Claudio Moran Ibáñez
Al escribir esta columna, se han cumplido cuatro años del “acuerdo por la paz y la nueva constitución”, fruto de la intriga, la violencia, la conspiración contra un país extraviado en manos de una clase política corrupta. Campo ideal para un experimento político social en el camino de la ejecución de la agenda 2030 de la ONU. Porque a estas alturas, nadie racional podría creer que el grupo de tirapiedras que ocupa el gobierno consecuencia de aquella insurrección octubrista son los cerebros y gestores de la misma. Los más inteligentes de la insurrección, el partido comunista, no firmó el acuerdo, y hoy maneja el actual gobierno. Usando una vez más la “sicología inversa”, hoy dice votará en contra del nuevo proyecto constitucional, para así conseguir que algunos “derechistas” básicos, voten en contra de dicho partido y aprueben. Es que la nueva constitución debe salir, si el año pasado falló por el lado de la izquierda, este año debería salir por el lado de derecha, porque es lo mismo, quizás el anterior mamarracho era más honesto que el actual, porque no ocultaba las intenciones de quienes lo propusieron, no digo redactaron porque al igual que el actual, se redactó también en las sombras, como se hace todo en Chile, sino, pregúntenle a mi ex condiscípulo Luis Hermosilla…En cambio el actual proyecto en el fondo dice y lleva a lo mismo, es “habilitante” para la agenda 2030,solo que hipócritamente, poniendo “caramelos” de derechos en la práctica irrealizables. Es tan globalista doctrinariamente, como lo de septiembre 2022. Este “nuevo” aparente proceso, no es sino lo que en Estrategia se llama “el plan B”
Solo como ejemplo, la ciudadanía está desesperada por la inseguridad creciente y los crímenes desatados. Pero el proyecto elimina definitivamente la pena de muerte, y supedita a todos los órganos del Estado a los tratados de derechos humanos, los que el ejecutivo no podrá denunciar, o sea, renunciar, sin aprobación del congreso. Es decir, cerrar las fronteras drásticamente, eliminar físicamente a los criminales, y expulsar extranjeros indeseables, no podrá hacerse-ahora ya tampoco se hace-por ser contrario a los derechos humanos. En pocas palabras, olvídese de nunca más salir tranquilo a la calle, y coloque rejas y cerraduras hasta adentro de su casa porque los criminales ingresan mientras usted duerme.
Lo vengo diciendo hace años: el drama de Chile es tener una pseudo clase dirigente mediocre, egoísta y cobarde. Detrás de esa derecha que ahora se escuda en el análisis sofista del señor Arenas, sobre supuestos “candados” que protegería la nueva constitución, déjeme recordárseles que la actual constitución los tiene y tenía muchos más en octubre de 2019. Lo que ocurre es que ningún sistema político del mundo resiste la traición y la cobardía de quienes deben defenderlo. El problema no es de candados sino de personas y de actitud, nada nos puede salvar ahora ni mañana, de los cobardes y corruptos que pululan en el gobierno y la oposición, dispuestos a entregar todo a cambio de prebendas. Arenas solo trata de impresionar a los simplones para asegurarse un cargo futuro, si actualmente su jefe directo en la “pega” es Chadwick, el primo de Piñera, que está en carrera presidencial.
Esa “derecha”, que entregó Chile a esta catástrofe, ahora ejerce una campaña del terror, aprovechando “la ayuda” del partido comunista que aseguro ganar por todos lados y opciones, haciendo creer que esta nueva constitución solucionara algo, pero será exactamente al contrario, todo empeorará, la sola legislación complementaria tomaría varios años mientras el país se sigue ahogando y profundizando sus problemas. Los chilenos sufrimos el stress post traumático del octubrismo y la plandemia,y ahora de la inseguridad desatada, campo fértil para la imposición de esa agenda 2030 que ninguna autoridad se digna explicar y mucho menos consultar a la gente, pero que se cumplirá a través de la nueva constitución, aunque la llamen “de Kast”: es de la ONU a través de derechistas infiltrados o se dieron vuelta, eso no es “privilegio” de Boric. Así, usando psicología de masas, se establece el nuevo orden mundial y una nación queda subordinada institucionalmente, hasta que se extinga. Parece la derecha, otrora hasta creyente, se olvidó que las cosas se hacen por amor, nunca por miedo, pero han caído en una vulgar utilización del miedo colectivo y del engaño. Un amigo me decía, que quiere votar apruebo como repudio hacia Boric… ¿aún creen que el globalista Boric votará en contra? Los marxistas quieren la gloria de firmar ellos una nueva constitución, y borrar la de Pinochet. Y quedará demostrado que, quemando, destruyendo, aterrorizando, se puede echar abajo una constitución y una nación completa, la que en el nuevo texto pasa de “nación” a “pueblo”. Lo siento, pero las cosas no se arreglan después, la carga no se acomoda en el camino. El New World Order borrará hasta la historia que diga que el miedo entregó Chile. Un hombre con miedo ya no es libre.
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