06 mayo 2024

 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic 


Leo en la revista Economía y Sociedad un artículo recién salido del horno de José Piñera, se llama "Tercer Pilar Filantropía" y Alude al actual modelo de seguridad social de Chile basado en dos pilares: del los ahorros individuales invertidos en libre mercado y el estado subsidiario. En el artículo Piñera propone agregar un tercer pilar que es la filantropía privada.

Disfruté este artículo, porque coincide con algo que siempre he pensado: que la filantropía es un instinto característico de la naturaleza humana. 

En lugar del simple capricho extravagante -como lo ve la gente común- es algo frecuente y natural en muchas personas que tienen más de lo que pueden, o quieren, gastar para si mismos.

Los que sueñan con adquirir riqueza pero no han sido capaces de hacerlo, piensan más o menos así: que para hacerse rico hay que robar a los demás y jamás dar o compartir lo que ganan con otros, así es como ven ellos a "los ricos", esa es la imagen mental que tienen: identifican la riqueza con el egoísmo y la pillería.

Pero resulta que, aunque muchos egoístas, angurrientos y pillos pueden ganar plata, difícilmente se hacen ricos, porque para acumular activos necesitamos de los demás. A los pillos y angurrientos les cuesta mucho armar las redes que se necesitan para acumular mucha plata, tienen un techo y no es muy alto que digamos.

Además cuando alguien ya tiene mucho más de lo que podría gastar en su vida y lo suficiente para dejar bien parados a sus herederos, lo normal es que les surja espontáneamente el deseo de ayudar a los demás, de "hacer buenas obras".

Años atrás escribí acá mismo la entrada "Filantropía en Chile" donde hacía un breve recorrido por la rica historia de filántropos del pasado y del presente que hemos tenido en nuestro país, creo que Chile tiene la mejor clase acaudalada de toda Iberoamérica en ese aspecto, muy por encima del resto de los países vecinos, donde los filántropos son la excepción más que la regla.

Decir que los chilenos no tenemos cultura de la filantropía es la estupidez más grande, solo alguien muy superficial puede decir eso ignorando que -desde la época de los militares- cada año millones de chilenos comunes se convierten en micro filántropos armando ese extraordinario proyecto que es la Teletón.

Creo que en ningún otro país de la región la Teletón ha resultado tan grande y exitosa, superándose año tras año, sin interrupción después de décadas.

Históricamente, antes que apareciera la torcida idea del estado de bienestar, existió en su lugar la beneficencia, las sociedades de socorros mutuos y la ayuda dentro de las familias, que después fueron pervertidos por el cáncer social demócrata, dedicado a cuidar a la gente "de la cuna hasta la tumba" con plata de los impuestos sacados a la fuerza a los  propios pobres.

El estado de bienestar fue una idea podrida y un fracaso desde el principio. La aplicación de las ideas de Bismark en Alemania llevaron a ese país a la ruina más grande en la fallida República de Weimar. 

En Chile no nos quedamos cortos porque fuimos uno de los primeros en el mundo en imitar las leyes del estado de bienestar, con el agravante que eso fue impuesto por la presión de los militares -que en esos años eran socialistas- el resultado fueron más de 50 años de mediocridad y decadencia, entre 1920 y 1973.

Lo que José Piñera propone es un pilar de "Filantropía Estructural" agregada a los otros dos pilares de la seguridad social, que han sido muy exitosos en Chile. Si no lo entiendo mal, esta filantropía se traduciría en la creación de un sistema que modernice, promueva y facilite las donaciones y proyectos filantrópicos.

Claro que una idea así les suena demoniaca a los social demócratas, porque les quita el -falso- poder de benefactores sociales que ostentan los políticos usando la misma plata que nos sacan a partir de los impuestos. Para esos políticos la filantropía representa una competencia desleal que bien podría dejar en evidencia sus robos y malgasto.

Seguramente recuerdan cuando aparecieron los colegios particulares subvencionados, que resultaron infinitamente mejores que casi todas las escuelas y liceos municipalizados. Resulta que la gente empezó a preferirlos porque los resultados estaban a la vista y con eso los políticos y burócratas estatales entraron en pánico. 

Han hecho todo lo posible por impedir que funcionen, aunque esto haya sido a costa de emporcar la educación. A tal punto que cada día es menos la gente que se interesa por mandar a sus hijos a los colegios fiscales basura.

El mismo miedo deben sentir cuando piensan que los millonarios podrían ayudar mucho más a los pobres de lo que le están "ayudando" los políticos ladrones desde el gobierno. 

Esa idea los debe tener aterrorizados -y con razón- porque es seguro que si se facilita y agiliza la filantropía, los políticos empezarán a perder su clientela, tal como cuando perdieron a los alumnos.

Por eso, y bajo los pretextos más hipócritas, van a hacer todo lo posible y lo imposible por dificultar la filantropía en nuestro país, tapándola de trabas burocráticas e impuestos que la hagan imposible. Así de miserables pueden llegar a ser y por eso es urgente que en las elecciones que vienen saquemos a esta tracalada de ladrones e hipócritas que llevan tantos años hundiendo al país.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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