Por Raúl Pizarro Rivera
Aunque pasó inadvertido para la casi totalidad de la población, nunca había ocurrido que una cadena nacional por TV y radio del Presidente de la República fuese acomodada a la programación de cada difusora: no se difundió con simultaneidad. Ello sucedió días atrás con motivo del tradicional y anual mensaje del Jefe de Estado, anunciando el despacho y detalles de la Ley de Presupuesto Nacional, y en este caso para 2025. Incluso, hubo algunos medios que lo emitieron no desde su comienzo.
Gabriel Boric, más eufórico que nunca, informó al país de los recursos de que dispondrá el Fisco para cada ministerio para “obras sin precedentes”, como, por ejemplo, haber eliminado cinco memoriales narco en una sola comuna. ¡Grandioso!
Con una caja fiscal casi seca en recursos, el Presidente afirmó que con el aumento del royalty minero -o sea, más impuestos a las empresas privadas del cobre, podrá financiar un centenar de maravillas, incluso, poco menos que hasta un parque Disney en alguna “comuna vulnerable” ... Si no fuese tan dramática la situación del país, era para reírse a carcajadas tanto anuncio de hacer, recién en el último año de Gobierno, lo que no hizo en tres.
Enumeró sus prioridades, acentuando que en 2025 se concentrará en “lo que quiere la ciudadanía”, consignándolas en este orden: “seguridad ciudadana (¿?), seguridad económica (¿?) y seguridad social”, esta última, su depredadora y resistida Reforma Previsional, en la cual se despoja del 6% íntegro adicional de cotizaciones que les corresponde a los trabajadores asalariados.
Gabriel Boric evade sus ácidas críticas a la derecha por sus “reservas constitucionales” sobre algún proyecto de ley merecedor de dudas: ahora no dudó en enviar donde sus amigos del Tribunal Constitucional 12 normas del Presupuesto 2025 con las que no está de acuerdo.
La situación financiera del país es paupérrima y el Fisco no tiene, ni tendrá, recursos para satisfacer el enorme calendario de inversiones anunciado por Boric. Con dificultades, Hacienda está sirviendo los intereses de la deuda externa y al borde de dejar de ser sujeto de crédito. El propio Mario Marcel retiró del proyecto, estando ya en el Congreso, más de 10 ítems de gastos para el 2025.
Qué mejor prueba de la escasez de recursos del Estado que la decisión de las universidades públicas de cesar masivamente a funcionarios y académicos “por falta de financiamiento”.
La Contraloría General, a su vez, decretó que ninguna persona a contrata en la administración pública con menos de 5 años de servicio, puede pasar automáticamente a la planta. Hasta la fecha, bastaban sólo dos.
Tanto anuncio rimbombante de nada le servirá al Presidente para ayudar a torcerle la nariz al insalvable destino de su Gobierno. Vienen Navidad, Año Nuevo, dos meses en que todos están “en otra” y un 2025 con seis fines de semana largos, o sea, seis frenos a la productividad y al crecimiento.
La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, y la presidenta del Frente Amplio, Antonia Martínez, coincidieron en que “para nosotros, el caso Monsalve constituyó un buen aprendizaje” (¡¡!!) Debe ser terrible para estos ineptos aventureros saber que carecen de toda posibilidad de mantenerse en el poder, habiéndose programado, al asumir en marzo de 2022, “un largo y nuevo ciclo político” en la historia de Chile”.
El Presidente ha instado, en los Consejos de Gabinete y en sus ‘cónclaves’ en Cerro Castillo, a que se inicie de inmediato la oposición en contra de la futura derecha gobernante: Camila Vallejo no paró de atacar a Evelyn Matthei, el PC se soltó, saliendo a las calles a desafiar, incluso, a sus propios ministros; se están armando “selectos grupos” de futuros candidatos de izquierda al Congreso; la quebrada TVN creó nuevos y millonarios puestos “con ataduras” y en varias municipalidades perdidas por el Gobierno se dejaron “amarrados” a futuros adversarios del próximo Gobierno.
