Freddy Blanc Sperberg
La película 2012 se trata de un cataclismo de nivel mundial cuyas consecuencias eran devastadoras para el planeta. En el guion, el protagonista Jackson Curtis, un escritor de ciencia ficción venido a menos, ha escrito un libro algunos años antes al que tituló ADIOS ATLANTIS, en el que hablaba de conspiraciones y otros temas escabrosos para las élites reinantes. Todo ello redundó en que el libro no superara un mínimo de ediciones y un nada de interés, salvo en uno que otro personaje.
La premisa y base de la película es la fecha de fin del mundo, 2012, basada en las lecturas del calendario maya, cuyos escritos narraban el fin de una era bajo un cataclismo causado por un desplazamiento de la corteza terrestre.
La película estadounidense se rodó en Vancouver (Canadá) durante el verano de 2008 y se estrenó el 14 de noviembre de 2009, causando gran expectación por los magníficos efectos especiales y la trama que, en sí, no dejaba de generar alarma ante un hecho que, supuestamente, ocurriría 3 años más tarde. Luego de ese cataclismo, todo en el mundo cambió radicalmente.
Aunque parezca curioso, continuaré el mensaje hablando de la historia de Europa, extensa y muy compleja, pero podemos dar una visión general tratando de ser breves.
Estamos claros que, en la Edad Antigua, Grecia y Roma dominaron la región estableciendo bases para la cultura, la política y la filosofía, es decir, fueron prácticamente la cuna de la sociedad occidental.
Para la Edad Media y después de la caída del Imperio Romano, Europa se fragmentó en reinos y principados feudales. El cristianismo se extendió y el Sacro Imperio Romano Germánico surgió.
Ya en el Renacimiento, entre los siglos XIV y XVII, un resurgimiento cultural y artístico en Italia y otros lugares marcó el comienzo de la Edad Moderna.
En la Edad Moderna, es decir entre los siglos XVII y XVIII, naciones-estado como Francia, España y el Reino Unido surgieron y compitieron por el poder. La Reforma Protestante y la Ilustración transformaron la religión y la política.
La Edad Contemporánea, entre los siglos XIX y XX, trajo las revoluciones industriales y políticas, guerras mundiales y el surgimiento de la Unión Europea.
El Siglo XXI pretende la integración europea, los desafíos globales y los cambios políticos y sociales.
Pero el Siglo XXI no sólo trajo esos temas, también acarreó otros complejos cuya proyección no es tan difícil de comprender.
Por ejemplo, si usted hace una consulta a los medios formales respecto de cuántos templos cristianos existen en Londres, la capital de Inglaterra, aparece una larga lista encabezada por la Diócesis de Londres que tiene alrededor de 400 iglesias, la Arquidiócesis de Westminster de la Iglesia Católica que tiene alrededor de 200 iglesias, que hay alrededor de 100 iglesias de otras denominaciones cristianas como bautistas, metodistas, pentecostales y, por último, también hay alrededor de 50 catedrales y grandes iglesias históricas. En total, serían alrededor de 750 templos cristianos en la capital inglesa. Es interesante mencionar que Sadiq Khan es el alcalde de Londres desde 2016, reelecto en 2021 y 2024. Es el primer alcalde musulmán de una capital europea, abogado y político británico del Partido Laborista.
Sin embargo, cuando usted consulta sobre la cantidad de templos islámicos que existen en Londres, según datos prepandémicos, la respuesta es que no se encuentra información al respecto y sólo hace mención a “las más conocidas”, como la Mezquita Central de Londres, la Mezquita Fazl y la Mezquita Baitul Futuhn, todas en Londres, lo que no indica que no existan otras. Extraoficialmente se sabe que templos cristianos se han transformado y ahora se usan para predicar y practicar el islam en muchas de las barriadas londinenses.
En París tenemos la Gran Mezquita ubicada en el Barrio Latino. Es la mayor de Francia y tiene una hectárea de superficie y un minarete de 33 metros de altura. Está inspirada en la mezquita de Fez, en Marruecos, y fue construida en homenaje a los musulmanes muertos por Francia en la Primera Guerra Mundial. No hay información disponible sobre otras mezquitas en París. Tampoco es señal de que no existan otras. Como en Londres, los antecedentes se replican.
