Freddy Blanc Sperberg
Consejero Nacional del PRCh


Dicen, los que saben, que filosofía e ideología tienen diferencias fundamentales.

Sobre esa base, concluyen que la ideología la conforma un conjunto de creencias, que son “doctrinas que respaldan una cierta institución social o una organización”. Por el contrario, la filosofía “se refiere a ver la vida de una manera pragmática y entender el porqué de ser la vida como es y los principios que rigen tras ella”.

En lo práctico, la ideología expresa su frustración con las cosas como están y miran a algo distinto a futuro, en tanto que la filosofía intenta comprender la sociedad tal como está. En resumen, la ideología busca cambiar las cosas, en tanto que la filosofía busca encontrar el origen, es decir, la verdad.

Mientras que el filósofo es objetivo, el ideólogo intentará imponer su visión y ni siquiera considerará debatir al respecto.

Mientras que la filosofía requiere de un pensamiento estructurado, la ideología tiene muchas emociones personales en el juego.

La ideología tiene una estructura rígida y fija sobre ciertas creencias, negándose a modificar su postura independientemente de cualquier cambio que sufra el entorno. Dicen que desafiar a un ideólogo puede ser una de las tareas más difíciles.

Por otro lado, un filósofo puede llegar a algunas construcciones para la base de la vida y otras cosas, pero estará dispuesto a debatir y reflexionar sobre otras filosofías. Un filósofo tiene su mente abierta y está dispuesto a escuchar críticas, mientras que un ideólogo refutará cualquier cosa que desafíe su categórica idea. Esto también sugiere que, mientras la filosofía anima a la gente a pensar, la ideología desalienta cualquier pensamiento que vaya en contra de las doctrinas básicas que la rigen.

Las anteriores definiciones y diferencias indican claramente que filosofía e ideología, si se midieran en una escala, ocuparían los dos extremos. El propósito de cualquier filósofo es buscar el conocimiento en aras de la sabiduría y la verdad, mientras que el único objetivo de un ideólogo es promover y aplicar su ideología cada vez que pueda, incluso por la fuerza.

En un resumen de las diferencias entre la filosofía y la ideología podemos decir que:

  1. Filosofía se refiere a un enfoque pragmático de mirar y analizar la vida. Ideología se refiere a un conjunto de creencias y reglas pertenecientes a sólo un determinado grupo o conjunto de personas.
  2. La filosofía apunta a entender el mundo tal como es, mientras que la ideología nace de una visión para el futuro y pretende cambiar el estado de esa visión en particular.
  3. La filosofía es objetiva, mientras que la ideología es dogmática y se niega a participar en cualquier debate que no está de acuerdo con esa ideología.
  4. La filosofía no tiene tanto impacto como una ideología tendría en el mundo, ya que la ideología pretende difundir las creencias e imponerlas en el resto de la sociedad independientemente de su relevancia; y
  5. Todas las ideologías tienen alguna filosofía subyacente, pero no viceversa.

Con esos conceptos ya medianamente claros, vayamos al grano, el PENSAMIENTO CRÍTICO.

La verdad es que el pensamiento crítico es un concepto bastante antiguo, remontándose a los eternos griegos, cuna de una infinidad de temas para nuestra civilización occidental. Sócrates, Platón y Aristóteles la llevan en el tema, pero el término se le adjudica a Max Black en 1946.

Francis Bacon, un barón y vizconde fallecido en 1626, fue filósofo, político, abogado y escritor y es considerado como el padre del empirismo filosófico y científico. Aclaremos que Empírico significa que algo tiene base en la práctica, en la experiencia y en la observación de los hechos, es decir, en lo que se vio, se hizo y se probó.

Según este señor, el pensamiento crítico es tener el deseo de buscar, la paciencia para dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar, el cuidado para poner en orden y el rechazo a todo tipo de impostura.

La pregunta del millón de dólares es, ¿para qué sirve el pensamiento crítico?