Al adelantar en un año su rendición, el escenario que se viene es clarísimo: el 2025 será netamente de un protagonismo de la oposición, la que, sea como sea, requiere de algunas depuraciones ideológicas, pues tendrá que abocarse a cuatro frentes simultáneos de acción: frenar en seco los últimos resquicios ‘revolucionarios’ de La Moneda, como ya lo anticipó la UDI; preparar, y rápido, un segundo ‘ladrillo’, como el de octubre de 1973, que contenga una reparación de daños y un cronograma relámpago de rearmado y normalización del país; eliminar de sus bocas la palabra “moderación” por ser de interés exclusivo de la izquierda y que las cúpulas partidistas comprendan, ¡alguna vez!, que la ciudadanía no les pertenece, sino, por el contrario, las directivas son producto del sentir de ella.
Un reciente muestreo de opinión pública refleja, en cifras muy esclarecedoras, el escenario descrito: un 79,6% de la gente desaprueba el desempeño de los políticos.
Un 72% de la ciudadanía considera que, en estos tres años, el Gobierno ha conducido al país “en la dirección incorrecta” y los principales problemas que dice sufrir son precisamente a los cuales el Gobierno no les ha dado solución, por no quererlo o por no poderlo por un compromiso ideológico: la delincuencia (47,7%); la inmigración (27,5%); la corrupción (23,9%); el desempleo (19,6%) y la inflación (19%).
Categórica y ya definitivamente derrotado, el Gobierno, o sea, la izquierda, tendrá que enfrentarse a un último y vergonzoso desafío: elegir a un o una suicida que quiera inmolarse en nombre de la causa para las elecciones presidenciales del próximo 16 de noviembre.
No existe algún ‘rostro’ progresista que, siquiera, le haga sombra a Evelyn Matthei, la perenne líder del favoritismo ciudadano. Ella tiene un 26,4% de adhesión y la marxista que más se le acerca es Michelle Bachelet, con un 13,1%, y muy abajo están el modelo de ‘calugas abdominales’ en redes sociales, el frenteamplista Tomás Vodanovic, con un 4,7%; la PC Camila Vallejo, con un 1,9%, y, por último, el centrista/moderado Claudio Orrego y la PPD Carolina Tohá, con un 1,8%. El PS quiere que a cualquier precio sea la actual titular de Interior la candidata, por lo cual de aquí en adelante se apropiará del recién aprobado Ministerio de Seguridad.
Este escenario permite concluir que ni Vodanovic ni Orrego arriesgarán un largo anonimato -como Alejandro Guillier desde el 2017- y menos renunciarán a tres años de salario fiscal.
Un dato no menor es la aparición de Johannes Kaiser (Nacional Libertario), quien, con 8,1%, quedó a 2 puntos de José Antonio Kast. Este sustancial avance suyo surge en momentos en que la izquierda, los centristas y un sector de la propia oposición le están haciendo el juego a los interesados alarmistas que temen al avance de la derecha de verdad, como si ésta no fuese una realidad que nos llega a diario desde el resto el mundo. Hasta Bachelet llamó a sus huestes a salir a terreno “para frenar el avance de la ultraderecha”.
Como nunca hay que tener clarísimo que la izquierda está a la izquierda, el centro en el centro y la derecha a la derecha. La majadera propaganda de que “con los últimos resultados queda en evidencia que la gente quiere moderación en la conducción política”, es sólo un intencionado factor de confusión y engaño. De ser así, un duro como Kaiser no hubiese subido 5 puntos de la noche a la mañana.
Lo que la población ha demostrado en su diario vivir es que rechaza otro intento refundacional y de amenaza a sus libertades individuales. Más aún, ha endurecido su postura en la medida en que ha sido testigo de la inmoralidad de este régimen, y, para peor, protagonista de abusos contra las mujeres, en uno de los cuales se haya involucrado el propio Presidente de la República.
La gente no se ha moderado, sino, por el contrario, se ha indignado más. A la mugre hay que barrerla, no soplarla.
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