11 marzo, 2025 

 

 

 

 

 

por Magdalena Merbilháa


Este panorama de marzo es realmente patético. Todas las noticias son sobre quien va y quien no va. Todo a modo presidencial: la política, siendo política, calcula a conveniencia. Mientras tanto, en el mundo real, los problemas siguen igual o peor, y el gobierno está en modo de campaña.


Se apareció marzo. Con ello, los colegios, útiles, patentes, tacos y más. Y en este marzo ya se acabó el gobierno. Ciertamente, nunca han gobernado mucho, ahora están todos en modo campaña.

La que ha estado muy presente esta semana es Gabriela Mistral, no porque hayamos usado más el billete de $5.000, ya que casi olvidamos el efectivo, sino porque “voces” la propusieron para reemplazar a Baquedano en la “zona cero” y porque su poema resuena a viva voz: “Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar: Rosalía con Efigenia y Lucila con Soledad”.

Esta semana las “reinas” o más bien aspirantes a “reinas”, las que ambicionan el poder han aparecido “en gloria y majestad”. Se ha intentado establecer que es una guerra entre mujeres, muy propio del feminismo radical, invisibilizando a los hombres. Pero ellos, también están y las aspirantes a reinas les temen.

La “gran reina” decidió hablar tras largo y planificado silencio, diciendo que no va (yo diría, por ahora).  Esa acción abrió el camino a “la aspirante de reina” que abandonó sus labores, y “antes que cantara el gallo”, se puso a la cola para la pugna por el poder; por supuesto visitando cuánto evento hay a modo de campaña. La que ya se “sentía reina” reunió a sus fieles para dar directrices con la seguridad de que con esa contendora, no habría problema. Para ella, carrera ganada. Pero no nos olvidemos que “en el horno se queman los panes”.  

Además de las mencionadas, otras también quieren ser reinas y ahí están haciendo rimbombantes declaraciones. Todo por el poder, poco por el país.

Pero aparte de las reinas, están los múltiples  aspirantes a reyes. Algunos serios,  con algo de opción y programas ajustados a la realidad, y otros, realmente impresentables, sólo expresión de sus íntimos deseos.  Algunos se han convertido en objeto de peregrinación, ya que lo único que tienen en cuenta es ganar la elección.

A la izquierda cualquier micro que frene a la derecha y que les haga perder sus puestos laborales asegurados, les sirve. Este panorama de marzo es realmente patético. Todas las noticias son sobre quien va y quien no va. Todo a modo presidencial: la política, siendo política, calcula a conveniencia. Mientras tanto, en el mundo real, los problemas siguen igual o peor, y el gobierno está en modo de campaña.

Ciertamente todo es político, pero lo que vemos en esta recta final, es abiertamente inmoral. Desde ya busca engañar. Michelle Bachelet se baja diciendo que “nunca iba a ir”, pero permanece silente un mes, sin decir que no y escribe una columna en El País, dejando ver que “potencialmente podría ir” y que Lula le habría dado la idea. En una especie “no soy yo, es él”.

Carolina Tohá, por su parte, abandona Interior, que ya estaba bastante abandonado, recibe un tibio “espaldarazo” del Presidente quien espera, como otros, que sea alguien del Frente Amplio y no darle un tiempo al supuesto “socialismo democrático”. Aunque sabe que si el socialismo democrático no lo hace bien -y sin plata nada se puede hacer muy bien-, él podría volver, lo que lo alienta.

Tohá no representa la vieja Concertación. Fue la “princesita” de don Ricardo Lagos, pero todo atisbo de sensatez murió cuando fue literalmente la “guaripola” del Apruebo. Ella defendió el texto del “mamarracho” que sabía que era malo para Chile, ya que hoy, ella misma así lo reconoce. Lo hizo sólo para lograr un puesto en el gobierno. Ella ambiciona demasiado el poder, lo que es muy malo.

Jannette Jara es otra aspirante a La Moneda. Esta situación es posible solo por el oxígeno otorgado a ella por la “supuesta derecha”.

Esta guerra de mujeres culmina con Evelyn Matthei quien siempre, y no es un secreto,  ha deseado la Presidencia y que hoy la siente cercana y real. Es cierto que es la más competitiva , pero hay más competidores y el país ha cambiado, nada es seguro. El “discurso tibio” ya no es lo que permea, porque Chile sabe que lo engañaron.

A cinco años del estallido delictual nadie está mejor, de hecho, todos estamos peor y estamos a punto de perder el país a manos del crimen organizado. Hay más cartas en el ruedo, ya que la derecha está fragmentada y eso fue culpa de quienes hoy demandan unión. La Reforma de Pensiones fue un balazo en el pie del cual se les advirtió. Un acuerdo político de espalda  a la ciudadanía, lo más lejano al “gobierno para el pueblo y por el pueblo”. Fue el “acuerdo de los políticos para los políticos”, buscaban votos, siempre buscan votos.  La generosidad siempre la hacen con el dinero ajeno, nunca con el propio.

Es por esto que un sector de la derecha no quiere primarias amplias y sabemos que a primera vuelta irá José Antonio Kast, quien ya está desgastado, y Johannes Kaiser quien ha irrumpido con fuerza, desplazando el lugar de la “derecha sin complejos”. Por la izquierda el puzle tiene varias piezas, incluido Daniel Jadue.

No hay unión en ninguna parte, solo fragmentación. Más allá de los legítimos deseos individuales de acceder al poder, este año final de mandato perdido en lo electoral es más que un abuso. No les pagamos para eso. Creo que es esencial distinguir e identificar a quienes desean demasiado el poder. Eso es de hecho algo patológico y nunca sano. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/y-todas-querian-ser-reinas/

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