Freddy Blanc Sperberg
Consejero Nacional PRCh


Hace un tiempo conversamos del tema, pero me quedé corto.

Para comprenderlo mejor debemos aclarar que el concepto de moral está conformado por normas, costumbres, creencias y valores los que, por separado o como un todo, forman parte de la tradición histórica y cultural de un individuo o una sociedad.

Como rasgo cultural se puede hablar de un conjunto de morales distintas y será según la sociedad en que manifieste.

Así, conformará la moral aquello que se da en el comportamiento individual o colectivo orientado a un valor vigente en la sociedad.

En distintas sociedades se puede observar una moralidad que se apoya en la ley o en un conjunto de leyes y códigos civiles. Esta forma de moral es la moral histórica de cada pueblo o cultura a lo largo y ancho del mundo.

El término “moral” surge del latín mor, que significa “carácter” o “costumbre”. Mor, a su vez, tiene su origen en moralis, que es el equivalente al griego ethikós (“ética”). Es común confundir moral y ética, pero no significan lo mismo. La ética es una disciplina filosófica que estudia los principios que regulan el comportamiento moral.

Mientras por un lado la ética es una rama de la filosofía que aspira a elaborar patrones morales transculturales, por el otro la moral se aplica dentro de un contexto sociocultural e histórico determinado. Interesante resulta saber que cosas que hoy consideramos moral, en algún momento de la historia pudo no haberlo sido, y viceversa.

En cuanto a tipos de moral, podemos hablar de Moral religiosa, que está determinada por una tradición religiosa determinada, y que se rige por los mandamientos de su credo o doctrina;… Moral laica, que no está determinada por una tradición religiosa, incluso si muchos de sus valores coinciden con los de una tradición cultural muy marcada por el pasado religioso;… Moral fundamental, que aspira a ser universal, o sea, que tiende a juzgar los elementos más básicos de la existencia del ser humano;… Moral social, que diferencia los preceptos morales de la sociedad, o sea, las tradiciones que obran en un momento a un colectivo determinado;… y Moral individual, aquella que manifiesta la aproximación personal, singular e individual que cada quien tiene hacia los conceptos de lo bueno y lo malo.

Aclaremos aún más las cosas. Lo inmoral es lo contrario a una visión de la moralidad específica, rompe las reglas de la moral, contradice sus visiones y desobedece sus mandatos. Por su parte, lo amoral no constituye un juicio respecto a la moral, porque un acto amoral carece de ella.

Como sea, la moral es un concepto útil para entender el comportamiento humano.

Por un lado, una sociedad requiere siempre de un código o un conjunto de reglas a las que ceñirse para garantizar la paz social y la armonía entre sus ciudadanos, es una parte vital de la historia de la humanidad. La moral de cada época ha determinado en gran parte el modo en que las fuerzas sociales interactuaron y marcado las distintas direcciones hacia las que cada sociedad se dirige.

Estudiar la moral desde un punto de vista ético, es decir, filosófico, permite analizar la estructura de una sociedad y las ventajas y desventajas de su comportamiento. Esto permite pensar en los distintos espacios y actores sociales que interactúan en ellos, a fin de garantizar la igualdad de oportunidades y la libertad de cada quien.

El concepto de MORAL es algo que atañe al orden interno del ser humano y es ajeno a lo jurídico, es decir, no necesariamente algo inmoral es jurídicamente incorrecto.

Lo moral son hábitos o normas consideradas positivas para una sociedad sana. Definirá nuestra forma de transitar dentro de una comunidad, el límite entre lo correcto y lo incorrecto, la moral nos guiará en el cómo queremos establecer nuestra presencia y desarrollar nuestros actos en nuestra relación con otros seres humanos. El concepto, muy personal, también debe ser totalmente ajeno a cómo desarrollan los demás sus actos e interacción con nosotros, es decir, la moral es un concepto personal que nos impone un límite propio, y lo más importante y difícil de aceptar por muchos, no es cuestionable ni transable con acciones de otros.

El concepto se inculca principalmente de padres a los hijos. Son los padres, familiares directos o entorno más cercano quienes, en general, crean ese concepto de responsabilidad e interacción social.