Veamos, el tener pensamiento crítico nos permitirá discernir entre lo mediocre y lo que es brillante, nos permitirá diferenciar lo valioso de lo no importante, a distinguir y dejar fuera los prejuicios, a encontrar fundamento para nuestras conclusiones, nos permitirá analizar diversos aspectos y comunicarnos mejor. Con pensamiento crítico podremos generar una idea propia y actuar en base a ello, a algo propio, podremos resolver no en base a ideas inducidas. En resumen, está orientado a la toma de decisiones por capacidad personal, no provenientes de otros.

Está determinado que el pensamiento crítico se puede enseñar, y sobre todo en la etapa escolar, es decir, cuando el ser humano está abierto a conocer y muy receptivo a la información que le está llegando. Dependerá entonces de sus guías, padres, profesores y entorno, desarrollar y estimular el pensamiento crítico en el niño en forma adecuada. Mientras más adulto, más difícil será estimular esa capacidad.

Los doctores e investigadores Richard Paul y Linda Elder determinaron “siete estándares intelectuales que deben aplicarse al pensamiento, cada vez que se quiera evaluar la calidad de un razonamiento”, y son los siguientes:

- Claridad, es decir, si el tema es confuso, no podrás valorar su contenido;

- Veracidad, es decir, el tema puede estar claro, pero no ser exacto o verdadero;

- Precisión, es decir, puede que el tema adolezca de detalles importantes;

- Pertinente, es decir, si el tema tiene verdadera relación con el contexto;

- Profundidad, es decir, hasta donde llegamos con el tema, si somos capaces de cerrar el círculo;

- Amplitud, es decir, si están todas las variables consideradas o quedan puntos relevantes fuera;

- Lógica, es decir, el tema propuesto puede tener todas las virtudes anteriores, pero ser ilógico. Un buen argumento requiere pensamientos en orden. Si son concordantes, entonces el pensamiento es lógico. Si no concuerdan o son contradictorios, entonces es ilógico.

Expuestos para su análisis y meditación, quiero dejar rebotando una pelota en su cabeza y tratando de utilizar los planteamientos anteriores.

La caótica realidad de nuestro país nos debe llevar a una necesaria y profunda reflexión que, necesariamente, requiere de la filosofía y la comprensión. Si apreciamos las diferencias entre filosofía e ideología y utilizamos los 7 puntos de los doctores Elder y Paul, encontraremos la respuesta a muchas incongruencias y cosas incomprensibles, desarrolladas por parte de muchas personas. Está claro que las últimas generaciones se han visto sometidas a una enseñanza ideológica, por eso siguen ciegamente sus doctrinas y no son capaces de aceptar un análisis basado en lo empírico. Los profesores se han encargado de sacar la filosofía en los colegios y universidades, cambiando todo por la ideología. Con ello, dejan a generaciones enteras sometidas a visiones cerradas, incapaces de responder adecuadamente a los 7 puntos, concordantes y lógicos.

Por ello vemos hoy a autoridades de todos los niveles envueltos en contradicciones y hablando a la gente sin claridad, sin veracidad, sin precisión, sin pertinencia, hablando sin profundidad, sin amplitud y fuera de toda lógica.

Vean ustedes las declaraciones del Presidente, de sus Ministros, del Fiscal Nacional, del Contralor, de la Corte Suprema, de Parlamentarios, de autoridades de rango medio, de opinólogos y de un cuanto hay en el amplio espectro, desde los cuales nos llega un tsunami de información diariamente. Contextos cuestionables, argumentos mediocres, información irrelevante, un verdadero choque entre la razón y la acción. Todo comprensible y aceptable sólo desde el punto de vista ideológico, en que los eficientemente adoctrinados no tienen capacidad de apreciar lo cada vez más profundo del problema, dado que esas mismas autoridades tampoco saben ni les interesa corregirse a sí mismos.

Qué distinta sería nuestra sociedad si en vez de ideología, a nuestras generaciones se les enseñara sana filosofía, generando con ello buenos seres humanos. Y en un auto análisis, ¿Qué es usted, ideólogo o filósofo? Yo prefiero pensar por mí mismo, sacar mis propias conclusiones, yo prefiero tener mi propio PENSAMIENTO CRÍTICO.