23 abril 2023 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic 


El año 2015 el decano de la facultad de derecho de la Universidad de Chile inauguraba con un pomposo discurso la sala Eduardo Novoa Monreal, en honor al tinterillo de Allende que tuvo la genial idea de no pagar indemnización a las empresas expropiadas de la gran minería del cobre alegando una figura legal insólita: las "utilidades excesivas".

Si bien en Chile se creyeron eso que podrían robarse impunemente las enormes inversiones, las cortes internacionales dijeron otra cosa y tanto las ventas de cobre como activos del Estado Chileno empezaron a ser embargados en todo el mundo.

Este intento estúpido de viveza criolla, le costó años de bajarse los pantalones a Allende, porque finalmente el gobierno -o sea nosotros los giles- tuvimos que pagar mucho más que si se hubiese pagado por las buenas, como corresponde. Esto lo describí con cierto detalle en mi entrada Codelco: es el Petrobras Chileno

Ese papanatas sinverguenza que fue Novoa Monreal, no hace muchos años fue homenajeado y todavía tiene admiradores entre jueces y abogados chilenos, pese al enorme daño reputacional y económico que le hizo a nuestro país  El chileno promedio es bruto e ignorante de nuestra historia, por eso todavía hay gente que se declara "allendista".

Existe una especie de sello de agua, una marca indeleble de los países subdesarrollados que es ese ciclo de salir a buscar inversionistas, alentarlos a que apuesten gran cantidad de plata y recursos de todo tipo en el país. 

Luego si la empresa resulta exitosa tratan de expropiarla. Bien sea directamente o cambiando las reglas con tributos especiales que terminan haciendo ruinosa la explotación.

Esta es una historia más antigua que sentarse en las nalgas y caracteriza perfectamente la cultura del subdesarrollo o nuestra falta de cultura. 

Es lo que los subdesarrollados ven como "viveza criolla", buscar inversiones extranjeras prometiendo el oro y el moro para robárselas cuando empiezan a dar retornos.

Está repleto de esos ejemplos, especialmente en África y América Latina, donde los líderes políticos generalmente no conocen la decencia, no respetan la palabra y normalmente terminan disparándose en el pie porque una vez que se apropian de la empresa la quiebran.

No hay nada más característico del subdesarrollo son esos discursos que dicen "somos un país riquísimo: tenemos cobre, litio, oro, petróleo, gas", en fin, la lista es interminable. Sin embargo esos países riquísimos que dicen tener tantos recursos no son capaces de explorarlos ni menos explotarlos.

Porque ni el cobre ni el oro se encuentran en lingotes, el petróleo no está en barriles ni el gas en bidones. Lo que en realidad tienen son piedras y tierras, para conseguir esos recursos hay que arriesgar enormes cantidades de plata. Y como los que administran esos países son por lo general ladrones e incapaces rara vez tienen plata para explorar o explotar.

Esa fue la situación de México, Venezuela, Brasil y Argentina con el petróleo, la de Bolivia y otros países con casi todo. Nadie quiere hacer negocios con un ladrón que espera que gasten plata en instalaciones y exploración para después quitárselas de una u otra manera, como hizo el tinterillo Novoa Monreal.

Esto de matar la gallina de los huevos de oro, expropiando de alguna manera las empresas que invirtieron y ya están generando riqueza es conocidísimo por los inversores. Saben que en todos los países subdesarrollados existe esa mala fe de entrada y se ponen el parche antes de la herida.

Cuando uno hace negocios con un ladrón solo piensa a corto plazo y se trata de quien roba más y quien roba primero. Los inversores ponen condiciones muy malas para el país que recibe la inversión, China es un buen ejemplo de esto pues se caracteriza por invertir en gobiernos ladrones, donde nadie quiere, pero por lo mismo sus condiciones son leoninas.

Por eso China ha invertido en Bolivia, entre gobiernos ladrones se entienden y muchas de las inversiones chinas han consistido en ganar grandes contratos con el gobierno, sacar la plata y no cumplirlos o cumplirlos a medias. Existen inversores buitres que ponen plata en países corruptos en condiciones muy desfavorables para esos países. Ese es el precio de la mala fama.

Chile fue una excepción a partir de 1986 porque se juntaron dos situaciones: la Ley Minera ofreció muy buenas condiciones a los inversionistas y el país tenía la reputación de ser serio y respetar los compromisos. 

Así fue como partieron los 10 años de crecimiento acelerado hasta 1996, sostenido por el boom de inversiones más cuantioso que hemos tenido en nuestra historia. Para 1990 cuando llegan los políticos al poder los inversionistas mantuvieron y acrecentaron la confianza.

Hasta que el año 2000 llega Ricardo Lagos con el primer gobierno socialista desde Allende. En el gobierno de Lagos ocurrieron dos catástrofes reputacionales que arruinaron la "buena" inversión que habíamos tenido hasta entonces.

La primera fue el Royalty Minero, que significó romper un compromiso de invariabilidad tributaria que había firmado el gobierno con los inversionistas. A partir del Royalty la inversión extranjera en nuevos proyectos mineros quedó congelada  y así sigue hasta el día de hoy. 

El crecimiento que se había terminado para la Crisis Asiatica ya no volvió a aparecer en nuestro país. Desde ese momento empezamos a gastar las reservas y a pedir plata prestada para pagar los gastos de un estado que crecía cada vez más.

La segunda situación que nos liquidó fue que con Lagos llegaron los inversores buitres, empresas españolas manejadas por gente del PSOE que llegaron a corromper y defraudar, tal como hacen las empresas chinas. OHL es uno de los mejores ejemplos de esto, su presidente en Chile fue el cuñado de Lagos.

Bueno, todo este largo recuento es solo para poner el marco sobre lo que significa el anuncio de Boric para crear la Empresa Nacional del Litio. 

Se les abrió el apetito  al ver que SQM y otras están ganando plata y ahora les quieren robar el negocio. Porque estos cambios de reglas son justo eso: un robo.

Es ridículo que digan que quieren empresa mixtas pero con participación mayoritaria del estado ¿que no se acuerdan de como terminó ZOFRI S.A? Ser accionista minoritario de una empresa del estado equivale a pasarle toda la plata a Rafael Garay o a Alberto Chang para que la administre en un negocio. Todos sabemos como termina eso.

¿Podrán robarse el negocio del litio tal como Allende se robó las inversiones de la gran minería? Si pueden, pero no la tendrán muy fácil, esas jugarretas no salen gratis y podrían tener un daño reputacional enorme. Además con el negocio en sus manos se robarán hasta el gato. 

Su verdadero sueño, sin duda, es hacer la gran Hiraci Hasler.

Porque aparte de robar, malgastar y quebrar no es mucho lo que podrían hacer con las empresas, de eso es lo único de que son capaces, esa es una realidad histórica cientos de veces repetida.  

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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