Por Raúl Pizarro Rivera


Una de las tantas y célebres frases del filósofo italiano Séneca (“no hay viento favorable para el que no sabe adónde va”), hasta podría –inocentemente-amortiguar la total culpa de este Gobierno sobre su propia agonía. Pero, no es así.

Su descrédito, su indignidad, su falta de vergüenza y, sobre todo, sus insistentes maniobras para instalar el totalitarismo en el país son factores determinantes en la repulsa generalizada de la gente, reflejada en diferentes sondeos de opinión. Un 63% de la población cree que nada mejorará, sino empeorará, en los dos años que le quedan; le pone un 3,4 como nota a su nula gestión y un 60% califica al Presidente de “malo” o “muy malo”.

Como empedernido mal intencionado, al iniciar su tercer año, Gabriel Boric anunció que “dejaremos a un mejor Chile que el que encontramos al asumir”, pero ello encaja sólo en la óptica marxista, que, para construir su obra, primero debe destruir lo existente. Desde el 4 de septiembre de 2022, Boric se ha dedicado precisamente a eso.

Según la literatura universal, la resignación en un ser humano se produce cuando “la persona deja de luchar o de buscar soluciones respecto a la problemática que se le presenta”. Es ésa la sensación casi unánime de los chilenos, que asombrados observan la multiplicación periódica y persistente de errores y horrores que la dañan en el día a día.

Para esta desesperanza se visualiza una luz de salvación y que puede -o debe, mejor dicho- ser el definitivo camino hacia su tumba de la izquierda gobernante: las elecciones de alcaldes y gobernadores, primero, y las legislativas y Presidenciales, después. Serán éstas las palas que cavarán la fosa, y, ojalá, lo más profunda. (Ello, claro, acaso la oposición se pone de acuerdo para, al menos, ayudar en dicha sepultación).

No hay encuesta -incluso, aunque con más benevolencia, la de propiedad del Ministerio de Hacienda- que no dé por fallida la gestión de Gabriel Boric y de sus pandillas, aunque, así y todo, éstas son cada vez más altaneras y desafiantes. Nada les importa: robar o no, les da lo mismo trabajar o no; entre mentira y veracidad no hacen distingos y hasta pelearse con otros países les resulta irrelevante.

Sin sonrojarse, la vocera comunista manifestó que “sí, reconozco que hemos cometido errores, pero nunca hemos metido las manos” ..., ello en tanto uno de los más metedores de manos, Revolución Democrática, se tuvo que aliar con Convergencia Social para que ninguno desapareciera del mapa político y conformar un solo partido, “el más grande de Chile”, según el Presidente.

No se ha aclarado si el secuestro, tortura y ahorcamiento de un refugiado venezolano opositor a la dictadura chavista se debió exclusivamente al narcoterrorismo o a una orden de Nicolás Maduro. Pero ello ¿qué más da, cuando nada cambiará si es que llega a conocerse? Todo continuará igual, tal cual después del “caiga quien caiga”.

En un alarde de autoridad, el Presidente Boric no sólo pidió, sino -según propias palabras- “exigió” a sus ministros que este tercer año sea el del “cumplimiento de las promesas”. Ojo: omitió el concepto de programa o agenda, pues no existe desde el 4 de septiembre de 2022.

Con la brusca alza de la UF –que impacta financieramente hasta en los consumos más básicos-, Boric dejó de hablar de su prometida “mejor calidad de vida” y, por fin, quedó claro que su majadero concepto de “profundizar la democracia” es, precisamente, lo que ha hecho y continúa haciendo: hundirla.

De los asesinos de los pobladores quemados en los altos de Viña y Quilpué nada se sabe, como tampoco de los autores de los incendios de febrero de 2023 en Bío Bío y Ñuble, y menos de las casas prometidas a los damnificados.

Sólo al final de sus dos primeros años en La Moneda, el Presidente hizo público su real domicilio ideológico, al criticar a quienes -textual- “tienen un odio visceral en contra del comunismo”. Al respecto, Ernesto Ottone, comentó que “hay una cuestión política/cultural que enlaza al Presidente con una tradición que encarna el PC”. Ottone, principal asesor de Ricardo Lagos, académico, escritor y cientista político, en la década de los 70 presidió la Federación Mundial de la Juventud Democrática, entidad que cobijaba a las JJ.CC. Conoce el tema.

