27 julio 2022

 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


De manera silenciosa, a partir del año 2021 Chile se convirtió en el primer país exportador de remesas personales en América Latina, con cerca de 3.000 millones de dólares remesados al exterior, una cifra que ha experimentado un aumento de unos 900 millones con respecto del año 2020.

El envío de remesas al exterior está escasamente regulado, con excepción de los montos muy altos que deben ser reportados a la Unidad de Análisis Financiero y al Servicio de Impuestos Internos, pero mientras los montos se mantengan a nivel de hormiga, prácticamente no hay ningún problema para remesar. 

La cosa es que hay un incremento enorme de las remesas, como dato interesante hasta antes de la inmigración masiva las remesas eran de unos 200 millones de dólares al año y han crecido a los actuales 3.000 millones.

A mi modo de ver ya está empezando a ser un problema, y ya que el gobierno anda desesperado por recaudar más impuestos -que como siempre pagaremos los más pobres- lo mejor sería que empezaran a pensar en poner un fuerte impuesto sobre las remesas, un 10% no estaría nada mal para empezar.

Este es un problema principalmente de los países desarrollados. Por ejemplo lo tienen muchos países de Europa con los inmigrantes de África y Medio Oriente, que llegan a lugares con un estado de bienestar basado en cobrar altos impuestos a los que producen y buena parte de esos impuestos se destinan finalmente a mantener a estos inmigrantes, pero no solo a ellos, sino además a los familiares que quedaron en el país de origen. 

Claro que Chile, no siendo un país rico, ha implementado uno de los estados de bienestar más "generosos" del mundo, gracias a la demagogia de nuestros políticos, que dicho sea de paso, son con ventaja los mejores pagados de todo el mundo.

Así es como el sufrido contribuyente resulta doblementente castigado, con una pesada carga tributaria que termina beneficiando incluso a gente que ni siquiera vive en el país y con todas las molestias y el deterioro de los servicios debido a la invasión de inmigrantes. 

No hay que buscar mucho para encontrar la explicación de la presión enorme por ingresar a Chile. Acá tienen de todo gratis. Sin haber pagado un peso de impuestos llegan a usar los excelentes servicios de salud, la educación gratis con almuerzo incluido para los niños, son postulantes prioritarios a las viviendas sociales y muchos otros costosos beneficios que poco a poco nos han venido arruinando en el tiempo como país. Cada vez tenemos más mendigos del estado y menos creadores de riqueza.

Si a todo eso le agregamos la cantidad de mafias y criminales que estamos recibiendo todos los días pareciera que detrás de los dos instructivos presidenciales de Bachelet hubo un plan deliberado para hundir al país. Esta vez si que seré breve porque el asunto me irrita tanto que se me pasan las ganas de escribir, a ver si mañana encuentro algo más agradable para conversarles.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/