23 mayo 2023

 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


Respecto de la polémica desatada por el fallo de la Suprema, donde excediendo con largueza sus atribuciones legales obliga a las ISAPRES (aseguradoras privadas de salud) a devolver los "cobros excesivos" de manera retroactiva, me gustaría hacer un breve comentario

  1. El fallo de la Corte Suprema es ilegal
    Ya lo indicó Carlos Peña y muchos otros abogados -que no se atrevían a decirlo- ahora están emitiendo esa misma opinión. El fallo tiene vicio de ilegalidad porque no se refiere a la materia y el caso específico del demandante, sino que pretende establecer una norma general que afecta a todos los usuarios, eso no es dictar una sentencia sino derechamente legislar, algo que no le compete a los ministros de la Suprema, no tienen atribuciones legales para eso.
  2. El fallo de la Corte Suprema tiene consecuencias ridículas
    Se ha acusado al sistema privado de seguros de salud de ser inconstitucional, porque discrimina a sus usuarios estableciendo tablas de riesgo diferenciadas, lo que según los ministros de la Tercera Sala atenta contra el derecho constitucional a la salud al establecer discriminación por el diferente riesgo.

Si los supremos se arrogan el poder de fijar los precios de servicios bajo el pretexto que están amparados por un derecho constitucional, entonces se creen con derecho a fijar precios a muchos otros bienes y servicios como por ejemplo el derecho a la educación, obligando a que todos los colegios, institutos y universidades cobren exactamente lo mismo, porque según ese criterio las tarifas diferenciadas también serían inconstitucionales. 

Lo anterior es solo un ejemplo pero hay muchos más. No es difícil hacer una reducción al absurdo y concluir cosas ridículas, como lo que decía el otro día acerca de los seguros generales, que no podrían usar tablas de riesgo pues existe el derecho constitucional a la propiedad, uno de los más importantes.

  1. La limitada capacidad intelectual de los ministros
    Tenemos entonces una sentencia que por una parte es ilegal porque los supremos se arrogaron facultades que resulta evidente que no tienen. Ellos, que son tan celosos defendiendo la independencia de poderes, se ponen a legislar y ejecutar, dictando normas generales para lo cual no tienen mandato.

Por otra parte el fallo es intelectualmente absurdo, porque como vimos, si se lleva a efecto lo ordenado en su totalidad, no podría existir iniciativas privadas para proveer servicios en nada de lo que se haya señalado como un derecho constitucional, es decir no podría haber educación, salud, vivienda, seguros generales ni un montón de otras cosas cuyos precios hoy son diferenciados y se regulan por la ley de oferta y demanda.

Y como no existe ninguna instancia para reclamar contra fallos ilegales de la Corte Suprema, la cosa no tiene arreglo. Los ministros ahora se lavan olímpicamente las manos y le pasan el bulto de la culpa a las ISAPRES, que no violaron ninguna ley y siempre se ajustaron al marco regulatorio vigente. 

Este marco regulatorio fue alterado de facto por el fallo de la Tercera sala, Así es que prepárense no más si viene una demanda ante el CIADI. Cosa que vamos a pagar todos, como siempre.

Del activismo judicial hemos pasado al terrorismo judicial de algunos ministros de la Corte Suprema, vamos a ver quién se atreve a pararlos ahora. 

Cuando empiece a correr la sangre de nuevo y vuelvan las destituciones como las de Jordan y Correa Bulo, pero esta vez en sentido opuesto, veremos cómo los caballeritos entran en razón en menos que canta un gallo. Solo hay que tener un poco de paciencia.

  1. La mejor justicia es la eficiencia del gasto
    Políticos, jueces y público en general hacen gárgaras diciendo que no importa si los servicios de salud no son eficientes, porque es mucho más importante que sean "justos". 

A propósito de eso, estuve revisando los gloriosos anales de CSP, donde me encuentro con este post de Tito -el anarquista- del año 2001 sobre la eficiencia de la salud pública en Chile. Aquí pueden leer el hilo completo, para lo que me interesa solo copio este extracto:

"El sistema chileno de salud está entre los más eficientes del mundo (segundo grupo entre 10), junto con el de Canadá, Suecia. Noruega, Venezuela, UK, por sobre el de Argentina, EEUU, Australia, México, y solo por debajo del de Italia, Francia, España, y un pequeño grupo de 10 a 20 países (Evans et al. 2001. Comparative efficiency of national health systems: cross national econometric analysis. British MedicalJournal 323:307-310; bajen el articulo en pdf desde el sitio del BMJ:, vayan al numero del 11 de Agosto recién pasado)"

Nótese que en esos años estaba plenamente vigente el sistema de ISAPRES y la salud pública era principalmente subsidiaria y focalizada. Las respuestas a ese post decían "si, puede ser muy eficiente pero es muy injusta" y mostraban un ranking de inequidad de la OMS de esos mismos años que mostraba a Chile entre los sistemas de salud más inequitativos del mundo.

¿Es verdad que un sistema más eficiente puede ser menos justo? Absolutamente no, esa es una idea absurda si consideramos la eficiencia como la cantidad global de servicios que se obtienen divididos por la cantidad de recursos que se gastan. La eficiencia en ese sentido es reflejo directo de la distribución más justa.

Y esto es muy fácil de entender: puesto que los servicios cuestan plata y esa plata la pagan los propios beneficiados, no existe nada más injusto que la "equidad", que quita recursos a la fuerza a unos para dárselos a otros, arbitrariamente escogidos por el poder político, eso es simplemente un despojo.

La llamada "equidad" de la redistribución forzosa tiene otros problemas enormes además de esa injusticia base, porque ¿quién determina quienes son los despojados y quienes los beneficiados? Un funcionario público, ni más ni menos. Y como ya sabemos "el que parte y reparte siempre se guarda la mejor parte". De allí viene la corrupción que sigue como una sombra a cada intento de redistribuir.

Y esto no es algo teórico, lo vemos todos los días, en todas partes y en toda época. Eso es lo que explica por qué el socialismo -en cualquiera de sus variantes- siempre fracasa y en todas partes se termina volviendo al sistema de precios de libre mercado. A veces tras décadas de miseria, corrupción y tiranía como en Cuba, Corea del Norte y otros países por el estilo. 

Y es lo mismo que explica la decadencia -aunque más lenta- de todas las social democracias.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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