13 enero 2025
Tomas Bradanovic
Los sistemas de reparto
El año 1924, amenazados por presiones de los militares. se creó en Chile el sistema de seguridad social del tipo bismarkiano, con la Caja de Empleados Particulares y la Caja del Seguro Obrero Obligatorio. Este fue uno de los primeros sistemas de pensiones del mundo.
Apenas 40 años antes, en 1884, el canciller Otto von Bismark había creado el primer sistema de jubilaciones del mundo, que no había sido adoptado por ningún otro país importante. Recién en 1935, 21 años después que en Chile, Roosevelt instaló un sistema de seguridad social bismarkiano en los Estados Unidos.
Todos los sistemas de pensiones que han existido siguen el mismo modelo: los trabajadores son obligados a un ahorro forzoso de parte de su sueldo mientras están trabajando para que -llegados a la edad de jubilar- reciban una pensión mensual.
Ese ahorro forzoso en gran parte de la historia ha sido colectado por el estado, en forma similar a un impuesto, pero se guarda separado de los impuestos generales en "cajas", que recogen ese dinero y lo invierten de manera que obtengan rendimientos y no se desvaloricen en el tiempo.
En estos sistemas "de reparto", los gobiernos recaudan la plata y -cuando son responsables- la invierten ¿en qué la invierten? Lo tradicional era invertir en obras públicas e infraestructura, los viejucos como yo recordarán los edificios y poblaciones "del Seguro Obrero" y otras inversiones que rara vez rentaban algo.
En definitiva, esas platas descontadas a los trabajadores entraban a una caja fiscal donde el gobierno de turno -que colocaba a los directivos de las cajas- decidía en qué invertir y sobre todo como repartir las jubilaciones.
Porque -ojo que aquí estaba el detalle- los ahorros forzosos dejaban de ser "mi platita" y pasaban a ser fondos manejados por el estado. Se perdía toda la correlación entre el monto de lo que a alguien le sacaban y la pensión que obtenía.
Entonces se decía que el sistema era "solidario" porque el gobierno, de acuerdo a sus criterios, determinaba a quien le quitaban y a quien le daban, según fórmulas decididas por ellos mismos.
Por eso existían pensiones "con perseguidora" que iban subiendo su monto con los años como si el tipo estuviese trabajando... adivinen quienes recibían esas pensiones.
Por otra parte los que no alcanzaban un monto mínimo simplemente perdían todo lo que le habían quitado: topón para adentro.
Así era en Chile. En otros países europeos, que solían ser más serios, después de la Segunda Guerra Mundial los gobiernos empezaron a dar jubilaciones muy generosas basadas en el enriquecimiento fiscal y los altísimos impuestos.
Por eso en los años setenta veíamos a los viejitos jubilados de Alemania dándose la gran vida con sus jugosas jubilaciones financiadas por el generoso estado y sus impuestos.
Pero hasta los sistemas más honestos y perfeccionados escondían la bomba de tiempo de la demografía: la población del país envejece, cada vez son menos los trabajadores y cada vez los jubilados viven más años. No existe ningún sistema en el mundo que aguante algo así.
Claro que hay excepciones como Noruega o el Sultanato de Brunei, pero son casos imposibles de replicar porque se trata de poblaciones muy pequeñas y los gobiernos tienen ingresos enormes de gas o petróleo, esas recetas no pueden funcionar en ningún país normal.
En resumen, los sistemas de pensiones tradicionales están quebrados prácticamente en todo el mundo, excepto en las situaciones muy especiales como Brunei o Noruega.
Mi amigo Tom Mc Donnell, que cotizó toda su vida para la seguridad social y era veterano de la Guerra de Vietnam, recibía mil dólares al mes, me decía que con esa plata en Estados Unidos tendría que dormir en la calle o dejar de comer.
Porque la crisis de los sistemas de pensiones arruina toda la economía, para pagar las pensiones el gobierno debe endeudarse o, imprimir billetes que pierden su valor antes que se seque la tinta.
Y eso es en los países ricos, solo imagínense como es en los nuestros.
Los sistemas de capitalización individual
El sistema de José Piñera como está actualmente, soluciona el problema de la bancarrota de los fondos de pensiones.
Su diseño hace imposible que quiebre porque los ahorros van a cada trabajador de manera clara y transparente.
En ese sentido es único en el mundo, en ningún otro sistema un jubilado puede tener la seguridad que la plata que ahorró más los rendimientos del mercado financiero terminarán de manera íntegra en sus bolsillos, hasta el último pesito.
La mayoría de las críticas que se le hacen a este sistema son muy burdas, por ejemplo las dos críticas más estúpidas sobre el tema son estas
Crítica 1. Las AFP cobran comisiones "muy altas" y tienen ganancias "excesivas". Completamente falso, las comisiones andan alrededor del 1% hacia abajo. Cuando partió el sistema las comisiones eran el triple y han bajado gracias a la competencia por conseguir más afiliados.
Cualquier institución financiera -en Chile o el mundo- cobra comisiones más altas por administrar un patrimonio. Y si lo hiciera el estado mejor ni les cuento. Claro que las camuflarían diciendo que cobran 0% de comisión y que trabajan gratis.
