Por Raúl Pizarro Rivera


Sólo la carencia de cultura y la ignorancia, íconos de la generación de progresistas que -- fruto de una errónea imagen colectiva-- hoy nos gobiernan, fueron las causantes de la tormenta en un vaso de agua que armó la izquierda por un discurso de José Antonio Kast en España. Especial rol tuvo en esta furiosa reacción la ministra vocera Camilla Vallejo, una rara mixtura de rusticidad y alta costura. “Una traición a la Patria de parte de la ultra derecha”, denunció.

Ultraderecha es el trato insultante y despectivo que la izquierda y el periodismo le dan a la oposición. En cambio, sus propios adherentes, incluyendo estafadores y violentistas, son sólo “oficialistas”. El vocablo comunismo se evita para no espantar a la gente, la que, por algo, lo tiene calificado en el último lugar del ranking de partidos políticos.

Las calificaciones que el “oficialismo” y sus siervos les dan a conocidos anticomunistas internacionales, son simplemente insultantes. Acá, a la izquierda, le causan arcadas la sola mención de Javier Milei, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro y Donald Trump.

Al revés de los tiempos de la Guerra Fría, hoy el mapa de Europa luce apenas a un país teñido de rojo: España. Hasta allá viajó Kast para participar en un encuentro exclusivo de partidos categóricamente anticomunistas, organizado por el Vox. Lo hizo en su condición de líder natural de Republicanos, el partido más votado para el último proceso constitucional en Chile (7 de mayo, 2023), ello consecuencia de la degradación y polarización a que ha llevado al país la generación “renovadora” y “refundacional” que nos gobierna.

En aquel encuentro en la península ibérica, Kast calificó de “travesti de la política chilena” a Gabriel Boric, lo que, por no entender el concepto en su conjunto, llevó a una irritada ministra Vallejo a acusarlo de traición a la Patria.

En cambio, ella guardó un prudente silencio cuando la entonces pareja del Mandatario y habitante de la residencia presidencial, Irina Karamanos, en un importante medio español, y tras una extensa entrevista, sugirió que “el remedio de Chile está en una movilización social general y que esta vez se concrete”.

Etimológicamente, la palabra travesti viene del vocablo latino “trans”, que quiere decir “cruzar” o “sobrepasar”. A diferencia de lo que suele creerse, el travestismo no está necesaria y exclusivamente ligado a la Identidad de género o a la orientación sexual; también, puede darse en muchas otras circunstancias, como, por ejemplo, exhibir una conducta que no es la natural o eludir la realidad mediante una falsedad.

Al provenir del latín “vestire”, la asociación inmediata es con el travestismo sexual, en el cual -como ejemplo más común- un hombre se viste de mujer o viceversa.

En el idioma español existe un término recurrente para referirse a un travesti: es un disfrazado, disfraz que lógicamente incluye careta.

Desde esta perspectiva, de no permitir que se vea la realidad, Gabriel Boric encaja en, al menos, una de las definiciones. Qué mejor disfraz que desentenderse de la promesa piramidal del progresismo de darle “una mejor calidad de vida” a los chilenos.

Se empeña Boric en culpar a la oposición de su impotente gestión, siendo que la indesmentible realidad es otra: 8 millones de ciudadanos se la sepultaron para siempre el 4 de septiembre de 2022.

Siguen sin entender su abandono los dañados por el intencional mega incendio del 2 de febrero, y el lunes 20 de mayo, la alcaldesa pro Gobierno de Quilicura, clamaba por motobombas para extraer el agua de las viviendas de sus vecinos, mientras su Presidente, ese mismo día del gran aguacero, no se apareció por La Moneda.

Lo expresado por Kast en España es comprobado cotidianamente por la ciudadanía. La Salud, ésa misma que en su proyecto constitucional sería la única y obligatoria, borra a miles de pacientes enfermos de las listas de espera y la irrupción violenta de la influenza sorprendió al sistema sin stock de vacunas, por lo que fue desvinculada la jefa de inmunización del MINSAL.

La “educación gratuita y de calidad” prometida a sus revoltosos, y voceada aún, tiene a centenares de niños -por supuesto, los más vulnerables- sin matrículas, pese a que ha transcurrido casi medio año escolar. A la fecha, se ha registrado un 99% más de portonazos y encerronas que el año pasado.

Fue el mismísimo Presidente quien le contó al mundo, desde la Asamblea General de la ONU, que Chile tenía una deuda con “patriotas” que intentaron materializar vandálicamente el Golpe de octubre, tratándose de una oleada de delincuentes premiados con pensiones de gracias y con indultos.

Promotor de la Convención Constitucional y de su proyecto refundacional, despojador y plurinacional, Boric defendió sin límites su contenido, porque ése era su propio programa de Gobierno. Hoy se reúne y recurre a quienes iban a ser sus primeras víctimas, empresarios y profesionales, a los que se les iba reventar con impuestos, ello al margen de las anunciadas expropiaciones que se vendrían.

Anunció no una, sino varias veces que las Isapres se terminaban con él, y ahora FONASA copiará facetas del modelo de las aseguradoras privadas para tener más clientes… A los bancos particulares, que estaban en su mira, ahora los insta a que ayuden a los ciudadanos a adquirir una vivienda, ya que él no fue capaz de construir ni el 10% de las 300 mil prometidas durante su campaña. Juró que nadie sería expulsado de terrenos tomados por la fuerza, pero ante su inacción e indiferencia, fue la Justicia la que tomó la iniciativa de devolver a sus dueños lo usurpado. El colmo de su travestismo político fue cuando manifestó que él como diputado podía decir lo que ahora en su condición de Presidente no puede, “porque represento a todos los chilenos”.

Tal fantasía suya es el mejor sello de su doblez: desde que asumió, sólo ha pretendido satisfacer, de palabras y hechos, exclusivamente a su sector, esto es, al 30% o menos de los votos que se le atribuyen a sus adherentes, relativamente leales, en su mayoría los mismos actuales protagonistas de innumerables tomas de facultades universitarias.

Fue a los suyos a quienes, en tres oportunidades en sólo seis meses, Gabriel Boric los instó a que “no olviden los contenidos del Estallido” y a todos sus compatriotas les advirtió que “no es descartable que ello se repita”.

No se conoce acaso, alguna vez, un polluelo haya confiado en la cercanía de un rapaz cuervo.

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