Claudio Moran Ibáñez


Esta semana firmé #quevuelvaBaquedano. Impresionado por el ninguneo que la actual alcaldesa de Providencia ha hecho de su estatua, de uno de los grandes héroes de nuestra Historia Patria. Ni siquiera debería estar en discusión la reinstalación de su monumento que como pocos lo merece. Paralelamente, el ex presidente Piñera ha reconocido que en octubre de 2019 fue objeto de un golpe de Estado, y que para salvarse entregó la Constitución y el régimen político y jurídico a una revolución neomarxista. Como ocurrió. Así, sin arrugarse ni avergonzarse. Todo el país sabe que esa alcaldesa es persona de su confianza y sector que le abre camino a una segura nueva candidatura. Entonces me cuestiono, ¿cómo pudimos llegar a esto, en que los héroes y patriotas son denostados y ninguneados, mientras los traidores a su juramento de hacer cumplir las leyes, son ensalzados y se jactan de su cobardía? Evidentemente, la moral de nuestro país está en muy mal pie, solo esperamos la inteligencia no siga deteriorándose.

Terminado el manoseado show “50 años”, el tema que los poderes fácticos pusieron en tabla para seguir tapando la realidad nacional y mundial-incluida advertencia de nueva pandemia por la OMS- es el debate constitucional, continuación de aquel “golpe de Estado” que nos terminó de aniquilar como país. Así, mientras la situación económica sigue deteriorándose, mientras ya no puede ocultarse de la expansión del crimen organizado y el “Tren de Aragua”, el país debe distraerse por imposición de la clase política transversal, la única que ha ganado y puede ganar con el resultado del proceso constituyente artificial, que ilegítimamente negoció e impuso aquel ex presidente en contra de sus deberes, en una expresión más que para la clase política “gobernar es negociar”.

He querido relacionar ambos hechos tan recientes, porque demuestra en su crudeza lo bajo que hemos caído, la distorsión de valores. El honor no existe o no vale nada, todo es un negocio, un vil negocio, se vende la Patria, se vende a la madre y a los hijos. La constitución se negocia, las disposiciones en elaboración también se negocian, e ingenuamente algunos creen que una nueva carta fundamental le dará estabilidad y crecimiento al país, ¡que pobreza mental, que cobardía encubierta!

El proceso constituyente iniciado en octubre de 2019 está enmarcado dentro de las políticas globalistas y de la ONU, para asegurar la aplicación de su agenda 2030 y la entronización formal del Nuevo Orden Mundial. A nivel constitucional, supeditando a los estados como el nuestro a las directrices “multilaterales” irrenunciables, en que las normas internacionales prevalecerán sobre nuestras normas internas. Obviamente los mejores exponentes de ese globalismo son los sectores promarxistas, el internacionalismo proletario es uno de los paradigmas de Karl Marx. Pero también gente “de derecha” están alineados, negocios son negocios. La situación global solo empeora y de eso se trata, que se llegue a un punto en que las personas de todas las naciones clamen por un nuevo orden mundial que imponga un sistema que calme el miedo, el hambre y la angustia. El precio a pagarse es y será altísimo.

Por ello, se trata de seguir con este engaño, hacer pensar que la constitución solucionará todo, y que tal o cual candidato será la solución después. Nada más falso. Este país está lleno de candidatos, se dice el criterio y la capacidad son lo mejor repartido, todos creen tener suficiente, pero no es así. Chile requiere líderes, conductores para tiempos muy difíciles que ya están y peor los que vendrán. Seguir en esta falacia de las candidaturas solo incrementara el caos y la frustración mientras sigue la aniquilación de Chile. ¿Se ha dado cuenta como hace meses desaparecieron las noticias sobre ingreso ilegal de inmigrantes desde el norte? Pero eso continúa, nuestro país es cada día menos chileno, con esta u otra constitución, la nación chilena va siendo sobrepasada y de a poco se extingue, cada día más dominada por criminales, corroída por la corrupción consustancial a lo anterior. Y la pobreza, somos cada día mas pobres en un país que no crece y no podrá hacerlo mientras este proceso globalista revolucionario no termine. Y después solo saldremos adelante si resguardamos nuestra identidad y con la conducción adecuada. Cualquiera puede ser candidato, cualquiera puede ganar una elección-sino pregúntenle a Boric-, pero gobernar un Estado destruido es tarea ya de titanes. No tenemos líderes, el sistema se ha encargado de impedirlos. Si no superamos esto, estamos perdidos.

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