En cuanto a la población, tenemos que en Gran Bretaña habitaban aproximadamente 3,4 millones de musulmanes, lo que representaba alrededor del 5% de la población y se dividían en seis categorías: musulmanes autóctonos, estudiantes y ejecutivos de países musulmanes, otros que entraron sin restricciones, otros que vinieron a Europa occidental como trabajadores migrantes y otros musulmanes europeos nativos y solicitantes de asilo y refugiados.
En tanto, en Francia el islam es la segunda religión más profesada después del cristianismo. Había alrededor de 8,4 millones de magrebíes, lo que representaba alrededor del 12,5% de la población. La mayoría de ellos son practicantes del islam. Como contraparte, resulta importante destacar que en Irán la libertad religiosa es limitada y los cristianos enfrentan restricciones y persecución. Mientras en Europa muchos templos cristianos han sido cerrados o destruidos en los últimos años, en Irán no es diferente.
En Alemania había entre 5,3 y 5,6 millones de ciudadanos musulmanes, lo que equivalía aproximadamente al 6,5% de la población total del país. Cerca de la mitad de ellos eran turcos o turco-alemanes, pero ya no conforman la “mayoría absoluta” que eran antes de la llegada de refugiados que huyeron de conflictos y guerras como la de Siria. Desde 2015, se estima que la población musulmana en Alemania ha aumentado en 900.000 personas. Si bien dicen que desde 2017 apenas ha variado, la verdad pareciera ser otra. Es importante tener en cuenta que estos números pueden haber cambiado debido a la inmigración continua y otros factores que, definitivamente, la ONU se niega a dimensionar.
Sin tener datos actualizados o creíbles, el último registro indicaba que la tasa de nacimiento en europeos era de 1.6 hijos por mujer, mientras que la tasa de nacimiento entre los musulmanes europeos era de más de 3 hijos por mujer. La diferencia en la tasa de fertilidad puede parecer menor, pero a mediano plazo es significativa, ya que la tasa de nacimiento de los musulmanes supera el nivel de reemplazo, lo que significa que es mayor que el número de nacimientos necesarios para mantener su población estable. Además, la edad promedio de los musulmanes en Europa es de 30,4 años, comparada con 43,8 de los no musulmanes. Es decir, los europeos originarios son más viejos que los jóvenes, ¿se comprende? Mientras los musulmanes continúan aumentando su población los europeos disminuyen drásticamente.
Por su parte, la tasa de natalidad en Irán ha disminuido significativamente en las últimas décadas. Entre 1980 y 2020 pasó de 6.5 a 1.8 hijos por mujer musulmana, en tanto que para las cristianas es sólo de 1.4 hijos por mujer, todo según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que tampoco es fácil de creer dado las dificultades que ponen las autoridades religiosas del país en la obtención de cifras. Responsabilizan de esta disminución a factores como la educación, la urbanización y al acceso a métodos anticonceptivos. En cuanto a la población cristiana en Irán, es importante destacar que es una minoría marginal con alrededor de 300.000 personas, lo que representa alrededor del 0.4% de la población total del país.
Conforme a los datos obtenidos y llevados a gráficos objetivos, podemos concluir que todo converge. A menos que “algo ocurra”, el destino de Europa está sellado.
Motivados por la agenda globalista de la ONU que ataca uno de los cimientos de la sociedad occidental, es decir la familia, los nacimientos de europeos originarios no alcanzan a cubrir los fallecimientos lo que, matemáticamente, implica que como pueblo tiende a desaparecer. Por su parte, la población musulmana tiene una tasa de nacimientos con una proyección continua por lo que, sin lugar a dudas, paulatinamente cubrirán los espacios dejados por los nativos.
Sin darnos cuenta podemos estar presenciando la muerte de una sociedad completa, como en los viejos tiempos, algo que de una u otra forma nos negamos a aceptar por todo lo que hemos estudiado de ella. ¿Cómo no resistirnos a perder lo que una vez fue cuna de conocimientos y faro de nuestros sueños y deseos de crecimiento y desarrollo?
Las escenas vistas en París durante los Juegos Olímpicos nos dejaron serias inquietudes respecto de lo que realmente está pasando. Querámoslo o no algo ha cambiado, y radicalmente, en la otrora bella ciudad luz, esa misma luz que hoy languidece con el débil brillo de una media luna.
Indonesia, en el sudeste de Asia, con 203 millones, es el país con más creyentes y representa el 13 % de todos los musulmanes del mundo.
Preparando el futuro, será entonces en idioma indonesio que cerraré mi mensaje de hoy, Selamat tinggal Eropa, adiós Europa….
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