Tomas Bradanovic


Hay palabras que se ponen de moda y todos quieren apropiarselas. Hace algunos años era "el pueblo", "la gente", "equidad", "cancha pareja", "inclusión", en fin. La cosa es que después de cierto tiempo de uso -y abuso- ya pierden sentido, convirtiéndose en frases huecas y clichés que dejan de tener contenido. Algo así ha pasado con la denominación de "liberales", se puso de moda y hasta un igualitario como John Rawls se vistió de liberal. Por cierto Jaime Atria, el discípulo tonto del tonto Rawls, también asegura ser liberal.

La cosa es que recibí de la Revista Economía y Sociedad esta interesante nota del profesor Don Bordeau, de la Universidad George Mason. Yo seguí hace años un par de buenos videos clases de Bordeau en la Marginal Revolution University, es un crack y en este texto lo demuestra. Miren

Matthew Crawford condena acertadamente el alarmismo y las restricciones del covid, pero culpa demasiado rápido de este giro distópico a los defectos inherentes al liberalismo ("Covid was the liberalism's endgame", 21 de mayo 2022).

Es cierto que una rama del liberalismo, que adopta la noción de que la humanidad puede perfeccionarse a través de la razón y la ciencia, conduce lógicamente a que la tiranía de la sociedad sea tratada, como ha sido tratada tan terriblemente desde marzo de 2020, como un proyecto científico. Esta rama se llama más exactamente "progresismo".

Pero otra rama más verdadera del liberalismo rechaza esta locura. El liberalismo de Adam Smith, Tocqueville, Lord Acton y F.A. Hayek –el liberalismo sabio de la revolución estadounidense en lugar del liberalismo engreído de los franceses– presenta en su esencia un miedo constante al poder centralizado. Junto a este miedo existe una tolerancia igualmente firme para que las personas elijan libremente los fines que persiguen, así como los medios para estas actividades.

Entre los mayores temores de los verdaderos liberales está el infierno que le espera a la humanidad al final de cada búsqueda utópica. Y así, la promesa del verdadero liberalismo nunca fue el cielo en la tierra. En cambio, es el objetivo obtenible, mucho más modesto, pero supremamente importante, de garantizar que cada individuo tenga el máximo alcance posible para vivir en paz como él o ella elija, sin permitir "empujones" y con la coerción utilizada solo para contrarrestar la coerción. Como resumió Thomas Sowell, la libertad bajo un orden verdaderamente liberal “es, sobre todo, el derecho de la gente común a encontrar espacio para moverse y un refugio de las presunciones desenfrenadas de sus ‘mejores’”.*

El verdadero liberalismo nunca habría tolerado la tiranía que aquellos que presumían ser nuestros "mejores" forjaron en los últimos dos años.

Este texto contiene un compacto con muchas ideas interesantisimas, principalmente nota como en nombre del "liberalismo" se ha estado implementando el sistema de represión a las personas con la epidemia de Covid-19, bajo el pretexto del "conocimiento científico", y sobre todo, muestra como la denominación "liberal" puede significar un montón de cosas diferentes e incluso opuestas, lo que lleva al espinoso tema de cual es el "verdadero liberalismo". Sería muy largo desarrollar el asunto aquí pero dejo el texto como una pelota dando bote. Hasta mañana.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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