16 julio, 2024 

 

 

 

 

 

por Magdalena Merbilháa


Sabiendo que Sebastián Zamora fue dado de baja, quedó sin sueldo y sufrió tres años de infierno, quienes emitieron acusaciones públicas para fines políticos debieran, al menos, pedir perdón.


El viernes terminó el “caso Pío Nono” y Sebastián Zamora fue declarado inocente. La jueza Bründl al finalizar el caso declaró: “No habiéndose probado el hecho objeto de la imputación, este tribunal ha resuelto por unanimidad absolver a Sebastián Nicolás Zamora Soto de las acusaciones presentadas en su contra como autor de los delitos de homicidio frustrado y apremios ilegítimos”.

La sentencia fue aplaudida masivamente en la sala. La opinión pública estaba con el ex carabinero Sebastián Zamora, ya que era evidente que la imputación de homicidio frustrado por parte de la fiscal Ximena Chong, no tenía sustento. Ocultó abiertamente evidencia y cambió su versión en varias oportunidades, lo que demostró su activismo irracional, incompatible con la justicia. Ya al ver que el ánimo país le daba la espalda a los “octubristas”, la fiscal le ofreció un juicio abreviado a Zamora, a lo que éste se negó, él quería real justicia, era inocente. Se defendió solo contra todo el aparato estatal y la verdad prevaleció.

Frente al evidente intento de manipular la verdad y acusar a un carabinero, por ser tal, de hacer lo que no hizo y de adjudicarle intenciones que no tuvo, hoy debemos hacernos varias preguntas. ¿Qué pasa con los fiscales del Ministerio Público que no buscan justicia real y son activistas políticos? Tras este caso, ¿puede la fiscal Chong seguir en su cargo? Ciertamente no se la puede remover de modo simple, la ley lo impide. Pero, en esto y en todo, no es la ley lo que debe prevalecer, sino que lo correcto. ¿Es justo que en la justicia haya fiscales injustos? Lo cierto es que no. Si es así, deja de ser justicia y pasa a ser “injusticia”. Es por eso que, en el nombre de la moral y la decencia, la señora Chong debiera inhabilitarse, ya que ocultó evidencia y faltó a su cargo. 

Por otra parte, teniendo en cuenta la sentencia y la evidencia, sabiendo que Sebastián Zamora fue dado de baja, quedó sin sueldo y sufrió tres años de infierno, quienes emitieron acusaciones públicas para fines políticos debieran, al menos, pedir perdón. Entre estos hay varias autoridades de gobierno que, usando su cargo y para fines políticos, gritaron a viva voz.

El Presidente Gabriel Boric, entonces diputado de la República dijo en X, entonces Twitter, “Lo empujaron directamente al río”, dio por hecho la culpabilidad de Zamora y exigió la inmediata renuncia de Mario Rozas. Usó el tuit para lanzar sobre la mesa uno de sus fines políticos, refundar carabineros. La vocera de Gobierno, entonces también diputada dijo en X hablando en nombre de la bancada comunista que se sumaban “a la querella por homicidio frustrado contra carabinero que lanzó a joven”. Llamó “a unirse para ejercer una mayoría para establecer las responsabilidades políticas por la brutalidad policial y las violaciones a los derechos humanos”. Realzó su punto político con el hashtag Fuera Rozas y Pérez. Más adelante escribió más declaraciones contra Zamora en redes sociales, “saltar un torniquete es mucho más grave que justificar lanzar a un niño al Mapocho”, habló de “notable hipocresía”. Giorgio Jackson, el de la superioridad moral, por su parte, rápidamente habló de Zamora como “el carabinero que empujó a AA al Mapocho”, le adjudicó el delito y luego se refirió al cabo como “el funcionario criminal”.

Todos culparon al cabo sin juicio, por razones y objetivos políticos. No les importaba ser injustos, era un medio para alcanzar un fin, el poder. Se hicieron del poder y quisieron refundar. No les resultó y la opinión pública despertó. Pasada la “borrachera” Zamora decidió pelear y como David enfrentarse a Goliat y ganó. La justicia prevaleció.

La pregunta es ¿quién es hipócrita? Errar es humano, prevalecer en el error frente a la evidencia clara y distinta, siendo autoridad de gobierno, es inmoral y doblemente grave. “Los pillaron”, nunca han buscado la verdad, el bien, ni la justicia. Todo aquello les es servil a su causa.

No se desdijeron en el caso “malabarista”, quien también era inocente. Incluso la ministra Vallejo cuando fue increpada en TV por haber acusado crímenes a inocentes por razones políticas no fue capaz de decir, me equivoqué. Hoy tienen la oportunidad de poder mostrar que al menos intentan hacer lo correcto, y hacer un mea culpa de sus propias acciones. Mintieron y estuvieron dispuestos a destruir una vida para lograr sus objetivos políticos. Son soberbios y creen que el bien y el mal se define desde ellos y desde sus intereses.

Chile no tiene sólo una crisis política, que sin duda es real. Tiene primero una crisis moral. Si el Presidente no es capaz de reconocer sus propios errores, no puede liderar nada. Si su vocera es la mentira encarnada, entonces el gobierno es poco creíble. El silencio hoy les hace daño a ellos mismos y al país. Si no piden perdón públicamente retractándose y sincerando su parcialidad política, dejarán evidencia de la “pequeñez” y la poca valía que tienen como gobernantes y seres humanos. 

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/david-le-gana-a-goliat-se-hace-justicia/

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