21 de enero de 2025
Pablo Errázuriz Montes
La palabra gentileza como adjetivo, nos describe la actitud del locutor para con el auditor. La gentileza es la conducta virtuosa del locutor porque es condición necesaria para dar luz a sus palabras y por consecuencia al entendimiento del auditor. En un oficio como la política, la filosofía o la ciencia, resulta importante el darse a entender hacia los auditores. La gentileza entonces es lo que distingue al político, filósofo o científico virtuoso, del demagogo o vendedor de pomada. Lo que la cultura popular ha estigmatizado como el chanta.
En el debate sobre la reforma al sistema previsional lo que ha faltado es gentileza y lo que ha sobrado es chanterío. Me explico:
El dinero es el fruto de una técnica inventada por el hombre en sociedad. Pretende ser un reflejo de valor para el intercambio de bienes y servicios. Pero la pretensión más problemática de este invento de la técnica, es ser reservorio de valor, es decir que la acumulación de dinero en el tiempo nos sirva para conservar valor para las necesidades de bienes y servicios que tendremos en el futuro. Supone pues una estabilidad de ese reflejo de valor. En términos simples: si ganamos dinero con el cual comprarnos un kilo de carne de vacuno en 1980 cuando teníamos 20 años y lo conservamos en el tiempo, aspiraríamos que ese dinero nos sirviera para comprar un kilo de carne de vacuno el año 2040, cuando nos falten las fuerzas para trabajar.
Como eso nunca ha sucedido, por cuanto el dinero es un muy imperfecto reservorio de valor por razones históricamente muy complejas y heterogéneas, se han inventado técnicas de ahorro, que van desde el otorgamiento de un valor ficticio objetivo a alguna sustancia como el oro, a la inversión del dinero que obtenemos en actividades productivas que generen valor.
La palabra previsión nos habla de una visión previa. Una anticipación del futuro que nos permita prever hoy lo que probablemente sucederá mañana. Hay culturas previsoras y ahorrativas donde el individuo es autovalente por sí mismo para prever el futuro, ahorrar, invertir y conservar valor de su trabajo para su futuro. Nuestra cultura mediterránea no se caracteriza por tener esa fortaleza de espíritu. El Estado, es decir la nación jurídicamente organizada, crea pues sistemas previsionales para inducir coercitivamente a la población a ahorrar para la vejez o para los eventos en que el individuo no pueda costear sus gastos de vida. Es llamado por ello ahorro forzoso. Es algo parecido lo que sucede con la educación obligatoria. Los padres debiesen ocuparse de ello, pero si no se ocupan el Estado a través de la subsidiariedad positiva, obra coercitivamente para alcanzar así el bien común.
El tema previsional es muy complejo y por eso se valora tanto a los políticos y técnicos expertos, cuando tienen la gentileza de dejar claro cuales son los dilemas reales que debe soportar un sistema previsional. Del mismo modo, resulta muy repulsivo que tengan autoridad y opinión sobre este complejo problema los ignorantes y los demagogos que opinan sin saber o que sabiendo eludan referirse a lo que realmente persiguen con sus opiniones y propuestas legislativas. Hemos escuchado un desfile de opiniones vagarosas de los políticos quienes se manifiestan urgidos para que mejoren las pensiones. Para ello señalan que han llegado a acuerdos que serían el vehículo para alcanzar dicho fin. Un escrutinio de aquellas aparatosas declaraciones deja a la clase política una vez más al desnudo en su obscena demagogia.
¿Cuáles son los dilemas principales para que un sistema previsional exista y cumpla con el objetivo de asegurar, de la mejor forma posible, que el que trabaja conserve ahorros que le permitan, cuando ya no pueda hacerlo por ancianidad o incapacidad, tener recursos para sus gastos de vida?
- Que este sistema esté referido exclusivamente para los que trabajan productivamente y ahorran sea forzosamente y/o voluntariamente. Aquí se florean los demagogos chantas. Confunden deliberadamente el sistema previsional de seguridad social, con la asistencia social para los desamparados. Se habla del Derecho Humano a la Previsión socialque no es otra cosa que la caridad pública que los políticos pretenden hacer con el dinero ajeno, a fin de que se les gratifique con el voto y la preferencia electoral.
¿Quieren gobernantes y gobernados que los que no han trabajado productivamente, o no han ahorrado lo suficiente tengan una pensión asignada graciosamente y a todo evento? Pues díganlo con exacta claridad. Y transparenten cuales son las condiciones para ello: edad, situación social de los beneficiarios y cuánto le constará aquello año por año a la hacienda pública este regalo. Igualmente informen cuantos impuestos deberemos pagar todos los chilenos adicionalmente para que esas personas gocen gratuita y graciosamente de ese beneficio.
Lo que es una inmoralidad y un engaño demagógico, es confundir aquello con la previsión social. Porque es exactamente lo contrario de previsión social. Eso es beneficiar y estimular la imprevisión social. ¿Puede ser aquello legítimo y formar parte de la subsidiaridad positiva del Estado? Es discutible, pero podría ser.
Lo que es un monstruoso engaño, asaz de un des incentivo a los ahorrantes previsionales, financiar la imprevisión social, con el dinero de los previsores, es decir financiar las pensiones gratuitas con el dinero de quienes a través de su trabajo han ahorrado su dinero, no importa que ese ahorro sea forzoso. Es como obligar que el alumno aplicado ceda parte de su buena nota al porro para que este pase de curso. Eso no es justicia distributiva. Eso es directamente un robo.
