10 de mayo de 2023
Pablo Errázuriz Montes
Soy de una especie del género homo erectus, que aspira a prever la realidad contingente a través de la reflexión racional. Desde niño he sido refractario a reflexionar en términos místicos. Me refiero a reflexiones místicas, aquella forma de pensar que busca la causalidad de las cosas en la Providencia Divina, o en fuerzas diabólicas que nos conducen en un sentido o en otro.
Hay un episodio más o menos desconocido de la historia de la independencia de América, que puede compararse con nuestra contingencia. En septiembre de 1812 las fuerzas realistas avanzaban desde Alto Perú, rumbo a San Miguel de Tucumán, en el noroeste de lo que hoy es la República Argentina, con un macizo ejército profesional, conformado por guerreros veteranos, bien armados y apertrechados, con la misión de aplastar a la rebelión independentista. Manuel Belgrano lideraba al grupo de patriotas conformado fundamentalmente por gauchos. Hombres de la tierra que se habían plegado a la facción patriota, en reacción a los expolios y abusos a que eran sometidos por el orden colonial de los borbones. La Junta que gobernaba Buenos Aires, comprende que la resistencia sería suicida y ordena a Belgrano que se replegara hacia Buenos Aires. Belgrano, que era un abogado, con pocos conocimientos y experiencia militar, recibe la orden con alivio. Advertidos los líderes gauchos de las intenciones de Belgrano, de forma vehemente le enrostran al líder que ellos tienen sus bienes, haciendas y familias conformadas por mujeres niños y ancianos en Tucumán. Para ellos era imposible replegarse sin causar la ruina de todos los esfuerzos de sus vidas. Le advierten que habían depositado en él su confianza y ahora se sienten traicionados. Belgrano se conmueve. Más por nobleza que por una decisión racional, acepta la exhortación de los gauchos y decide liderar la resistencia, sin medios ni conocimientos militares. El 24 de septiembre son atacados por el ejército realista y todo presagiaba una derrota cuando… una nube de langostas invade el campo de batalla. Los insectos eran habituales en Tucumán, y los gauchos estaban acostumbrados a soportarlos. Lo extraño era que en setiembre era imprevisible aquel fenómeno. Los que no estaban acostumbrados a ellos eran los soldados realistas que se distraen asqueados, porque los bichos se les metan por las ropas, sus ojos y bocas. El gauchaje contrataca, conquista los polvorines realistas, hace explotar uno de ellos, se apertrecha de armas del otro y… sucede lo impensable: los realistas se repliegan en desbandada y son aniquilados por los patriotas. Belgrano al día siguiente vitoreado por el gauchaje, hace traer en andas una imagen de la Virgen de Lujan y deposita en las manos de la imagen, su espada de mando, señalándoles a sus subordinados que el mérito de la victoria no se debe a él, sino a la verdadera generala que sostiene su espada. Esta victoria cimentó la independencia de Argentina, e hizo posible la reconquista de nuestra patria por San Martín y O’Higgins. Derrotado Belgrano, la independencia de Chile y Argentina no habría sido racionalmente posible.
El resultado electoral del domingo 7 de mayo, tiene algo de místico, porque racionalmente era imprevisible. Personalmente estimé, en base a mi reflexión racional, que la decisión del partido republicano de participar en esa contienda era el error más grande que podrían haber cometido. Mi pronóstico racional indicaba que terminarían siendo el vagón de cola de la derecha cobarde y claudicante, y se consolidaría la conspiración de la élite revolucionaria, hábilmente urdida para cambiar y aniquilar nuestra patria, tal como la construyeron nuestros antepasados. El partido republicano terminaría así formando parte de esa derecha ocupada y preocupada exclusivamente del bienestar económico a costa de la libertad, que venía demoliendo por omisión el alma de Chile, y entregándosela a aventureros revolucionarios sin horizontes. Se consolidaría así, a través de un texto constitucional espurio, la sumisión soberana de Chile al proyecto globalista progresista supresor de la libertad personal.
Ilustrada por la prospectiva, ciencia que se dedica a las causas técnicas, científicas, económicas y sociales para prever el futuro, la Junta de Buenos Aires pensó que Belgrano había enloquecido. Como yo, tirios y troyanos previeron lo mismo respecto al Partido Republicano. La urdiembre de causas racionales y fuerzas vectoriales implicadas, todo hacía prever que los revolucionarios se saldrían con la suya.
No digo que la aventura revolucionaria liberticida haya llegado a su fin. Pero se encuentra herida de muerte. Cualquier texto constitucional que comprometa los valores del derecho a la vida, a la propiedad, a la soberanía de Chile y de su integridad territorial y la igualdad ante la ley; será masivamente rechazada en diciembre. Cualquier intento racista de clasificar y atomizar a los chilenos por orígenes raciales, serán rechazados. Todo proyecto jurídico abortista, sexista, racista y socialista, serán rechazados.
Todas las pretensiones de disponer de una nación probeta, del comité de “expertos”, burócratas del sistema de naciones unidas, multi billonarios de Davos, con sus espadas flamígeras de los medios de adoctrinamiento masivos, tales como netflix, diarios, revistas, canales de televisión cooptados, de nada servirán. Chile ha despertado de su largo letargo.
Chile seguirá siendo soberano. A pesar de las claudicaciones y cobardías de sus líderes, seguirá siendo libre, los hombres hombres, las mujeres mujeres, los niños educados por sus padres, inocentes y no depravados por una máquina infernal estatal, la vida del que está por nacer respetada y reprimidos sus homicidas, la propiedad entendida como el esfuerzo acumulado de cada chileno, respetada y promovida.
¿Cómo no creer en causas místicas de lo anterior? ¿Será acaso el Cristo de Mayo cuya fiesta se celebra el próximo 13? ¿Será la Virgen del Carmen? Belgrano tiene la razón. La espada del mando no es digna de manos humanas.
Fuente: http://pabloerrazurizmontes.blogspot.com/2023/05/las-langostas-de-belgrano-y-los.html
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