06 junio 2023
Tomas Bradanovic
El fallo contra las Isapres, que supuestamente los obligaba a una devolución gigantesca que -de implementarse- quebraría todo el sistema tuvo un inesperado giro de los acontecimientos.
Al principio fue un rumor entre abogados, hasta que unos pocos empezaron a sacar la voz haciendo notar que el fallo -tal como lo habían interpretado en el sentido que debería afectar a todos los usuarios y no solo a los querellantes- era ilegal.
¿La Corte Suprema emitiendo un fallo con vicio de ilegalidad? Claro que sí, eso está clarísimo en el Artículo 3 del Código Civil "Sólo toca al legislador explicar o interpretar la ley de un modo generalmente obligatorio. Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren".
Traducido al cristiano, el fallo solo puede afectar a los que se querellaron, no se puede obligar a las Isapres a devolver plata a los que no se han querellado - que es como el 90% de los usuarios- porque ningún fallo judicial puede tener efectos sobre personas que no están involucradas en la causa. Si lo hicieran estarían usurpando la labor del Poder Legislativo.
Cuando la situación comenzó a escalar y el rumor que la interpretación de devolver a todos era ilegal, apareció la ministra Vivanco, una de las redactoras del fallo, dando una entrevista en su calidad de presidente subrogante de la Tercera Sala donde dijo claramente que la sentencia debía afectar solo a los querellantes, no a todos los usuarios.
Esto causó un terremoto grado 11, porque tanto el gobierno como la Superintendencia de Isapres ya habían calculado devoluciones para todos, con lo que llegaba a la astronómica suma de 1.500 millones de dólares, centavos más, centavos menos.
La situación es sumamente rara y complicada. El fallo se emitió hace un año y salió tan mal redactado que se presta para las dos interpretaciones, diametralmente diferentes. Se podría decir que era obvio que solo afectaba a los querellantes y por eso no fue necesario colocarlo, pero todos pensaron lo contrario, que era obvio aplicarlos a todos los usuarios y alimentaron durante todo un año la codicia de los usuarios que esperaban recibir plata a cambio de nada.
Durante todo ese año nadie dijo una sola palabra, nadie sugirió que el fallo debía afectar solo a los querellantes, los supremos y el gobierno se quedaron calladitos mientras un incapaz superintendente hacía sudar la calculadora sacando cuentas alegres sobre una deuda impagable.
Finalmente habló la ministro Vivanco, pero en una entrevista, no en un fallo aclaratorio. Hay que ver que dirá la Tercera Sala ahora en un fallo aclaratorio que todo el mundo está pidiendo.
Pero cualquier cosa que decida la sala tendrá problemas e implicancias graves.
Supongamos que dicen que la sentencia debe aplicarse a todos los usuarios. Como eso es evidentemente ilegal, los inversionistas extranjeros que tiene propiedad en las Isapres irán corriendo al CIADI, pero esta vez no irán con las manos vacías sino con un misil hipersónico que ni el gobierno ni la Suprema tendrán manera de detener.
Supongamos ahora que dicen que la sentencia solo afecta a los que se querellaron ¿quedarían todos felices y se salvarán las Isapres? Claro que no, porque la codicia humana, cuando puede, no tiene frenos y si hay 600.000 usuarios que no se han querellado se nos viene encima la industria de querellas más grande en la historia de la República. Será el paraíso en la tierra para los tinterillos.
¿Cómo fue que la Suprema se metió en este lío sin solución? El primer antecedente es un absurdo fallo del Tribunal Constitucional, que ahora tiene a una ministro nombrada por el merluzo lo que les da mayoría y patente de corso. En esa sentencia está la base del zapato chino en que estamos metidos hoy.
Luego tenemos el activismo judicial de la Tercera Sala, por ejemplo su presidente el prevaricador serial don José Muñoz, en una entrevista del 2015 nos regaló estas perlitas:
“Hoy el juez tiene mayores antecedentes para determinar cuál es el sentido y alcance de la norma. Y de esa manera, yo he jurado respetar la Constitución y la ley viva, no el texto escueto de sus disposiciones, sino lo que la inspiró. Sus garantías, sus principios, en todos los aspectos. Entonces, si hay algunas personas a las que no les parece, es lamentable”. Y añadió: “Es que esto es igual que la pintura. Antes era rupestre, luego en doble plano. Después se fue creando la perspectiva. Posteriormente nacieron otras formas, como el realismo, el cubismo. Después pasa que usted es la concepción de la figura y no necesariamente de una forma. Esto es igual. Es una interpretación. Porque interpretar el derecho es un arte, no es una ciencia”
El tipo se arroga la facultad de conocer "el espíritu de la ley" nada menos, aunque este no concuerde con la letra ¿con qué ropa se cree pitoniso?. Eso explica su historial de operador político, activista y sus decisiones abusivas "si hay algunas personas a las que no les parece, es lamentable”, es un sujeto que se jacta de estar por encima de la ley, el primerísimo en la lista para una acusación constitucional en cuanto estén los votos. Y para allá vamos.
La ministro Vivanco también sabe de volteretas, muy merluzo style, porque antes en este mismo caso había declarado "Hay varias razones para zanjar. Una, cuando son situaciones masivas y te das cuenta que el país tiene una necesidad de resolución, porque estos no son casos aislados; hay una problemática general. Otra, porque se busca bajar la judicialización. Eso es indispensable porque baja los costos tanto para los que reclaman como para los reclamados”
¿Qué tal? Otra que se cree con el poder de legislar por medio de sentencias judiciales, otro nombre para la lista de espera.
Pobres merluzianos, todo lo que hacen les sale mal. Seguramente estaban felices, saltando en una patita cuando salieron los fallos ignorantes del Tribunal Constitucional y luego de la Tercera Sala de la Suprema.
Seguro que pensaron que con eso habían enterrado una estaca en el corazón de las odiadas Isapres, que podrían hacerlas quebrar en una gran victoria en su lucha para "demoler el sistema neoliberal".
Escuchen, giles: el principio de subsidiaridad del estado está enraizado en el alma de los chilenos de manera mucho más profunda que lo que ustedes creen.
El sistema privado de seguros de salud -Isapres-ha sido elegido por cientos de miles de chilenos, todos los que pueden pagarlo lo eligen, voluntariamente, nadie les pone una pistola en la cabeza para que firmen los contratos.
Claro que la viveza criolla del chileno cuando ve la oportunidad de sacarle lucas al sistema, ya sea con demandas absurdas (avaladas por jueces prevaricadores) o bien por medio de licencias falsas, rara vez dejan de aprovechar la oportunidad.
Pero llega el momento de la verdad cuando la persona que prefiere pagar un sistema privado de salud y no se cambiaría ni muerto al Fonasa porque no le sirve y ve que los políticos tratan de quitarles los patines, como dijo simpáticamente el ex ministro Eyzaguirre.
Y cuando vean que no tendrán Isapres porque entre políticos y jueces las hicieron quebrar, entonces si que van a saber lo que es enfrentarse a la gente furiosa. Una cosa así puede dar origen a una larga cesantía para muchos políticos y jueces que hoy viven a cuerpo de rey con cargo al presupuesto nacional.
Espero ver ese día, cuando ocurra otro fracaso más a la larga lista que el merluzo y su gente vienen acumulando.
Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/
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