- De qué manera el Estado asegura al que trabaja y ahorra, que la unidad de medida de ese trabajo, que será siempre el dinero, no sufra deterioro. ¿Cómo podría sufrir deterioro? A través de la inflación y del endeudamiento de la hacienda pública. También hay que señalar y trasparentar al ahorrante, que aquello es condición necesaria pero no suficiente de la estabilidad del valor del dinero, porque vivimos una circunstancia histórica donde las grandes potencias monetarias (EEUU, China y UE) hacen todo lo posible por reventar el sistema mundial de estabilidad monetaria a través del endeudamiento uniformemente acelerado y emisión inorgánica. Esto último ha conspirado contra la rentabilidad de las AFP chilenas, que son sin dudar un género de las instituciones mundiales técnicamente más sofisticadas y eficientes para conservar e incrementar valor del dinero de los ahorrantes.
La propuesta del gobierno aceptada por la seudo oposición, es financiarla con deuda pública que soportarán los propios ahorrantes previsionales. ¿Cómo pagará esa deuda pública inorgánica el Estado en una economía que no crece (o decrece)? Pues con emisión y más deuda pública que tendrá el efecto de licuar el ahorro previsional. ¡Genial!
- Que los administradores de los fondos previsionales, sean expertosde altísima calificación capaces de hacer permanentemente un análisis prospectivo de la economía local y mundial, a fin de determinar cuál es el óptimo destino de ese ahorro y que cuiden, como hueso de santo esos ahorros, del principal depredador de la liquidez de los ahorrantes, que en los tiempos que corren es sin género de dudas los Estados nacionales. En el caso nuestro, tratar en lo posible de que el portafolio de deuda pública sea el menor posible.
¿Cuál ha sido la propuesta de nuestra visionaria clase política?: que parte (menor por ahora (pero in crescendo con certeza) del ahorro previsional se transforme automáticamente en deuda, tal como hicieron los peronistas en argentina, hasta que no quede ningún peso previsional sin la pringa del Estado, para entonces darle el manotazo definitivo bajo la justificación que la deuda es impagable.
Relato una anécdota personal ilustrativa de la honorabilidad del Estado para respetar sus compromisos financieros: estudié en el Colegio de los Padres Franceses de Alameda. De niño en las mañanas de invierno en la entrada del colegio, veía que al frente, en alameda esquina Brasil, hacían una cola de dos cuadras de los pensionados del Servicio de Seguro Social, para recoger mensualmente sus pensiones reducida por la inflación a niveles bajísimos. Cuando me hablaban de “los pobres” mi mente infantil evocaba a esos pensionistas. Eran los beneficiarios del sistema de reparto. Años más tarde cursando cuarto año de leyes, uno de los primeros trabajos dignos como procurador, fue estudiar los títulos que un cliente del abogado para quien trabajaba, que quería comprar un elegante departamento ubicado en un edificio en Alameda al costado oriente del Ministerio de Defensa. Construido en la década del 1940-50, de 160 metros cuadrados por departamento, lujosos accesos y terminaciones, artefactos importados de lujo etc. Los títulos indicaban que había sido construido con un crédito del Servicio de Seguro Social. Es decir, con el dinero de aquellos desamparados que hacían cola. Aparecía en la historia de los títulos, que varios honorables senadores de la época habían comprado con un generoso crédito de la Caja de Ahorros en pesos. En buen castellano: El esfuerzo de ahorro de los obreros que cobraban pensiones miserables, había ido a parar a las faltriqueras de los honorables. Lo que sucederá con este “préstamo al Estado” de los ahorrantes previsionales, lo podemos entonces pronosticar como pronosticamos la lluvia cuando sopla el viento norte.
Quiero hacer una expresa reserva dentro de la clase política, para el ex ministro del trabajo militante del Partido Socialista, don Osvaldo Andrade. Él no se ha conducido como un chanta. Por el contrario, gentilmente ha reconocido en un programa de la TV lo que se encuentra en juego en esta discusión política: Ha dicho, no es tanto las pensiones lo que está en juego, lo que está en juego es quién administra las pensiones, es decir quien tiene el poder, si es el Estado o los particulares.
En el otro extremo, la expresión récord en demagogia, falsía y burla hacia la inteligencia de los ciudadanos, está Evelyn Matthei quien ha sostenido que el Senador Galilea es un héroe por haber tenido el “coraje” de ceder y contrariar lo que les prometió a sus electores: que jamás permitiría que el Estado administrara sus ahorros previsionales.
La clase política ha venido comportándose de una manera escandalosamente auto complaciente con sus propios intereses que se confunden con los intereses patrimoniales del Estado, incrementando el gasto y la deuda pública a niveles exorbitantes, y refractaria a los intereses de los ciudadanos de a pie. Pero el proyecto de ley de modificación de pensiones es, creo yo, la gota que rebalsó el vaso.
Si el electorado se conduce no digo ya con lucidez, sino con un mínimo de instinto de conservación, tendrá que votar por cualquier opción que suponga desalojar del poder a la casta más corrupta de la historia de la república en la próxima contienda electoral, sean estos de derecha o izquierda que en esta materia han obrado “amarraditos los dos”. Si no es así; si jóvenes y trabajadores cotizantes los reeligen, quiere decir que en Chile puede volar un Rinoceronte.
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