A poco de llegar desde Punta Arenas para estudiar Derecho en la Universidad de Chile -donde jamás pudo titularse, luego de tres intentos-, Boric se apersonó a la sede capitalina del PC para conocer los requisitos de ingreso. Otros extremistas de la FECh lo aconsejaron que no lo hiciera “porque el PC jamás hará la revolución”. Eran los días de aglutinamiento de juventudes ideológicamente fanáticas, pero sin identidades, las mismas que poco más tarde dieron origen al Frente Amplio, hoy reducido a dos partidos obligados a fusionarse para no desaparecer.

Fueron diputados de esta formación, más parlamentarios comunistas, los únicos chilenos que participaron en el Foro de Puebla, en Caracas, donde se acordó y programó el Golpe del 18/O “. Tras su destructiva y violenta ocurrencia, Nicolás Maduro manifestó “¡qué rápido vamos! ¡Ahora a la Asamblea Constituyente y listo!”. Vendrían la convocatoria a una nueva Constitución y, enseguida, la elección de la Convención, la vía institucional para instalar un sistema marxista.

El presidente del PC –cuna de la desastrosa revuelta del 2019-, Lautaro Carmona, con gran orgullo manifestó que “a mucha honra puedo decir que Venezuela es una democracia” y para rematar tan gigantesca falsedad, Marcos Barraza, ‘cerebro’ de la Convención Constitucional y hoy comisario en la Municipalidad de Santiago, aseveró que “somos un partido altamente democrático y no le debemos explicaciones a nadie”.

Quienes manejan este tipo de conceptos son los que acaban de cumplir dos años en La Moneda y, con la hipocresía que les es tan característica, le comunican a la ciudadanía que “sacaremos adelante las reformas que tanto espera” ...(?)

Ello es absolutamente imposible, porque no les queda tiempo y, pese a sus acuerdos, ya no lograron voltear un Congreso en el que carecen de mayoría.

Basta remitirse a las encuestas para graficar que el Gobierno carece de salvación y su único destino es la fosa que lo espera. Un 63% asegura que los dos años que faltan serán “igual de malos” que los anteriores (30%) o peores” (33%), en tanto un 65% dice que sus condiciones de vida “empeoraron” con la actual administración.

El escenario para Boric y sus pandillas no puede ser peor, porque, incluso, del 30% de su clientela estable, un 25% también reclama por la inseguridad ciudadana, y el promedio de malas notas con que un 64% califica a la gestión presidencial varía entre un 1 y un 4. Para agravar la realidad del país e inquietar más a la población, suman y siguen las evidencias del empoderamiento del PC en la Justicia, con el nombramiento de ministros de dicho partido y propuestos por la Corte Suprema. En tanto, varios magistrados se inhabilitaron para no tener que fallar en el juicio contra Los Gallegos, brazo del Tren de Aragua, que recibe instrucciones directas de la narcodictadura venezolana.

Por expresas instrucciones del comunismo, La Moneda trajo a Chile la crisis bélica del Medio Oriente y cerró todas las puertas al sueño ciudadano de exterminar la delincuencia, las bandas organizadas y el narcoterrorismo, al incluir en la Ley Naim/Retamal observaciones que impiden a Carabineros y a las FF.AA. utilizar sus recursos para mantener el orden público. A partir de ahora, a los únicos a los cuales se les puede aplicar el uso de la fuerza son adultos heterosexuales de nacionalidad chilena, y punto. El resto queda exento del peligro de contención o disuasión, entre ellos los inmigrantes ilegales y los paramilitares de la CAM.

En dos años con elecciones consecutivas, no existe el espacio ni el tiempo para un eventual renacer del Gobierno. Tal milagro podría darse sólo en la medida en que se alineen los astros, en que se extermine al crimen organizado, en que se duplique el precio del cobre y que Mario Marcel salga a las calles a repartir billetes.

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