Desde que yo era muy jovencito descubrí que no existe nada más caro en este mundo que el sexo o los servicios del estado "gratis", no existe nada más costoso que eso, créanme.
Crítica 2. Las pensiones son "muy bajas". Resulta que en ningún sistema del mundo las pensiones pueden ser -en general- más altas que el monto que le sacan al trabajador más sus rendimientos financieros. La plata no crece en los árboles y en los sistemas "solidarios" las pensiones altas son las de los privilegiados por el estado. Porque "el que parte y reparte siempre toca la mejor parte".
El fondo del asunto
Si pudiésemos sacar una verdad profunda y fundamental de todo estos sería la siguiente: nadie puede tener una pensión desde que se jubila hasta que se muera mayor a lo que ha ahorrado mientras trabajaba, más los rendimientos financieros de esa inversión.
Es decir, si puede, pero si lo hace será a costa de cagar a todos los demás miembros de la sociedad, de una u otra manera. Por ejemplo los que recibían una jubilación con "perseguidora" estaban cagando a los que se jubilaban sin ese beneficio.
De manera parecida, los que recibimos pensiones solidarias o la Pensión Garantizada Universal, estamos en cierto modo cagando a las arcas fiscales. Claro que esas arcas han sido violadas tantas veces y por tantos políticos, falsos exonerados y pensionados de gracia que una más, es como hacerle una raya en el agua.
El fondo del asunto es que si queremos diseñar un sistema sano, este no debería requerir robarle a los ahorros de los cotizantes ni tampoco robarle a los ingresos generales por impuestos del estado.
Ese sistema es perfectamente posible y es nada menos que el sistema de AFP tal y como lo diseñó José Piñera en primer lugar, que entre otras cosas se ubica entre los mejores sistemas previsionales del mundo, según estudios con cifras que he mostrado en entradas anteriores y no me molestaré en repetir.
Se trata de un diseño extraordinario y que en el mediano o largo plazo será implementado en todo el mundo, por la sencilla razón que es el único sistema justo y factible de implementar. No existe alternativa.
Pero primero tendremos que aceptar ciertas realidades desagradables que nadie quiere escuchar.
Por ejemplo, los gobiernos no tienen por qué hacerse cargo del problema de supervivencia de la gente que jamás ahorró en su vida, o de los que no ahorraron lo suficiente para recibir una buena pensión una vez jubilados. Ese debería ser un problema de cada cual.
Es maravilloso que los asalariados ahorren parte de su sueldo para tener una pensión cuando sean viejos. Por otra parte es absurdo creer que la mantención de los que no ahorraron lo suficiente deba ser una obligación asumida por el gobierno.
Si las pensiones son bajas es porque ahorraron poco y punto. Lo mismo las mujeres, si sus jubilaciones son más bajas es simplemente porque se jubilan antes y viven más. Es una aberración pensar que el gobierno tiene la obligación de preocuparse del nivel de vida de las personas.
Estas ideas que violentan a muchos chilenos, me hacen pensar en la deformada mentalidad que tenemos desde los años 20 del siglo pasado. Resulta que en buena parte del mundo la mayoría de la población no tiene ninguna clase de seguridad social ni jubilación, y lo más bien que se las arreglan.
Volviendo al fondo del asunto, creo que nuestro problema es que, habiendo sido uno de los primeros países en adoptar el modelo de Bismark, que hoy es completamente inútil, no hemos sido capaces de despegarnos de esa mentalidad y seguimos pensando que -de alguna manera mágica y misteriosa- el gobierno se hará cargo de nuestras necesidades.
Esa mentalidad es la tragedia de Chile, que hace que teniendo uno de los mejores sistemas de pensiones del mundo seguimos discutiendo sobre modificarlo son argumentos estúpidos e ignorantes: ·"Never Change a Running System", nunca cambies un sistema que está funcionando bien.
Porque sin ninguna duda los argumentos contra las AFP -que tienen su única base en el resentimiento social y la ignorancia- nos llevarán a que cualquier cambio va a terminar perjudicando y robando los ahorros actuales de los que cotizan hoy en AFP.
Esto no significa que el diseño del sistema esté escrito en piedra y no admita ninguna mejora. Claro que admite mejoras.
Hace muchos años, en 2016 de hecho, escribí la entrada La única solución viable para las AFP, donde proponía que se hiciera lo mismo que en Perú: al llegar la edad de jubilación las personas podrían elegir entre un sistema que les asegure una renta o retirar el 100% de su fondo acumulado.
Modestamente creo que si 9 años atrás me hubiesen hecho caso, hoy la gente estaría defendiendo con uñas y muelas a su fondo de AFP y todos estos imbéciles oportunistas que andan embolando la perdiz con su reforma de pensiones no tendrían la más mínima posibilidad de convencer a nadie.
Francamente creo que esa era la solución: al llegar la edad de jubilarse el pensionado puede elegir entre una pensión o retirar toda su platita, hasta el último centavo. Y si la pierde y no tiene qué comer, que se cague de hambre. Así de sencillo.
Es como pasa en gran parte del mundo por lo demás.
Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/
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