Vamos al análisis.

La ideología desplazó la filosofía en los procesos de enseñanza, no sólo de chilenos sino también de muchos países. La filosofía inculca, desarrolla y potencia esos valores morales. La ideología despoja de contenido moral el proceso formativo del niño y del adolecente y le instala una necesidad de atender sus insatisfacciones culpando a la sociedad por no responder a ello.

Las noticias nacionales nos bombardean con ejemplos del daño que ha causado la ideología a la necesidad de valores morales. Por ejemplo, la violación es un acto inmoral que va en contra del derecho de una persona a la libertad sexual y la integridad física. El hurto también es un acto inmoral, ya que viola el derecho a la propiedad privada de otra persona. Hoy, una autoridad de gobierno se niega a responder por sus actos inmorales y vemos a otros respaldar, bajo argumentos muy cuestionables, acciones que violan los derechos de otros. Vemos a también a otros justificando mañosamente actos de corrupción. La corrupción es otra forma de acto inmoral, ya que implica el uso indebido del poder para obtener beneficios personales a expensas del bienestar de la sociedad. Vemos Ministros defendiendo lo indefendible, y no les cuesta nada. Vemos a otros, sin ningún sentimiento de culpa, defraudar al Estado en montos y condiciones que la ciudadanía no logra dimensionar y ven, estupefactos, cómo la impunidad se establece para unos, más no para otros. Vemos cómo fiscales y jueces dictan sentencias alejadas no sólo del sentido común, sino también de lo justo. Vemos cómo la ideología se empeña en pervertir a niños desde sus primeros pasos en el jardín. Vemos cómo los responsables no dan ni siquiera respuesta a las preguntas de lógica, como ser qué hacen con los impuestos de los ciudadanos. Vemos cómo una clase política desarrolla una pseudo dictadura partidaria y parlamentaria, desconoce las prioridades y decisiones de la gente y se concentra sólo en su propia visión. Esa misma clase política se las arregla para sobreponer sus intereses antes que los del país. Una ideología declara abiertamente estar dispuestos a usar las armas para imponer su totalitarismo, mientras ingenuos y cobardes guardan silencio o, incluso, votan aprobando sus barbaridades. Vemos a políticos cambiando de bando, como si sólo su mamá los hubiera puesto ahí.

Esas actitudes, inmorales, sólo pueden ser contenidas con los conceptos valóricos adecuados. La falta de moral lleva a muchos de nuestros ciudadanos a ignorar, incluso a despreciar, su rol dentro de la sociedad. Sin moral se elimina el sentido de ser parte de esa sociedad, que es avanzar con ella y no contra ella, de aportar al grupo reconociendo y respetando a todos quienes la componen, aun cuando el costo implique mantener una carencia personal.

Con la trama del caso Convenios, con los restos óseos ocultos durante 18 años en el Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Chile y en otras dependencias gubernamentales, con los robos de elementos que podrían contener las pruebas para llevar a la justicia a responsables o gestores de desfalcos, más allá de la abusiva tardanza de los Fiscales para rescatar dichas pruebas, con el apoyo descarado a la comisión de actos terroristas y otros por parte de Ministros, con el enfrentamiento entre el Contralor y el Ministro de Justicia y tanto más, vemos como personas cuya formación, sin moral pero con poder, está provocando verdaderos estragos en nuestra sociedad, y no se avizora ni arrepentimiento ni restauración del dañino efecto.

Ellos, junto a los canales de televisión abierta con todo su aparataje mediático, apoyaron la quema de medio Chile, alababan la destrucción de miles de empleos a través de saqueos a emprendedores, de locales comerciales y de empresas, aplaudían los ataques a Carabineros de Chile y a las FFAA y en el Congreso recibían como héroes a terroristas y delincuentes. Con la falacia de los 30 pesos, pretendieron derrocar un gobierno democrático, pretendieron romper el orden institucional y hoy, sin ningún pudor ni vergüenza, se pasean por los medios poniendo su mejor cara de inocente.

Resulta imposible concebir una sociedad sana y en paz, rodeados de inmorales.

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