7 enero, 2025 

 

 

 

 

 

por Magdalena Merbilháa


El Estado no tiene dinero, este es el dinero que aportan los chilenos, gastemos en lo que necesitan los chilenos, no es el momento de gustitos ideológicos.


El 2025 inició con el bochornoso intento fallido de adquirir las casas de los expresidentes Allende y Aylwin para hacer dos museos. Más allá del intento ideológico de convertir a uno de los peores presidentes de Chile en héroe, buscando el apoyo del socialismo democrático incluyendo a Aylwin para el empate, pareciera ser a Chile le sobra el dinero. No puede ser un país dos casas museos cuando faltan recursos en los hospitales. La gran pregunta es ¿cuál es la prioridad? y ¿si hay prioridades cuando a gastos se refiere? La verdad es que pareciera ser que no. Se asignan partidas de presupuestos a los ministerios y reparticiones públicas en base a los gastos hechos el año anterior. Eso hace que los ministerios cuando tienen una subutilización de recursos a fin de año se apuran en gastar en cualquier cosa para no perder esas asignaciones al año siguiente. Ese es un incentivo perverso, ya que no permite eficiencias, de hecho, las castiga.

Chile no está pasando por los mejores momentos económicos, ésta es una realidad que todos los indicadores muestran, aunque el ministro de Economía intente demostrar lo contrario, planteando que se creció sobre lo proyectado. De acuerdo, pero ya la proyección era mala. Chile no crece con lo que la torta a repartir es menor. A esto se le suma el impresentable “error de cálculo” de US$4.400 millones de la recaudación del 2024 por parte de “la mejor directora de presupuesto de Chile”, según el “supuestamente serio” ministro de Hacienda. Este “pequeño error” afecta a los gobiernos regionales. De hecho, la deuda de la Dipres, sólo con el gobierno Metropolitano, asciende a $35.000 millones, con lo que no se les ha podido pagar a proveedores, lo que hace que empresas quiebren. Esto se replica en otras regiones.

Por otra parte, los hospitales están desfinanciados con un diferencial de un 17% del presupuesto proyectado y el gasto real. La ley hoy no les permite endeudarse, por lo que el subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, frente a la comisión de Salud de la Cámara de diputados manifestó la necesidad de ajustar el gasto para poder  cumplir con los compromisos en materia sanitaria.

La verdad es que pareciera ser que las prioridades están totalmente cambiadas y, sin duda, los incentivos son perversos. Ya Aristóteles, antes de Cristo, respondiendo al colectivismo de su maestro Platón, que abogaba por “una comunidad de mujeres e hijos”, con la idea que si “todos eran de todos, todo sería mejor”. Aristóteles le contesta que la base de la sociedad es “la familia”, ya que si las cosas son de todos, no son de nadie y nadie las cuida. Eso explica el hecho que “la plata de todos, no es de nadie”, por eso no hay interés en cuidar los recursos públicos y se es extremadamente “generoso” desde el Estado y si falta dinero, se busca recaudar más. Cobrar más impuestos, estrujar a los “contribuyentes”. Muchos programas de las distintas reparticiones están mal evaluados, sin embargo año a año reciben otra vez presupuesto. Claro, esos programas implican empleo burocrático, sin duda innecesario. Chile tiene casi un millón de empleados públicos, que no le han cambiado la vida para nada a las personas. Sin duda han mejorado la vida de esos empleados, los que se sirven del Estado. Cualquier contratación que no implique una mejora en el servicio, es inmoral.

Este es el punto esencial en la polémica actual sobre la adquisición de las casas. Es inconstitucional, ya que ministros de Estado no pueden celebrar contratos privados con el Estado, sí. Es ideológicamente impresentable, siempre. Pero es totalmente imprudente frente a las necesidades prioritarias país. Esto lo hace inmoral. Si una familia ve mermados sus ingresos, lo primero que recorta es todo lo suntuario y entre eso está la cultura. Primero hay que comer, educarse, pagar la salud, la vivienda, las cuentas, las deudas y luego los placeres. No digo que el Estado no deba apoyar la cultura, pero la prudencia, frente a la situación económica, deja clarísimo que este no era el momento. Este es un tiempo de ahorrar y de ver cómo terminar con los incentivos perversos que obligan a no ser eficientes y gastar como si “cayera del cielo”.

Robar y malgastar recursos públicos debiera ser altamente sancionado. Financiar lo que la gente no necesita también. El Estado no tiene dinero, este es el dinero que aportan los chilenos, gastemos en lo que necesitan los chilenos, no es el momento de gustitos ideológicos. Las prioridades están cambiadas y los incentivos son perversos, mejoremos eso.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/prioridades-cambiadas-e-incentivos-perversos/

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