11 de julio de 2022
Pablo Errázuriz Montes
Uno de los grandes defectos del espíritu español es el pecado de Caín – la envidia-. Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo por la Gracia de Dios, como él se tituló, fue uno de los principales estadistas del siglo XX, y ha sido objeto de todo tipo de denostaciones falsas o tendenciosas sobre sus cualidades espirituales y militares por parte de sus nativamente envidiosos connacionales. Y el relato más absurdo que he escuchado, es la idea que Francisco Franco fue un mal militar. ¿Lo real?: Ganó dos guerras, contra todo pronóstico; sus tácticas y estrategias guiaron las ejecutadas por el alto mando alemán en la segunda guerra mundial. La famosa táctica de la blitzkrieck o guerra relámpago que los alemanes aplicaron contra Francia, fue ideada y aplicada por Franco en la guerra civil española en las ofensivas desarrolladas por unidades livianas, que cruzaban las líneas enemigas y creaban pequeños frentes de combate en la retaguardia enemiga. ¿Qué pretendía con ello? Lo que Franco Bahamonde llamaba la magnética atracción del fuego. ¿A qué fin? Distraer. Ganar, lo que el denominaba, la principal arma de la guerra: El tiempo. Franco fue un maestro de la distracción, para el logro de sus objetivos militares principales. Era un general irritantemente meticuloso a la hora de ordenar una ofensiva. Los planes de combate que solicitaba a sus comandantes debían ser detalladísimos. Y los ejecutaba cuando el enemigo había sido suficientemente desgastado por sus tácticas de distracción.
No obstante el título de estas letras, no es mi intención negar la importancia que tiene la disyuntiva que se plantea en septiembre próximo en el sentido de aprobar o rechazar, un documento que pretende ser una constitución política para la república. Digo pretende, porque dada la técnica jurídica usada, la confusión idiomática, la imprecisión de sus pretendidos conceptos, la carencia genérica de las más básicas técnicas legislativas y la inexistencia fáctica de sus premisas fundantes[1]; me asiste la convicción más completa que, de ganar la opción apruebo, ese documento jamás tendrá ni imperio, ni eficacia jurídica ni legitimidad. En otras palabras, no regirá jamás. Quizá algunos de sus redactores y promotores del apruebo, es lo que pretenden en su nihilista visión del mundo. Me asiste también la convicción, que el triunfo de la opción rechazo, no alineará voluntades. Los demagogos que manejan todos los partidos políticos que hoy se disputan el poder político, para justificar su rechazo a la propuesta, ya elucubran tácticas populistas para ganar prosélitos, sin la más mínima atención a que el país recupere la gobernabilidad perdida. ¿Mi opinión? Si gana el apruebo nos espera el caos absoluto; si gana el rechazo, el mismo relativo caos que estamos viviendo -que se ira agravando mientras no se ataquen sus causas- porque quienes han causado este caos (la clase política) siguen enquistados en el poder.
Quienes realmente manejan el poder en el mundo han promovido en nuestro país el intento de suicidio colectivo del 18 de octubre de 2019[2]. No digo que la causa suficiente de este fenómeno socio político complejo, haya sido la influencia de los poderes que actúan en el mundo. Es un fenómeno de causalidades múltiples y complejas. Solo digo que lo han promovido. The Economist, revista que representa la opinión y la intención de aquellos poderosos, ha ondulado entre la promoción del proceso de reforma constitucional cantando loas a su desarrollo y eventuales beneficios, a su denostación en su último número, cuando han descubierto, lo que cualquier persona con una inteligencia mediana sabía desde los orígenes del proceso: que las disposiciones del borrador propuesto son augurio de caos y disolución de la delicada trama social que nos une, lo que era de presumir sin dudas por la calidad de los integrantes de la Convención Constituyente.
El relato – Una nueva constitución es lo que clama el pueblo oprimido - parte de la premisa que las normas jurídicas son capaces de formatear y preformar una realidad social. Como esa idea es falsa y está condenada sistemáticamente al fracaso porque jamás una norma jurídica crea ni cambia condiciones sociales, la promoción de la idea de Una Nueva Constitución es una idea sustancialmente falaz que consume las energías de la nación chilena sin ningún beneficio para nadie.
Volviendo a Franco Bahamonde; ¿Qué debes hacer para derrotar a tu enemigo? Distraerlo. ¿Para qué? Pues para que no vea donde está la verdadera ofensiva. ¿A que fin? A objeto que cuando esa ofensiva se despliegue, las resistencias estén de tal modo desgastadas que puedas hacer un avance incruento y victorioso.
El país se desgasta en un debate radicalmente falso. Políticos que andan leyendo encuestas todos los viernes, para saber pa´ donde va la micro son los impulsores de este debate inane. Esa clase política conformada por personajes intelectual y moralmente de poca monta, incapaces de leer la realidad y enfrentarla para guiar a sus gobernados hacia el bien común general, buscan cual corchos mantenerse a flote. Causa entre risa y vergüenza ajena las volteretas de un Lagos, Frei, Macaya etc. con sus “si bien es cierto, no es menos cierto”.
