Por Raúl Pizarro Rivera
No puede ni debe considerarse una sorpresa el que, ahora, sea el mismísimo Presidente de la República el que aparezca involucrado en un lío de faldas, escándalo tan mal escondido e inicialmente negado como el protagonizado por el ex ministro del Interior (s), Manuel Monsalve.
Casi mirando hacia el lado y sin hablar con nadie, el Mandatario se refirió a su affaire en una ceremonia en Colina: “sobre el tema, prefiero seguir trabajando por la gente de mi país”…
Por tratarse, ambos, de hechos sin precedentes, la opinión pública se muestra incrédula por el estatus de los protagonistas, pero lo obrado por ambos no es más que una consecuencia del modo de vivir de esta generación nacida en las protestas y tomas universitarias del 2011.
La fragmentación ‘revolucionaria’ existente en una quincena de directivas de alumnos extremistas en las universidades, terminó germinando este movimiento que tuvo su mentor en el ex exiliado político tipificado de intelectual, Carlos Ruiz Encinas, y que luego se agrupó bajo el lema de ‘progresismo’, para terminar, siendo manejado por el dúo Giorgio Jackson y Gabriel Boric. Los dos, incluso, compartieron un departamento en Santiago Centro.
Su sorprendente irrupción en el Congreso, y en particular en la Cámara de Diputados, con 20 parlamentarios, elevó a esta generación desde la nada a un primerísimo plano, al punto de que, sin haberse propuesto una meta tan relampagueante, llegó a La Moneda, casi sin saber leer ni escribir, el 19 de diciembre de 2021.
Hubo incautos, y muchos, que les creyeron el cuento de que “vamos a cambiar a Chile”, pero al cabo de casi tres años, ahora niegan haberlos votado: lo consideran una vergüenza. Inocentes e ignorantes, millares de chilenos confiaron en que ya no pagarían sus deudas, que tendrían trabajo sin necesidad de hacerlo y que no cancelarían más sus arriendos. El éxtasis de la multitudinaria noche del 19 de diciembre del 2021 es hoy más que una decepcionante y frustrante evocación: ¡es una vergüenza!
No pasaron ni dos años en el poder de esta (de)generación para que el país y el mundo libertario constatasen que se trata de lo peor que le ha ocurrido a Chile, y ello no sólo por su horripilante gestión -que ni siquiera es tal-, sino porque, en su conjunto, es gente de mala calaña, plagada de bajezas, sin la menor capacidad de ruborizarse y adicta a los delitos, casi como si fuesen obras de caridad. Muchos son los testigos de las largas noches de lujuria en las constantes e interminables tomas de sedes universitarias. El propio Presidente estuvo a cargo de una de ellas, y nadie podía decidir algo sin su consentimiento: padece de trastorno compulsivo y públicamente confesó haber sido consumidor de marihuana. Acaba de informar que recurrirá al Tribunal Constitucional en contra de una decisión del Senado en cuanto a la obligatoriedad de Mandatarios y ministros de someterse a exámenes antidoping.
Espanta el manejo y la conducción de las voladuras nocturnas de Monsalve sin la menor protección de sus escoltas y después lo sacan de la cárcel “por temor a una agresión” (¡¡!!). Pero todo ello queda chico al lado del proceder de un Presidente líder feminista acosador de una fémina que lo acusa de “haberme jodido mi vida”.
La que se presentó ante el país como una novedosa generación dorada por su progresismo, y que fue capaz de convocar en la aniquilada Plaza Baquedano a un millón de personas, es hoy una degeneración y por cuya causa, la reprobación a su esperanzador Gobierno no llega ni siquiera al 25%. Estos decepcionantes progresistas creen que la mentira es una normalidad y que actuar con maldad no es algo malo.
Textos de sociología consideran que la indiferencia ante la moralidad “es un fenómeno social”, al cual se le han buscado múltiples explicaciones. Nos quedaremos, quizás, con la más contundente y clarificadora: “se trata de individuos que únicamente se relacionan con personas con las que están seguras de que las van a aceptar sin condiciones”. Y agrega un concepto que lo aclara todo: “suelen percibirse a sí mismos socialmente como ineptos, poco interesantes e inferiores respecto a los demás”.
La denuncia de una mujer en contra del Presidente fue patrocinada por un Fiscal Regional el 4 de septiembre, pero se la mantuvo en secreto, y la vocera comunista la presentó como uno de los tantos y frecuentes pelambres que suelen aparecer en las redes sociales, especificando que ello recién trascendió el ¡24 de septiembre! Total, otra mentira ¿qué más da?
