Por Raúl Pizarro Rivera
El receso legislativo puede interpretarse de muchas formas, hasta como vacaciones inmerecidas, pero jamás puede considerársele un período de silencio para el ocultamiento de responsabilidades terroríficas. La última que consigna la historia política reciente fue el anunciado y previsto engaño a que el Gobierno indujo a la centroderecha (¿?), y a parlamentarios supuestamente opositores, a pisar el palito con motivo de la maniobrada reforma previsional.
Como si se tratase de una máxima emergencia nacional originada por la criminalidad, la inseguridad ciudadana o por los intencionales incendios forestales, la fracción dialogante y boba de la oposición, se prestó para que, una vez más, el Gobierno le metiese el dedo en la boca. Aprobada a mata caballo y en inusuales horarios extras de trabajo, las tribunas del Congreso estuvieron repletas de “jubilados de la Unidad Popular”, el Presidente celebró con ellos en La Moneda y anunció algo que nunca los “centristas” confesaron: entre los primeros beneficiados con el reajuste de la PGU están los exonerados políticos del 73, esto es, los mismos que desde 1990 reciben una pensión vitalicia, premio inexistente para quienes, por años, han debido arreglárselas sólo con sus precarias pensiones.
Tanta urgencia en sacar adelante el proyecto del Gobierno -presentado como un “triunfo del programa progresista”-significará que el primer aumento, y muy parcial, se pagará… ¡en octubre!, el mes previo a elecciones que deberían cambiar el destino de Chile.
Es más, el “sentido de urgencia” que motivó la acción relámpago del centrismo afín al ‘piñerismo’, derivará en que el aumento de las pensiones se dará en un plazo de… ¡9 años! Y los trabajadores -algo insólito- le darán un crédito al Estado y el 6% de aporte extra de los empresarios aumenta en 2 puntos, ante lo cual se vendrá un alza del desempleo. Más contradictorio imposible: este sector de la oposición contribuyó a subirle la vara a quienes más dan trabajo asalariado.
Hasta la saciedad se alertó a los legisladores dialogantes con el Gobierno de que no era, ni es, coherente y razonable dar la mano a una administración fallida y ya derrotada, y se les advirtió que los estaban utilizando sólo con fines electoralistas. Todos los supuestamente opositores que aprobaron el engaño, lo hicieron pensando exclusivamente en su futuro político inmediato, y no en los intereses -severamente dañados- de la ciudadanía, lo que es inentendible. Cada vez son más altas las cifras de gente que rechaza cualquier entendimiento con un Gobierno inescrupuloso e inepto, que ha empobrecido a la población y la ha rodeado de asesinos y asaltantes. Hasta las encuestas de una consultora del Ministerio de Hacienda así lo refrendan, y ello en medio de la reivindicación de La Moneda del “valeroso estallido social” y de su negativa a cumplir los fallos de la Corte Suprema, respecto a una mega toma en el litoral central y a un proyecto minero en el norte.
¿Están los tiempos para ayudar al enemigo a salir del socavón? Los auxiliados por el centrismo opositor son los mismos vándalos que estuvieron a una hora de tomarse La Moneda y que redactaron un proyecto constitucional totalitario y estatista. El hoy gobernante PC propuso que la base programática de la izquierda para la presidencial fuese la misma de la dictadura venezolana. El ministro subrogante de Justicia (PC) declaró la “disposición de Chile” para normalizar los vínculos diplomáticos con Maduro: ¡el colmo de rastrerismo!
La hacienda pública está quebrada, y ello al punto que la candidata de la ¡centroderecha! anunció, ya mismo, que de ser electa Presidenta hará un recorte de US$ 6.600 millones en la caja fiscal, ello en vista del despilfarro y de los desfalcos del Gobierno: FONASA tiene una deuda de un año por US$ 50 millones con sus proveedores y la CORFO liquidó activos por $ 3.4000 millones para pasárselos a Hacienda. Mario Marcel le contó al Congreso que ese monto era fruto de “las ganancias del litio”… y, después, el ministro de Economía explicó que dichos fondos “ya se invirtieron en viviendas y para mejoras en Salud”. ¡Digna de risas tanta mentira!
La candidata de los “centristas” ya anticipó que “habrá que hacerle unos arreglos a la reforma” y la UDI -increíble contradicción- pide ahora una Comisión Investigadora por los gastos públicos no habiendo fondos fiscales: pudo pensarlo antes de votar la reforma.
RN se vanagloria de haber sido el partido con más alcaldes electos, pero parece no escucharlos: uno de los nuevos ediles comentó públicamente que ‘mi partido tiene que hacer un Congreso Doctrinario para separar definitivamente la paja del trigo’. Un ex presidente de la colectividad manifestó que “es una lástima” la candidatura de Evelyn Matthei, “porque hubiésemos preferido a alguno de los nuestros”. ¿Quién? El único que ya hubiese estado inscrito para la papeleta habría sido Sebastián Piñera, el cual, antes de morir trágicamente, le había adelantado al Presidente Boric que ya le tenía listo el plan de recuperación para los damnificados del mega incendio de febrero de 2024. ¿Colaboracionista con el progresismo o gratitud porque éste no lo llevó a tribunales internacionales?
La apabullante derrota de Karla Rubilar por retener una alcaldía que por años le perteneció a RN, y la paliza que recibió Gloria Hutt en la interna de EVOPOLI, hablan por sí solo del desplome del ‘piñerismo’. Ningún chileno, con una pizca de memoria, puede olvidar que, tras ser electo Jefe de Estado en dos oportunidades, en ambas él devolvió La Moneda y el país al socialismo y a los mismos revolucionarios que intentaron derrocarlo.
En su primer período, con su ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, anunciaron la instalación de “una nueva derecha” (¡¡!!) y en el segundo, le entregó el Ejecutivo a la izquierda, la que en 2021 proclamó como autoridad resolvente nacional al Parlamentarismo de facto. Incluso, lo obligó a poner de rodillas a Carabineros por haber sido su gente la que, sola, mantuvo el Estado de Derecho.
El Gobierno, con la automática adhesión del periodismo, impulsa hoy una campaña anti derecha -así, sola-, porque “constituye una amenaza para la democracia” (¡uf!) y, por ello, alienta el dominio de “un centrismo amplio, que vaya desde RN al PS”, cuya presidenta afirmó que, “por una cuestión de moral”, se opone a la construcción de una estatua para Piñera, la que quedó pospuesta con fecha indefinida.
Pese a ello, grupos de supuestos opositores continúan aferrados a una inexistente centroderecha, la que incluye a todo el mundo democratacristiano - ahora disimulado con nombres de fantasía-, al PPD y al PS, símbolos de la izquierda allendista.
Al menos en Chile, ser de derecha es simple: pensar y actuar férreamente en contra de todo tipo de modelos marxistas. Lo vivido a partir de 2019 y vergonzosamente dejado en evidencia desde el 2022 por estos aventureros carentes de moral, no merece una respuesta pálida y balbuceante, como la del personalista centrismo, sino una tan contundente y eficaz que los deje fuera de combate por largo tiempo. Este es el sentimiento de los ciudadanos, los mismos que han hecho crecer a la derecha de verdad, a ésa que los interpreta, los escucha y los defiende.
Jamás la auténtica derecha ha tenido medias tintas. O se es o no: quien se sitúe en su costado izquierdo, simplemente no es de derecha. Y si es valiente y honesto, debe reconocerlo, y públicamente.
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