10 junio 2023 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic 


Dale a un hombre lo que necesita y querrá comodidad. Proporciónale comodidades y luchará por el lujo. Consiéntelo con lujos y comenzará a suspirar por exquisiteces. Permítele obtener lo exquisito y anhelará locuras. Dale lo que quiera y se quejará de que fue engañado y que no obtuvo lo que deseaba.

Esta frase la vi en algún lado de Internet y se la atribuyen a Ernest Hemnigway, no sé, creo que he leído casi todo lo de ese tipo y no recuerdo ni la frase ni nada de lo que haya escrito que la sugiera. Pero en fin, tal vez sea realmente suya.

En todo caso grafica algo característico de la naturaleza humana: nunca estaremos contentos, jamás llegamos a estar satisfechos con lo que tenemos, no importa lo bueno que esto sea. Leo por ejemplo sobre Donald Trump a quien desde niño su padre le pasaba la plata en sacos, todo lo que quería lo podía comprar.

Pero da la impresión que siempre ha vivido insatisfecho, angustiado y se queja amargamente que los demás lo hostilizan, le tienen envidia, lo odian y todo eso. Basta mirar los miles de fotos suyas que están publicadas, es sumamente raro verlo riendo de buena gana o con cara de felicidad, que mejor ejemplo.

Esa es la insatisfacción permanente causada por la codicia que todos llevamos dentro, el señor Burns la describió perfectamente "daría todo lo que tengo solo por tener un poquito más".

Es una característica tan humana que sirve muy bien para explicar el fracaso histórico que han tenido todos los intentos de implementar una sociedad igualitaria. 

Recuerdo que John Rawls escribió en su "Teoría de la justicia" que era imposible dar a todos según sus necesidades como ofrecía el Manifiesto Comunista, porque muchos pueden alegar -legítimamente- que necesitan caviar, champagne y lujos, cosa que podrían demandar como sus derechos.

El libro de Rawls es confuso y aburrido, por eso solo recuerdo vagamente el párrafo, cuando algo está bien escrito lo recuerdo textual aunque pasen muchos años. 

La cosa es que Rawls trató de justificar el igualitarismo socialdemócrata a partir de ideas liberales y por eso sus razonamientos son tan confusos: no se puede cuadrar un círculo con palabras sencillas.

El propio Rawls, apóstol de los socialdemócratas, se daba cuenta de las dificultades de conciliar la libertad con el igualitarismo. Todo su libro es una larga elucubración tratando de demostrar que la "verdadera libertad" solo puede existir dentro de políticas igualitaristas.

Pero si dejas a las personas en libertad, no importa cuán bien les vaya eso no aplacará su codicia ni su insatisfacción, siempre habrá alguien que le ha ido mejor y lo que antes era satisfacer pequeñas necesidades se va convirtiendo en satisfacer la envidia, castigando al que le ha ido mejor que a uno.

¿Cuál es el germen de la envidia?  En gran parte lo que nos produce tanta rabia es que exista el azar, porque todos tenemos la propensión a creernos mejores a los que han tenido más suerte ¿por qué ellos y yo no? 

Cuando veo a Luisito Comunica, Hola soy Germán o cualquiera de esos merluzos que ganan millones de dólares hablado tonteras ¿me da envidia? Claro que sí, ya me gustaría a mí embucharme esos millones.

Es muy humano pero qué diablos, son cosas que no podemos controlar así es que ni vale la pena darle muchas vueltas, mucho menos frustrarnos.

Porque el azar existe en toda la naturaleza y -que yo sepa- nadie ha inventado la forma de evitarlo. Además eso que llaman el "bienestar material" o "las condiciones de vida dignas" como lo dicen los merluzianos es una ilusión que solo existe en nuestras fantasías y no nos trae bienestar, felicidad, ni siquiera satisfacción.

A mis 68 años bien vividos recuerdo al Chile de los sesentas, cuando yo era chico, al de los setentas cuando adolescente, etc. En esos años casi todo el mundo vivía en condiciones que hoy se consideran miserables y el supuesto bienestar material nos ha ido anestesiando. 

En esos años, para mi tener una tina con agua caliente o un auto era un sueño imposible, hoy es una necesidad y me sentiría miserable si no lo tuviera. Y eso es algo que les ha pasado en cierta medida a todos los chilenos. Cuando las cosas dejan de ser escasas también dejamos de apreciarlas.

Nuestro bienestar material ha crecido mucho pero nuestra insatisfacción sigue igual. Antes vivíamos insatisfechos porque teníamos frío, hambre y cosas así. Hoy estamos furiosos porque no somos ricos y no podemos darnos los lujos que queremos. Esa frase atribuida a Hemingway retrata perfectamente lo que nos ha pasado en los últimos treinta años en Chile. 

Pero no hay de qué preocuparse, estamos en camino a volver a tener frío y hambre, cuando lleguemos a eso ya no tendremos tiempo para preocuparnos de la envidia o el resentimiento social sino de cosas más reales como comer y abrigarnos. Para allá vamos.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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