Freddy Blanc Sperberg
Consejero Nacional del Partido Republicano


La impunidad se define como “la inexistencia, de hecho o de derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones a disposiciones vigentes, así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria, porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación, detención, procesamiento, etc.

Es un fenómeno social que impacta tanto la construcción del Estado de derecho de América Latina, como la calidad de las democracias latinoamericanas.

La impunidad genera la imposibilidad de ser sancionado. Es común en algunos países en los que se carece de un sistema político limpio y que repercute en un sistema judicial corrupto y débil. En lo explícito, la impunidad es la ausencia de sanción frente a una acción ilegal.

Por su parte, el término corrupción indica el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y los derechos que se le confían. La corrupción también se llama soborno de funcionarios, el cual es típico de los estados de la mafia.

Un signo característico es un conflicto entre las acciones de una persona elegida y los intereses de la sociedad. Muchos tipos de corrupción son similares al fraude cometido por un funcionario y pertenecen a la categoría de crímenes contra el poder estatal.

El principal incentivo para la corrupción es la posibilidad de obtener beneficios económicos asociados con el uso del poder, y el principal elemento disuasorio es el riesgo de exposición y castigo.

Según estudios macroeconómicos y políticos, la corrupción causa daños significativos e impide el crecimiento económico y el desarrollo en interés de la sociedad en general. Además, a nivel microeconómico se evidencia que, en general, mayores niveles de corrupción disminuyen las inversiones en infraestructuras realizadas mediante colaboraciones público-privadas en países en desarrollo.

“Las sociedades corruptas no pueden apoyar a sus ciudadanos", dice Stuart Gilman, jefe de la Dependencia de Lucha contra la Corrupción de la ONUDD. "Privan a sus hijos no solo de la comida, sino también de la educación y la atención sanitaria”.

En muchos países, y principalmente en los países del primer mundo, los actos de corrupción o corruptos son castigados por la ley. No así en los de tercer mundo.

A nivel internacional existe la convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que es un tratado multilateral de la Organización de las Naciones Unidas con el fin de prevenir y combatir la corrupción política y fue adoptada el 31 de octubre de 2003 por la Asamblea General con la Resolución 58/4 con fecha de agosto de 2018, había 186 ratificantes.

Stephen D. Morris, un profesor de política, escribió que la corrupción política es el uso ilegítimo del poder público para beneficiar un interés privado. Otro definió la corrupción como la acción de proporcionar secretamente un bien o un servicio a un tercero para influir en determinadas acciones que benefician al corrupto, a un tercero o a ambos en los que el agente corrupto tiene autoridad. El economista del Banco Mundial Daniel Kaufmann, amplió el concepto para incluir la "corrupción legal" en la que se abusa del poder dentro de los límites de la ley, ya que los que tienen poder suelen tener la capacidad de crear leyes para su protección. El efecto de la corrupción en las infraestructuras es aumentar los costos y el tiempo de construcción, disminuir la calidad y reducir el beneficio.

La corrupción es un fenómeno complejo y puede darse a diferentes escalas. Va desde pequeños favores entre un número reducido de personas, llamada corrupción menor, a la corrupción que afecta al gobierno a gran escala, llamada gran corrupción, y la corrupción que es tan frecuente que forma parte de la estructura cotidiana de la sociedad, incluida la corrupción como uno de los síntomas del crimen organizado, llamada corrupción sistémica.

Esta última, la corrupción sistémica, o endémica, es la corrupción que se debe principalmente a las debilidades de una organización o proceso. Puede contrastarse con los funcionarios o agentes individuales que actúan de forma corrupta dentro del sistema.

Vamos con un pequeño análisis.

La verdad es que las acciones de los seres vivos, en general, están sometidos a distintos controles naturales, entre ellos la consecuencia de sus actos. En el caso de los animales hablamos del instinto, pero en el caso de los hombres, hablamos de las sanciones que la sociedad ha determinado a través de leyes para determinadas acciones, las denominadas ilegales.

Dichas acciones las toma el denominado Poder Judicial, uno de los tres poderes del estado, independiente, autónomo, a través de quien debe investigar y sancionar, como lo es el Ministerio Público con jueces y fiscales.

Decíamos que, en lo explícito, la impunidad es la ausencia de sanción frente a una acción ilegal.

¿Qué pasa entonces si yo sé que tengo contactos en determinados poderes, como el Ministerio Público y las Cortes de Apelaciones y Suprema, en las cuales tengo casi garantizado que sobre mis actos no habrá consecuencias?

Pues bien, quedo liberado del control natural de las mismas, que es el miedo, y se incentivará la escalada en el sentido de ir estirando, cada vez más, el elástico, es decir, un delito cada vez mayor.

Cuando un Tribunal deja sin sanción hechos evidentes o, en otro caso, sanciona con penas más graves una falta menor a otra, es indicador de que ese Tribunal está cayendo en actos de corrupción. Ello, de la mano de la impunidad.

En nuestro país estamos habituados, se ha normalizado como acostumbran a llamarle, a ver casos resueltos y cuya sentencia, si es que la hay, no tiene relación con el sentido común. Por ejemplo, que un ladrón de un celular recibe una sanción más alta que la de un homicida.

Dirán que son las leyes, pero no. La investigación del fiscal será vital, y la visión del juez será lo que al final decidirá el destino del delincuente. Dependerá de la intención de ambos, de su calidad profesional y, principalmente, de su calidad humana. La ideología es el peor freno a lo correcto.

Instalada la corrupción en el único Poder que inhibe e impide la impunidad, la corrupción no tiene freno y los ciudadanos siguen pagando las consecuencias. En mi opinión, la impunidad es el origen de la corrupción, y se da porque quienes deben ponerle freno gozan, desde ya, de una impunidad anticipada.

Chile es un buen ejemplo.

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