominación “muchas veces se usan con fines tales como realizar transacciones ilegales”. Los medios y otras autoridades se han hecho eco de esta idea que no es nueva, de hecho ya existe un proyecto de ley en el congreso que apunta a limitar el uso del efectivo.

Tras este ataque al efectivo existen dos supuestos: el primero es que el efectivo representa una parte relevante de las transacciones ilegales y, el segundo, es que la eliminación del efectivo reducirá la cantidad de transacciones ilegales. Veamos por lo tanto que hay de cierto tras estos supuestos.

¿Es el efectivo el principal medio de las transacciones ilegales?

World-Check, empresa líder a nivel mundial en información para la prevención del crimen financiero, publicó un informe titulado “Revelando el verdadero costo del crimen financiero, lo que se esconde en la sombra”. En ese informe, que encuesta a más de 2000 empresas de todo el mundo, se estima que el costo para la sociedad del crimen financiero es de 1.45 millones de millones de dólares al año, o 3.5% del producto mundial. El lavado de activos, que es el que supuestamente se podría combatir controlando el efectivo, solamente representa el 18% de ese total, el crimen digital por ejemplo supera en importancia al lavado de activos. El remedio entonces parece ser peor que la enfermedad.

Pero si de combatir el crimen financiero se trata, miremos lo que hay en las sombras. Este mismo informe indica que el crimen financiero de mayor impacto, por lejos, y mucho más que el que se pretende combatir eliminando el efectivo, es el tráfico humano y la esclavitud moderna. Un crimen que ha sido en parte fomentado por las políticas de inmigración descontrolada. ¿Por qué las autoridades no indagan entonces en esto? ¿Por ejemplo buscando indicios de esclavitud moderna en las industrias de la construcción, agricultura o minería?

La Unidad de Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda, que se dedica justamente a investigar y perseguir las transacciones ilegales, emite regularmente un Informe de tipologías de lavado de activos en nuestro país. En ese informe podemos observar que entre los sectores económicos más utilizados para blanquear fondos ilícitos aparecen en primer lugar, y por lejos, las notarías, seguidas de cerca por los conservadores de bienes raíces. Por lo tanto, si de reducir las transacciones ilícitas se trata, sería más efectivo y eficiente ir a molestar a los notarios y los conservadores de bienes raíces en vez de complicarle la vida al resto del país.

Asimismo, en su informe sobre los tipos de productos usados para realizar lavado de activos podemos ver que, si bien el efectivo se usa en gran parte de los ilícitos, los medios digitales y formales tales como las cuentas bancarias, transferencias, créditos, cheques, vale vistas, boletas, facturas y hasta fondos mutuos son, en agregado, más usados que el efectivo.

Sigamos: La UAF informó en que entre el 2007 y el 2021 se decomisaron 13.465 millones de pesos. De esos apenas el 21% fueron decomiso de efectivo, mientras que el 67% de los decomisos fueron inmuebles y vehículos. ¿Suena esto a que el efectivo sea una causa relevante de los ilícitos?

Seamos claros, no hay evidencia alguna que el efectivo sea un medio que fomente o promueva las transacciones ilegales, no más que otros medios como las notarías, los conservadores de bienes raíces, las inmobiliarias y las automotoras.

¿Hay evidencia de que la eliminación del efectivo reduce el lavado de activos?

Varios países han avanzado en la eliminación de los billetes alta denominación, argumentando precisamente el combate contra el financiamiento del crimen. Suecia ha liderado desde el 2000 la transición a una sociedad sin efectivo y tiene como meta este año pasar a ser totalmente digital.  Otro ejemplo es el del Banco Central Europeo, que en el 2019 dejó de emitir los billetes de 500 Euros.

¿Pero ha funcionado? A principios del 2023 uno  de los principales bancos suecos se vio involucrado en un escándalo de lavado de activos de un grupo terrorista kurdo. La policía sueca reportó un alza dramática de los casos de lavado de activos. Por otro lado la Agencia Europea de Cooperación de Justicia Criminal informó que los casos de lavado de activos se habían duplicado en los últimos 6 años.

Evidentemente los países que han eliminado el efectivo tampoco han logrado reducir o eliminar las transacciones ilícitas. En algunos casos se ha logrado precisamente el efecto contrario.

Los Riesgos y Costos de Eliminar el Efectivo

Pero no es solamente eso. Eliminar el efectivo genera una serie de costos y riesgos sobre nuestra sociedad; riesgos y costos que deberían sopesarse en un debate abierto, transparente, democrático y público.

1) Riesgo de Menor Resiliencia Ante Desastres Naturales

El primer riesgo que debemos considerar es que la eliminación del efectivo reduce nuestra resiliencia a los desastres naturales. Es bien sabido entre los especialistas manejo de desastres que el efectivo  mejora la recuperación de las comunidades afectadas, particularmente cuando hay interrupción de los medios tecnológicos. Siendo un país de desastres naturales como pocos en el mundo, los terremotos, tsunamis, aluviones y erupciones volcánicas son parte de nuestra realidad.  Cualquier alejamiento del efectivo sería en este sentido irresponsable y hasta criminal, y pondría en riesgo a las personas en situación de desastre. La mantención del efectivo asegura la resiliencia del sistema monetario y la recuperación de las comunidades afectadas.

