Francisco Bartolucci Johnston


En el colmo de la paranoia por alcanzar la paridad a cualquier precio, los diputados acordaron una norma complementaria a la ya existente que permite alterar el resultado de las elecciones para dar por elegido a quién por voluntad ciudadana no lo fue, dejando fuera a quién sí lo fue. Esta modificación se aplicará en la próxima elección del 07 de mayo para elegir a los representantes al Consejo Constitucional y mandata aplicar a nivel nacional la paridad, de modo que si no se alcanza en una circunscripción – léase Región – se aplicará en otra, aunque se encuentre a cientos de kilómetros, los candidatos sean otros y lo sean también los electores.

La demencial norma, producto de mentes distorsionadas por la fiebre de un feminismo extremista, no sólo es absurda, lo es también abiertamente antidemocrática al “echar mano a las urnas” sin respetar la voluntad ciudadana, ni el elemental principio de la igualdad ante la ley. ¿Cómo explicar a un candidato elegido en Aysén que queda fuera porque en Valparaíso no se alcanzó la paridad?

Pregunto: ¿debemos los ciudadanos permitir que la dirigencia política amañe las cosas según sus criterios ideológicos, sin siquiera respetar nuestra decisión soberana? Yo sostengo que no.

Ahora, una consideración personal. La norma en comento fue aprobada con los votos de los diputados de Chile Vamos y el Rechazo del Partido Republicano. No se queje la centroderecha si va perdiendo apoyo en ventaja de estos últimos. Nada saca de acusar a sus “primos” de extremos y populistas si al final de cuentas estos interpretan mejor al electorado del sector.

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