Ésta es la explicación del por qué el ministro (s) del Interior actuó como un excitado bohemio mujeriego en oscuras calles de la capital: debidamente informado del pacto de silencio respecto a la denuncia contra el Presidente, confió en que a su aventura sexual se le daría igual tratamiento.
Una generación política correcta puede, y debe, recurrir al secreto de Estado en virtud del interés y de la seguridad de la nación. Pero esconder y terminar mal disimulando inmoralidades de autoridades de este Gobierno, es fruto exclusivo del “estilo de vida” sobre el cual fueron adoctrinados.
A las horas de haber asumido este Gobierno “con una moral superior a los políticos actuales” según Giorgio Jackson, la flamante ministra del Interior, Izkia Siches, concurrió al Congreso y, como si nada, inventó que “a Piñera le devolvieron un vuelo con inmigrantes”, advirtiendo, en el acto, que “eso no ocurrirá con nosotros, porque no vamos a expulsar a ningún extranjero”.
El mismo Boric salió a las calles a pregonar y obsequiar, con su firma, el proyecto de Constitución promarxista, siendo que por ley y por instrucciones de la Contraloría le estaba prohibido hacerlo. Anunció que rodarían cabezas al imponerse de los robos de Fundaciones fraudulentas creadas por sus propios ministerios para defraudar al Fisco, todo ello en conocimiento de su propio jefe de asesores. Sin embargo, no se ha recuperado un solo peso, los juicios curiosamente no avanzan, apenas hay cinco imputados en prisión y hasta una diputada de su partido, Catalina Pérez, involucrada en uno de los 15 casos, fue invitada por el Mandatario a una gira oficial.
Aún es una incógnita el destino penal de una militante del Frente Amplio, Karina Oliva, que rindió cuenta de gastos electorales con boletas falsas, y también de esa colectividad es una diputada, Maite Orsini, que, al margen de la ley, intervino en un juicio por violación en contra de su ex amante.
Un ministro suyo fue interrogado por la PDI, obviamente sin éxito, por portar 10 millones en billetes una noche en que le robaron su auto…Otros dos integrantes de su Gabinete desaparecían por varios días por ser pareja, en tanto una ex polola suya está a cargo de un ministerio clave, pero sin el menor protagonismo. Durante la campaña presidencial, un miembro del FA denunció públicamente al entonces candidato Boric por haber acosado a una actual diputada, a la cual se le pidió silencio para no perjudicarlo.
Los delegados “del pueblo” de la Convención Constitucional provocaron daños en un hotel del sur y en una reliquia histórica del norte; a uno de sus alcaldes, -e íntimo amigo de Monsalve-, el de Renaico, le abrieron la cárcel de madrugada para que, sin que nadie lo viera, ingresase a cumplir su condena por abuso contra una ex funcionaria; la ex canciller Antonia Urrejola se refirió groseramente al entonces embajador argentino, en una grabación hecha en su propia oficina y difundida por su jefa de prensa…; la anterior ministra de Justicia, la socióloga Marcela Ríos, debió marcharse porque su ineptitud originó que en lugar de 10 fuesen 12 los “luchadores sociales” indultados por el Presidente, entre ellos un peligroso delincuente que debió volver a la cárcel, y, más recientemente, tras ser derrotada, la (ex) alcaldesa de Santiago, la comunista Irací Hassler, dejó botado el municipio y se desentendió del paro de los recolectores de basura, el que transformó a la capital en una ciudad intolerablemente maloliente. Es la misma que porfió por comprar una propiedad pagando $ 5 mil millones por encima del avalúo.
Invitado personal de Lula a su país para presenciar la Cumbre del G 20, la diplomacia le sugirió a Boric que, al menos, le diera la mano a dos Presidentes latinoamericanos de derecha, pero se negó, según él, por motivos ideológicos.
Debe ser éste el Gobierno que más robos ha sufrido al interior de sus propios ministerios y nadie, nunca, ha sabido el destino de los documentos sustraídos, y el Mandatario junto a su amiga alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, organizaron una “manifestación espontánea” frente a La Moneda, la que ‘coincidió’ casualmente con la inusual presencia del Mandatario un sábado por la mañana en el palacio de Gobierno…El líder de los manifestantes era, y es, jefe de un departamento de dicho municipio.
Para esta (de)generación todo vale: mentir, falsear y meter las manos es una cuestión del diario vivir aprendida, casi a fuego, en su formación juvenil, precisamente en la etapa en que se asume con conciencia ser honesto o deshonesto.
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