2) Riesgo de Exclusión a Grupos Vulnerables

Tampoco podemos olvidar que una parte importante de nuestro país y del mundo aún usa el efectivo, un 62% según una encuesta del Banco Central. Y sobre todo, no podemos olvidar que los que más usan el efectivo son normalmente los segmentos más vulnerables que tienen problemas de conectividad o para entrar al sistema financiero digital; inmigrantes, personas en zonas rurales, personas mayores o personas con discapacidad.  La eliminación del efectivo implica de hecho la exclusión financiera, social y económica de estos grupos.

3- ¿Cui Bono? Spoiler: Bancos y otros intermediarios financieros

Siendo el efectivo un medio adecuado a zonas de desastres y un medio inclusivo: ¿por qué habría de cambiarse? ¿Y quién quiere cambiarlo y por qué? La eliminación del efectivo es un objetivo declarado de la industria financiera. Así lo informó el Diario Financiero en noviembre del 2022 respecto de la organización Chilepay que “reúne a actores de la industria de medios de pago y aspira a que Chile deje de usar efectivo para 2030”.

¿Pero quién se beneficia con este cambio?

En primer lugar hay evidencia de que el uso de los medios de pagos digitales aumenta el endeudamiento y generan endeudamiento excesivo. Pareciera ser que uno gasta más cuando se desconecta del dinero físico, el mismo efecto que se observa en los casinos, razón por la cual estos prefieren que se apueste con fichas y no con dinero, para generar esa desconexión y por lo tanto mayores apuestas.

Pero no es solamente que los medios digitales generen más endeudamiento y así más negocios para los bancos.  Resulta que con la cantidad de intermediarios que hay en la industria de pagos digitales y cada uno cobrando un 2-3% de la comisión por venta, no cabe duda que el incentivo de la industria financiera es a eliminar el efectivo lo antes posible. Por ejemplo, solamente Transbank tiene ventas anuales por sobre los 1.2 mil millones de dólares, más de lo que vende la Isapre más grande del mercado. ¿Y quién está detrás de Transbank? Un consorcio de bancos.

Es escandaloso que organizaciones como Chilepay anuncien en su página de inicio que promueven la inclusión cuando lo que están haciendo es promover un negocio para sus socios y promoviendo un sistema que deja a nuestro país en posición de debilidad frente a desastres naturales. Es escandaloso que se use el falso argumento del lavado de activos y que se use el aparato político, académico y legal para promover un negocio para las grandes corporaciones. Eso se llama corrupción a gran escala.

4- El Riesgo de llevarnos a un Sistema de Crédito Social

Pero lo más escandaloso debería ser el efecto que la eliminación del efectivo tiene sobre nuestras libertades fundamentales. Tal como lo hemos visto en China, y en menor medida en Canadá, Reino Unido y Estados Unidos, la asociación de la moneda digital a un sistema de identidad digital está creando un sistema de crédito social. Un sistema en el que gracias a la combinación de datos y un sistema de vigilancia de redes sociales y cámaras de seguridad los estados totalitarios están controlando a ciudadanos disidentes.

Es así como Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá congeló las cuentas bancarias de los que participaron o apoyaron las protestas de los camioneros en Ottawa durante las cuarentenas. Es así como el Partido Comunista Chino deja fuera de la sociedad, de los sistemas de transporte y humilla públicamente a quienes critican al gobierno. Es así como en los últimos días bancos internacionales le han cerrado las cuentas bancarias a Nigel Farage, político díscolo del Reino Unido y a la empresa y el equipo del Doctor Joseph Mercola, doctor de medicina alternativa, que ha criticado a la industria farmacéutica y a las políticas sanitarias durante las cuarentenas.

Conclusiones:

La industria financiera en el mundo y en Chile usa el pretexto de la seguridad, la corrupción y el lavado de dinero para justificar la limitación o la eliminación del efectivo, pero se trata finalmente de generar  negocios de la mano del Estado, a quien le entregarán un mayor control sobre la población.

Se le atribuye a Thomas Jefferson, padre fundador de Estados Unidos, el dicho que “los establecimientos bancarios son más peligrosos que ejércitos permanentes”. No podemos confiar en que la industria financiera protegerá nuestros derechos fundamentales. Ya entregaron nuestro secreto bancario al firmar los acuerdos FATCA y CRS que regalan nuestros datos financieros privados a gobiernos extranjeros, saltándose los acuerdos de doble tributación, los controles legislativos y usando acuerdos ministeriales y reglamentos de superintendencia para erosionar un derecho consagrado en la Constitución.

Hoy, esta misma industria bancaria, de la mano de autoridades globalistas, están empujando el fin del efectivo, el único medio que presenta una competencia real a los medios digitales pagados, y la única garantía contra un sistema de crédito social. Aceptar esto sería un suicidio económico y moral.

¿Qué podemos hacer? Debemos usar más el efectivo, usarlo cada vez que podamos, podemos difundir sus beneficios, particularmente para la Pyme, que hoy está asumiendo el costo de las comisiones que van a seguir llenando las arcas de los bancos. Podemos manifestar nuestro apoyo al efectivo en redes sociales, ante nuestros legisladores y líderes políticos. Debemos informarnos y educarnos sobre los riesgos de dejar de usar el efectivo y sobre todo, conocer lo que es el crédito social. Para ganar esta guerra no es necesario que seamos mayoría, solamente necesitamos dejar de ser una minoría silenciosa. 

Alejandro Rogers es profesor de Cumplimiento y Prevención de Lavado de Activos. Fue Ex Gerente de Cumplimiento Regulatorio y Prevención de Lavado de Activos en Moneda Asset Management y Bank of Tokyo Mitsubishi.

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