Mientras tanto, el verdadero poder en el mundo, aquel que ha sido capaz de cambiar la cara de nuestro mundo y ha generado el caos económico ad portas, tiene sus trayectorias y disyuntivas sustanciales, que el infantil nivel del debate interno no es capaz de identificar. ¿Y que nos propone ese poder global? Pues la agenda 20-30 que está escrita, es explícita. ¿Quién la impulsa? Una burocracia dorada llamada Sistema de Naciones Unidas que ha crecido al amparo de una organización que originalmente fuera una asociación de naciones soberanas y que hoy es financiada por los generosos aportes de una gerontocracia de millonarios nihilistas obsesionados con reducir la población humana en el planeta. Esta burocracia a través de sus organismos está dinamitando el pretil que significan las soberanías nacionales que paradojalmente le dieron vida. Promueven un orden mundial excluyente de esas soberanías, de la familia como núcleo fundante de la sociedad, de la libertad individual y de la tradición cultural. Un orden social utópico que no tiene correlato empírico, que nace y se funda en la mente de sus ideólogos.
Lo más sorprendente: está ofensiva totalitaria no está en el debate público. El hombre de la calle no se ha pronunciado de que los padres pierdan la patria potestad, que seamos más pobres, pero más felices, que nos obliguen a inocularnos a nosotros y a nuestros hijos las sustancias que una oligarquía mundial disponga, que la libertad sea restringida por poderes supranacionales etc. etc. etc. Las encuestas la mayoría financiadas por estos generosos patriarcas bíblicos, no preguntan la opinión sobre esas cosas.
Es hora de que seamos capaces de sacudirnos de las maniobras distractivas que ocupan el espacio público para enfrentar la agenda globalista promovida activamente por este organismo paralelo y muchas veces contario a la voluntad de la Asamblea General de las NU, financiada por mega empresas globales a través de fundaciones de beneficencia, por los omnipresentes consorcios de “información” que no lo son tal sino de adoctrinamiento, por las miríadas de ONGs que financian las universidades que promueven ideas favorables a esa agenda globalista que compromete cuando no destruye los valores de libertad personal, soberanía nacional, patria potestad sobre nuestros hijos.
¿Estoy viendo fantasmas? Pido al lector -le imploro- que haga el ejercicio de informarse en la página web de las Naciones Unidas. Está todo lo que digo explícitamente a disposición del que quiera informarse. Hasta las fuentes de financiamiento. Un ejemplo -solo un ejemplo- son los instructivos para disuadir, aterrorizar y convencer a la población en torno a inocularse sustancias experimentales invasivas de nuestro orden genético cuales son las inyecciones que, violando el acuerdo de Nuremberg de Naciones Unidas que condenó los experimentos humanos de los Nazis, supuestamente pretenden combatir un virus nacido en un laboratorio chino. No hay una letra que se refiera a la fundamentación científica de la iniciativa. Solo a la metodología totalitaria para reprimir la disidencia[3]. Pero insisto, es urgente informarse en que consiste la agenda 20-30 para poder desentrañar sus falacias.
Filósofos contemporáneos de la talla de Hanna Arendt, Gabriel Marcel o Julián Marías nos pusieron sobre aviso de la metodología del totalitarismo para aislarnos de nuestros prójimos e inducirnos de manera cruenta o incruenta a hacer de nuestras vidas lo que un poder ajeno y lejano a nosotros quiere que hagamos de ellas. Intuyo que la sensación de malestar que ha inducido a algunos a dinamitar el orden social que nos unía, está en la percepción de verse liado en esa red totalitaria de información y la percepción que estamos perdiendo el control de nuestras vidas y de las vidas de nuestros hijos y cercanos. Sin instruirnos en esos filósofos que son experiencias vitales profundas del drama de nuestros tiempos, poco o nada podremos entender sobre el mundo que nos rodea. Si solo nos informamos por el martilleo cerebral de la televisión o de los diarios controlados por la uniformidad de la versión oficial, somos ignorantes y por consecuencia seremos esclavos.
[1] Artículo 1 de la propuesta define a un Chile inexistente. No es posible hacer nacer una realidad por el hecho de prescribirla
[2] https://pabloerrazurizmontes.blogspot.com/2019/11/algunas-condiciones-deposibilidad-de-la.html
[3] https://digitallibrary.un.org/search?ln=en&p=vaccine+principles&f=&action_search=Search&rm=&ln=en&sf=&so=d&rg=50&c=Resource+Type&c=UN+Bodies&c=&of=hb&fti=0&fti=0
Fuente: https://pabloerrazurizmontes.blogspot.com/2022/07/el-plebiscito-por-una-nueva.html
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