Cristián Labbé Galilea

 
Se reiniciaron nuestras tertulias. Los parroquianos llegaron con incontinencia verbal y con “sabias” reflexiones fruto del ocio veraniego… Unos más negativos que otros, primaron las cavilaciones del tipo “titulares”, es decir frases cortas con mucho cuento, pocos datos, insuficiente información y escasa noción de sus alcances…. : “las playas privadas, la violencia en la Araucanía, el Deán de la Catedral, el general Fuente-Alba, la colusión de los pollos, el pago de millonarios sobornos para ingresar a universidades americanas…”.
El comentario fue unánime… “han pasado muchas cosas pero el país sigue igual, políticamente el Presidente es el primer actor de esta trama, la oposición no puede estar más desarticulada, la economía está estable, con tendencia al ascenso, empresarios una vez más a “la palestra” y en lo social no ha habido grandes cambios…”
Visto desde una perspectiva anecdótica -con visos de titular de prensa- dicho análisis parece correcto, pero desde la lógica de nuestras tertulias, donde buscamos un análisis integrado, el asunto es un poco más complejo.
 
Lo que ha ocurrido en el último tiempo requiere ser visto con algo de detención: que el Presidente asuma un protagonismo arrollador afecta sin duda la imagen de su gobierno, sus ministros quedan como una mera y débil comparsa; que la economía aparezca controlada pero con poco dinamismo no incentiva la inversión, y por lo tanto el ciudadano corriente ve el progreso (sus aspiraciones materiales) como algo lejano; en lo social ni que decir, se está embotellado en temas contingentes mientras el resentimiento es cada día más profundo y, la solución a los temas de educación y salud se ve como una gran quimera (por decir lo menos)… De la ética ni hablar.
 
Siendo objetivos, “es lo que somos”, pero si quisiéramos profundizar un poco más sobre los hechos descritos, podríamos descubrir cómo ellos amenazan las bases políticas, económicas y sociales de nuestra sociedad.
 
Mi cándido lector dirá que mis apreciaciones son algo tremendistas, pero en mi defensa no puedo dejar de recordar algunas lecturas de verano, entre ellas a Neil Ferguson y su último libro “Civilización”, donde este profesor de Harvard nos advierte sobre las razones por las cuales Occidente, es decir la sociedad de la libertad, de la democracia y del hombre, se ha logrado imponer sobre otras culturas.
 
El tema del cura Poblete y del Deán de la Catedral, como las demás situaciones que afectan a la Iglesia; el affaire del General Fuente-Alba y los gastos reservados; los casos de corrupción y de colusión empresarial; las falencias y las criticas al Poder Judicial; los abusos sociales y las “chifladuras” feministas; nos está arrastrando imperceptiblemente a una sociedad sin Dios, sin soldados, sin justicia y sin oportunidades de crecimiento humano… es decir a una sociedad sin principios, donde los valores de occidente poco a poco se están desvaneciendo.
 
Concluyo de vuelta de vacaciones, y después de una larga tertulia, que cobran más vigencia los planteamientos del profesor Ferguson en cuanto a que, en la Sociedad Occidental a la que pertenecemos -y que está fundada en la libertad, el imperio de la ley, el orden y fundamentalmente en la ética-, todos los hechos que advertimos como menores o anecdóticos son ni más ni menos que verdaderas termitas capaces de arruinar nuestro futuro.
 
 
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