Freddy Blanc
Consejero Nacional del PRCh


Para muchas personas se ha hecho una costumbre ocultar nuestras debilidades valóricas aduciendo a que “todos lo hacen” o a que “nadie lo hace”.

Decía San Agustín que “lo correcto es correcto aunque nadie lo haga”, y también que “lo incorrecto es incorrecto incluso si todos lo hacen”.

Según el gran filósofo griego Aristóteles, lo correcto constituye aquella acción que lleva al bien del hombre o a su fin. Así, cada acción que se oponga a ello será mala.

Si tuviéramos que definir lo correcto, se puede determinar sin error que lo correcto es todo aquello que no contraviene de ninguna manera a la razón o a la ética.

La ética es, entonces, el estándar de lo correcto y de lo incorrecto y, como sabemos, la ética se cimenta en nuestros valores y no siempre es fácil aplicarnos un juicio moral, buscando ser éticos.

La falta de ética lleva a lo incorrecto y lo incorrecto puede fácilmente desembocar en el mal. El mal es en sí, la conducta que destruye la confianza dentro de un grupo humano, debilita el entorno de las personas en lo general y puede desembocar en inestabilidad de todo tipo, incluidos los enfrentamientos interculturales.

Para reforzar nuestro conocimiento, los hombres debemos tener claro que lo correcto lleva en forma intrínseca al menos 10 conceptos valóricos:

Respeto, compromiso, tolerancia, profesionalismo, sentido de pertenencia, responsabilidad, confianza, equidad, solidaridad y honestidad. Honestidad la dejé para el final a propósito, es la más fácil de recordar. Esa palabra es vital y absolutamente necesaria, sobre todo cuando debemos conformar grupos para desarrollar ideas o ejecutar tareas.

Por el contrario, lo incorrecto conlleva elegir el camino de los antivalores y desconocer las pautas morales positivas y destinadas al bien común. Veamos algunas:

La injusticia, la discriminación, el egoísmo, la intolerancia, la falta de respeto, la soberbia, la deshonestidad, rechazar conocimiento, imprudencia, impuntualidad, indiferencia, ineficacia, inequidad, la mentira, el odio y la parcialidad.

Hay algunos más, pero la idea queda clara, ¿verdad?

Dicen algunos que saben que es incorrecto insistir en algo que resultó mal y, peor aún, buscar repetirlo.

En la sociedad, se considera el bien como algo moral que debe ser imitado. Por el contrario, lo inmoral requiere y se hace acreedor de una condena.

Vamos con el análisis.

Decía Jesús que hay que ser muy valientes para vivir correctamente e invitaba a los seguidores a ser consecuentes y a vivir como hijos de Dios. Decía que Dios nos quiere decididos a dar la cara en todos los momentos de nuestra vida, haciendo siempre el bien, que es lo correcto, aunque no esté bien visto.

Son demasiados los hombres que transitan por nuestra sociedad haciendo cosas incorrectas y transgreden la belleza con que deben realizar sus acciones, la verdad al hablar a los demás y la bondad que deben portar en su corazón.

Hoy pululan oscuros personajes de nuestra política nacional pretendiendo “aconsejar” o pautear a otro sector político, recomendando acuerdos, cesiones, diálogo y tolerancia.

Pretender disfrazar actos incorrectos, como ya dijimos, es parte de lo incorrecto. Pretender insistir en actos incorrectos diciendo que son correctos, y sobre todo cuando son los ciudadanos los afectados por esos actos, es lo peor.

Pretender darse un aire de altruismo mientras se trabaja a espaldas de los chilenos, imponer nuevos procesos negociados entre cuatro paredes desconociendo la voluntad claramente expresada por la tremenda mayoría es ir, derechamente, en contra del bien común. Mostrarse como líder de personas diciendo cosas que no las representan, es aprovecharse maliciosamente de su electorado. Eso es incorrecto.

Una buena persona practica la humildad con las obras, no con las palabras.

Si pretendes que eres bueno, no puedes hacer el mal, no puedes mentir, no puedes utilizar a otros que confiaron en ti.

Si hacer lo correcto requiere valor, estamos frente a un grupo de líderes tremendamente cobardes, cobardes porque temen perder sus nichos de poder. Temen volver a ser lo que ellos parecen despreciar con sus actos, temen ser un sencillo ciudadano, ese de a pie, que les dio el voto, el poder, la omnipotencia y un estado de bienestar económico inalcanzable para quienes los pusieron allí.

Han logrado un nivel de semidioses que le provocaron la pérdida absoluta de conciencia ciudadana y, para peor, optaron por la peor opción para una sociedad, optaron por hacer lo incorrecto.

A todos aquellos que pregonan alianzas, acuerdos y diálogos, tengan claro que se puede conversar, acordar y dialogar sobre cualquier tema, menos de los temas incorrectos.

Lo valórico no se transa, la propiedad de las personas no se transa, la libertad no se transa, el derecho de los padres no se transa, el respeto a la verdad histórica no se transa, el respeto y reconocimiento a nuestras FFAA y de Orden no se transa, la libertad de fe no se transa, el respeto al estado de derecho no se transa, nuestra cultura y nuestras tradiciones no se transan, no se transan la seguridad, el bienestar común ni el derecho de los pueblos a que se respeten sus decisiones.

Mejor nos sentamos a conversar, a acordar y a dialogar sobre sus sueldos incomprensibles, sus círculos de poder, sus intereses ilimitados, el fuero para una clase intocable, la parcialidad judicial, la impunidad de una verdadera asociación ilícita en temas de traspasos desde el estado, sobre el terrorismo, conversemos sobre el emprendedor que le exigen mil papeles por 3 lucas, mientras a otros les entregan miles de millones y no les piden ni una foto, conversemos sobre una persona sin título dirigiendo una cartera ministerial, conversemos sobre un terrorista sentado en un sillón parlamentario, conversemos sobre la capacidad de indultar por ideología, pero no por razones humanitarias, conversemos sobre los Derechos Humanos de algunos, cuyo dolor pretende ser anestesiado con miles de millones de dólares, mientras otros mueren de viejos, enfermos y abandonados en una cárcel, conversemos la negación de ayuda a los damnificados por ideología, mientras las verdaderas fuerzas capaces, amadas y esperadas por los ciudadanos rugían atados en sus cuarteles, impotentes ante tan incorrecto acto, conversemos sobre la verdadera representatividad de algunos, mientras sus bases se debaten en la frustración y la desesperanza sostenidos sólo por un mal entendido concepto de lealtad.

Es cierto, Chile necesita de todos, pero de todos los correctos.

Basta de personajes dando dircursitos llamando a la unidad bajo banderas incorrectas. Los ciudadanos ya hablaron, si no los escuchan es porque son incorrectos. En lo personal apoyaré y me sentaré siempre a conversar, a acordar y a dialogar sólo de lo correcto.

Decía Martin Luther King Jr, “Siempre es el momento adecuado para hacer lo correcto”. Por su parte, el Apóstol Santiago predicaba que “el pecado también está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace”.

A veces lo correcto no es tan simple, puede generar conflicto la decisión entre hacer lo bueno o lo malo. Pues bien, cuando no sepas qué hacer, entonces haz lo correcto.

Principios y valores no se transan. Démosle de una vez por todas el valor que corresponde a hacer lo correcto.

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