12 julio 2022 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


La desigualdad y la excesiva concentración de la riqueza es la bandera de lucha de la izquierda y usan el pretexto de la "desigualdad obscena" entre ricos y pobres para vender un estado más grande que -supuestamente- va a redistribuir la riqueza.

La realidad es bien diferente porque un estado grande es el mayor y más "obsceno" generador de desigualdad, basta mirar cualquier país donde el estado es poderoso: Cuba, Venezuela, Rusia, etc. para ver que es donde existen las desigualdades más marcadas. La desigualdad que genera un estado grande debiese ser evidente, pero los políticos, con la ayuda de su enorme aparato de propaganda, se encargan de esconder la realidad y mantenerla fuera de la mente de las personas comunes.

La peor desigualdad no es entre ricos privados y pobres, sino entre la clase política y los pobres. Veamos el ejemplo de nuestro país, se estima que en Chile hoy existen alrededor de 900.000 empleados públicos que representan aproximadamente un 10% de la fuerza de trabajo. Si tomamos solamente los empleados civiles de la administración central este número baja a unos 250.000.

El problema fundamental del  estado es que la planta y las remuneraciones de los empleados públicos están controladas por los políticos, lo que en la práxtica genera tres grandes problemas: (i) la planta de funcionarios crece de manera incontrolada, (ii) los sueldos son excesivos y (iii) ingresan funcionarios que no tienen las capacidades para cumplir con el trabajo para el que han sido contratados.

Esto se traduce en que los empleados fiscales ganan 55% más que el promedio nacional y son los terceros mejor pagados detrás de la minería y sector financiero. El solo hecho de trabajar para el estado otorga una enorme ventaja en los ingresos, en especial los de cargos directivos de confianza, que se convierten en decenas de miles de petit oligarcas .

Así es como el estado como un todo llega a ser el principal oligarca del país, muy por encima de las principales fortunas privadas como los Luksic, Solari, Yarur, Angelini o los demás. Comparados con los 80 mil millones de dólares de presupuesto anual del fisco -en buena parte usados para pagar salarios y honorarios- los mayores grupos económicos son unos enanitos.

En el estado es donde está la concentración más "obscena", inmerecida y abusiva de la riqueza. Un estado grande es un gran generador de desigualdades sociales porque al controlar los poderes no tiene otros frenos que los que se auto impone. 

Pero esto es solo la punta del iceberg, la oligarquía de los políticos nos impone desigualdad y concentración de la riqueza de manera mucho peor con las decisiones demagógicas que toman con el fin de acceder y sostenerse en el poder, por ejemplo la repartición discrecional de "ayudas sociales" y su efecto de contraer la economía y generar inflación. La política de los bonos es un claro ejemplo de esto.

Repartir bonos sin recortar el gasto fiscal es la peor estafa, porque la única manera de conseguir eso es imprimiendo más billetes. La riqueza debe salir de alguna parte y cuando sale de una imprenta no se está transfiriendo riqueza sino que se está creando y alimentando la inflación. 

El año pasado la gente estaba feliz con las payasadas de Pamela Jiles en el congreso, los más brutos estaban convencidos que ella era la gran defensora de los pobres. Se vacunó a medio Chile, a cambio de demgogia y un poco de popularidad le arruinó los ingresos de la vejez a millones de incautos.

Ahora el gobierno ha anunciado un bono de 120 mil pesos para "compensar el daño que causa la inflación en los pobres", esto no es una idea nueva porque Piñera la aplicó sin freno con el "ingreso familiar de emergencia". Lo peor es que cada peso que recibieron canibalizando su fondo de pensiones y cada bono del miserable Sebastián Piñera desde 2020 lo han perdido ahora vía inflación. Lo mismo pasará con el bono de 120 lucas, la inflación es un efecto permanente que se realimenta, así es que seguirán perdiendo indefinidamente en el tiempo hasta que venga un shock que reestablezca el equilibrio.

Si a algún político le interesa sinceramente la desigualdad, que trabaje duro para jibarizar al estado, minimizar el gasto público y terminar con la  demagogia que es la que provoca la peor de las desigualdades. Cualquier político que proponga otra cosa para mi es un hipócrita.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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