Raul Pizarro Rivera
VOXPRESS.CL.-
Este monstruito llamado Frente Amplio, y que se ha ido derrumbando a pedazos, fue –lamentablemente para Chile- fundado el 21 de enero de 2017, o sea, está agónicamente cumpliendo siete años de una existencia para el olvido: de los 14 grupos revolucionarios, refundacionales y pésimos ejemplos de moral y conducta que lo crearon, sólo quedan tres, y uno de ellos, Comunes, se halla a punto de morir por expresa solicitud del SERVEL.
¿Por qué un aparentemente radiante y joven conglomerado político puede durar tan poco? Se proyectó para ser Gobierno, al menos, por dos períodos consecutivos, alternándose el poder Gabriel Boric y Giorgio Jackson. El primero a duras penas va a concluir su período -si es que lo logra- y del abortado “sucesor”, recién está sacando la cabeza luego de ser removido por su amigo del Ministerio del Desarrollo antes de que lo hiciera saltar el Congreso; de él sólo se sabe que ha hecho una “asesoría” al BID por escuálidos $ 5 millones.
Un seminario convocado por tres universidades españolas llegó a la conclusión de que la rápida formación de “grupos en rebeldía”, como el Frente Amplio, se debe a la natural fragilidad de las democracias, a la desafección generalizada de la política por parte de las ciudadanías y al surgimiento de generaciones que se sienten, sin serlo, capaces de “cambiarlo todo” muy rápido, pero que, precisamente por ese afán de velocidad, desconectan el cable a tierra. Son unos convencidos de que la vida empieza con ellos, por lo que sus propuestas parten de cero, como si lo construido con anterioridad por la sociedad no existiese. Fe de ello lo dio la propuesta constitucional de la Convención: una hoja en blanco para llenarla a partir de cero. La izquierda internacional los denomina “idealistas” y la nuestra los califica de “luchadores sociales”.
Amparados en la ira contra el capitalismo y sedientos de revanchismo contra quienes, de cualquier nivel, han forjado bienes, se dispusieron a reemplazar en el poder a quien, según ellos, debió hacer la revolución y “no lo quiso hacer”: la (ex) Concertación.
Fue en las violentas y cotidianas protestas de universitarios y secundarios en el primer Gobierno de Sebastián Piñera lo que consolidó la idea de un Frente Amplio. Una inagotable y potente presencia en las calles, con barricadas, bombas Molotov, largas huelgas e inacabables “tomas” de establecimientos, encendió la mecha de la unificación de decenas de movimientos y grupos acéfalos que se “independizaron” de las JJ.CC., pasajero techo que, según ellos en ese entonces, no les sació su sed de cambiarlo todo a través de la sumisión del resto y de la imposición de la fuerza. Su objetivo final: sepultar de una vez el neoliberalismo en Chile.
En enero de 2017, representantes de todos estos grupos de actividad callejera y de gran dinámica al interior de las universidades, iniciaron un diálogo para la creación de una nueva alianza política, alternativa a la Nueva Mayoría.
Michelle Bachelet, para aceptar ser candidata presidencial por segunda vez, puso como condición la incorporación a su Gobierno de esta nueva hornada violentista y le dio algunos cargos. “Mis chiquilles” los definió, encantada por el lenguaje inclusivo que intentó imponer.
Luego de que Humanistas y Ecologistas renunciasen a sus cargos gubernamentales en 2016, el camino quedó libre para que estos grupos creasen el Frente Amplio y se dieran el lujo de llevar su propia candidata a La Moneda, Beatriz Sánchez, quien terminó apenas 2 puntos detrás del representante de la Nueva Mayoría e impuesto por el PC, Alejandro Guillier.
El 21 de enero de 2017 se realizó su lanzamiento oficial, en un acto en la USACH. Firmaron la alianza 14 movimientos: Revolución Democrática, Partido Liberal, Partido Humanista, Ecologistas Verdes, Socialismo y Libertad, Partido Democrático Progresista, Partido Democrático Popular, Poder Ciudadano, Izquierda Libertaria, Izquierda Autónoma, Partido Autonomista, Nueva Democracia, Movimiento Igualdad y Partido Pirata.
Según el documento oficial de su creación, el Frente aspira a concretar “una sociedad de derechos que sólo es posible superando el actual modelo económico neoliberal".
Para conseguirlo -dice el texto- "es indispensable generar una fuerza política y social transformadora que sea una alternativa al duopolio conformado por la derecha y la Nueva Mayoría”. Convoca a “la unidad en la diversidad de las fuerzas de cambio, con vocación participativa y plural, capaz de actuar con total independencia del poder empresarial”, aunque hoy, por invitación de lobbistas, se sientan a la misma mesa.
Gabriel Boric fue uno de los principales autores de este proyecto político, de tal modo que no puede ser digno de crédito cuando, ahora, tras una ola de reveses, se apropia del discurso de la (ex) Concertación y de la (ex) Nueva Mayoría.
El objetivo frenteamplista de “cambio total” se esfumó el 4 de septiembre de 2022 y el comienzo de su fin se definió inmediatamente después de que en junio de 2023, el mismo Boric prometiese un incumplido “caiga quien caiga”, al quedar al descubierto el más gigantesco y escandaloso episodio de defraudación fiscal protagonizado por una coalición de Gobierno en la historia del país.
Los robos del frenteamplismo al Fisco estaban secretamente encapsulados, hasta que un medio periodístico de Antofagasta revelara el más bullado de los innumerables casos descubiertos en 15 Regiones. De inmediato, 700 militantes renunciaron a Revolución Democrática, 500 lo hicieron a Convergencia Social y al conocerse la estafa de Comunes al SERVEL, 200 se mandaron cambiar. Simultáneamente, el conglomerado perdió toda hegemonía en el Gabinete Ministerial y dejó de ser patrón en el nivel de las Subsecretarías.
Las defraudaciones a fondos fiscales se calculan en $ 20 mil millones, no recuperados, y se hallan en condiciones de ser formalizados una diputada, un senador y el jefe de asesores del Presidente. Un total de 12 alcaldes vinculados al Frente se encuentran imputados por corrupción y 3 de ellos están procesados por abuso sexual.
Uno de los primeros cazados por las defraudaciones, y quien recurrió a la Justicia para no devolver el dinero sustraído, Daniel Andrade, fue pareja de la actual Directora de Presupuesto, Javiera Martínez y de Catalina Pérez, quien debió abandonar su cargo de vicepresidenta de la Cámara de Diputados. El ahora interno de la cárcel de Antofagasta denunció que es “un preso político”, dando a entender que si el Presidente no iba en su rescate, al igual como lo hizo con los indultos a 13 delincuentes del 18/O, en su confesión judicial “lo contaría todo”.
No se conocía hasta la fecha de una existencia tan breve y patética de un conglomerado que subió como la espuma: llegó como relámpago a la cima, pero se desplomó con igual celeridad. Los responsables de ello son sus inescrupulosos militantes, mareados por fundar un Chile a partir de cero, y con el agravante de ser portadores de las más miserables y delincuenciales prácticas.
SI TE GUSTÓ, COMPÁRTELO
.