03 junio 2024

 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


Un artículo interesante

Leo un buen artículo de la revista Economía y Sociedad de José Piñera, llamado El Cascabel Laboral,. El título está inspirado en el dicho ese de "¿quién le pone el cascabel al gato?" y se refiere a que nuestro gobierno merluziano presentó un proyecto para retroceder las leyes laborales a cómo eran en los años 20 del siglo pasado.

Desde 1990 hasta hoy, los políticos han ido retrocediendo sistemáticamente con cada reforma que proponen y cada una de esas reformas ha resultado un  fracaso espantoso. 

En la eliminación del sistema binominal está la explicación de nuestro actual desastre político, lleno de partidos callampas tal como antes de 1973

La propuesta demagógica de reformar las leyes laborales es otro intento de retroceso, volviendo a dar poder a los líderes sindicales e incentivando la seguidilla de huelgas interminables que terminaron por paralizar el país y nos llevarlo a la ruina en los setentas ¿queremos volver a eso? Yo al menos, ni muerto.

El artículo relata cual fue el análisis que hubo tras el Plan Laboral de 1979. Hasta entonces se usaba la negociación colectiva por sectores como instrumento de chantaje de los partidos políticos minoritarios, que les permitía adquirir un gran poder sin tener la pedestre obligación de ganar elecciones con votos.

La función natural de la negociación colectiva -dice Piñera- es "mantener la más estrecha correspondencia posible entre las remuneraciones de los trabajadores y la productividad del trabajo". Esto es lo que diferencia a los sindicatos decentes que existen en algunos países desarrollados y los sindicatos bananeros y chantajistas que han proliferado en nuestro aporreado continente.

Las remuneraciones deben ser las correspondientes a la productividad del trabajo, porque de no ser así se produce lo mismo que cuando el comerciante compra algo a 100 y lo vende en 90, existe una pérdida neta que alguien tendrá que pagar, y adivinen quien es ese alguien. 

¿Saben quién se perjudica cuando un trabajador recibe un sueldo mayor a su productividad? Todos los trabajadores y sus familias son perjudicados directos al mediano plazo, porque ningún negocio puede funcionar si no está dando ganancias. Y para tener ganancias las remuneraciones deben corresponder a la productividad del trabajo.

Todas esas "conquistas laborales" y los "derechos adquiridos" que causan alegría a los ilusos en el corto plazo, finalmente dejan a todos cesantes, porque la única razón para pagarle un sueldo a alguien es que produzca las ganancias esperadas. Si esas ganancias no se consiguen simplemente el negocio se termina y ya. Todos cesantes.  

Cuando los sindicatos roncaban

Recuerdo bien el caso de Arica. El año 1975 me tocó hacer una práctica profesional en la industria electrónica IRT-Ilesco, donde pasé unos meses muy buenos. 

De esa experiencia salió mi determinación por estudiar ingeniería, motivado por la envidia que me causaba ver que todos comíamos en un galpón enorme mientras los gerentes e ingenieros lo hacían en un comedor chiquito. Hasta del resentimiento pueden salir cosas buenas, depende como uno lo tome.

Pero no quiero desviarme del tema, la empresa era tal vez la más grande de Arica, si mal no recuerdo tenía alrededor de 3.000 trabajadores donde se producían televisores, radios y tocadiscos. 

Y por supuesto tenía un poderoso sindicato, recuerdo que su presidente y los otros de la directiva eran tipos importantes que se codeaban con los dueños y gerentes de la empresa.

El gobierno de los militares llevaba apenas dos años, los Chicago Boys todavía no tenían influencia y el gobierno hacía lo imposible por mantener contentos a los trabajadores: la comida era de lujo, un bus nos pasaba a buscar y a dejar a la casa y para qué hablar de las fiestas; por eso muchos recuerdan esa como la época de oro de Arica. Todos felices, pero no sospechábamos lo que vendría.

Con los años me hice amigo de los que entonces fueron gerentes de la empresa y me contaban que la directriz era trabajar muy junto con los sindicatos con una especie de demagogia a favor de los trabajadores, llenándolos de regalos y beneficios, así es que ante los trabajadores, el presidente del sindicato era una especie de Santa Claus.

Esta ingenua forma de ganar popularidad y evitar las huelgas, a las que los militares les tenían más miedo que a cualquier otra cosa, fue una de las causas que aceleró la quiebra de las empresas, que ya eran poco competitivas, por el modelo insostenible de sustitución de importaciones en que se basaban.

La IRT en Arica tuvo que cerrar un par de años después, totalmente quebrada y los 3.000 trabajadores se quedaron cesantes.

Y no solo ellos, sino toda la multitud de industrias de sustitución de importaciones se derrumbaron cuando ya no se pudo seguir sosteniendo la absurda política impulsada por la Cepal, donde los únicos que se beneficiaban eran un pequeño grupo de empresarios.

El comunismo y los sindicatos

Pero vamos un poquito más atrás cuando, a comienzos del Siglo XX, se hace fuerte el movimiento sindical en Chile, organizado por los precursores del Partido Comunista, justo entonces fue cuando comenzaba el derrumbe de esa industria. 

Algún chanta que ostenta hoy el Premio Nacional de Historia y el ejército de ignorantes que le hacen la claque tienen una falsa explicación para lo que llaman "la crisis del salitre" atribuyendo la muerte de esa industria a la invención del salitre sintético.

Nada más falso, la verdadera causa del derrumbe de la industria salitrera fue que resultaba imposible de operar obteniendo ganancias, por culpa del chantaje permanente de los sindicatos y sus huelgas, así como los impuestos leoninos que imponía el gobierno, superiores al 20% del valor de las exportaciones.

Así fue como mataron a la gallina de los huevos de oro. La crisis del salitre hundió al país por más de cincuenta años y los culpables fueron un gobierno miope, codicioso y un partido político que para ganar cuotas de poder arruinó a una industria y un país.

Porque en Chile -y en toda Iberoamérica- el Partido Comunista creó el chantaje sindical para ganar cuotas de poder que no podían alcanzar en elecciones, así fue como los sindicatos fueron por muchos años apéndices al servicio de ese partido político y sus intereses.

Todo eso terminó gracias al Plan Laboral de 1979 que -entre otras cosas extraordinarias- terminó con la odiosa distinción entre obreros y empleados, a partir de entonces todos fueron trabajadores. 

Pueden decir que fue algo cosmético pero no es así, la doctrina comunista se basa en la lucha de clases y la tesis de la explotación de una clase sobre otra.

Necesitan desesperadamente de que exista una "clase inferior" porque sin eso todas sus ideas pierden sentido, por eso necesitaban distinguir entre obreros y empleados.

Incluso en esos pequeños detalles podemos ver como crearon y explotaron el resentimiento social.

Después del Plan Laboral de 1979 todo cambió, los sindicatos se despolitizaron e incluso la antes poderosa Central Única de Trabajadores, que mantenía en vilo al país con sus huelgas se convirtió en un sindicato moderno y bastante razonable, pese a la retórica que todavía usan algunos.

Algunos creen que todo tiempo pasado fue mejor pero no es así. Hasta 1973 este país era una porquería, no solo éramos pobres y mediocres sino que los políticos nos manipulaban y se aprovechaban de nosotros como querían.

Ahora los señores políticos -desesperadamente- intentan volver a eso. No van a poder, porque la gente está como el gato escaldado, que arranca hasta del agua fría.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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