Por: Enrique Subercaseaux


Chile es, hoy, un país dividido y sobre ideologizado.  Sin embargo, los problemas básicos son comunes a todos. Es decir, los problemas unen a los chilenos.  Hablamos de seguridad, inmigración descontrolada, economía problemática, inflación, salud, educación etc.

Considerando lo anterior, un factor de unión es la búsqueda de solución a cada uno de los problemas, de la mejor manera posible. Dejando fuera la ideología, las aproximaciones que no han sido probadas exitosamente, la palabrería carente de significado practico, la ideologización de todo.

Quienes actúan en la búsqueda, solución e implementación de las soluciones son agentes políticos, ya sea miembros del Ejecutivo o miembros del legislativo.  En un mundo ideal, su norte debiera ser la identificación oportuna de los diversos casos y encontrar modalidades precisas para la resolución exitosa de ellos.  Lamentablemente, en el Chile actual, hay una confusión grande entre agendas propias, o ajenas, y una Agenda Chile, que debería ser única y que se conoce fácilmente a través de ejemplos prácticos del diario vivir o a través de las periódicas, y muy numerosas, encuestas de opinión.

Esta distracción en el tema agendas, o en el temario de problemas, es un factor común que conecta muchos países, en especial aquellos en occidente, y que se deben a una búsqueda del poder por el poder, poner limitaciones a los procesos de alternancia en el poder u otros factores. Lo cierto es que cada país tiene unas realidades propias, dictadas por su idiosincrasia, cultura, practicas habituales y muchos otros factores largos de detallar.

Siendo así la situación, pensar que las soluciones optimas pasan por ideas que provienen del exterior, y que se “aplican” de manera uniforme en una variedad de países, con pocos éxitos y muchos fracasos, es estar pensando en beneficios singulares que nada tiene que ver con el bienestar y seguridad de la sociedad propia.

Ha llegado el momento de devolver a la gente su soberanía. En este caso, la capacidad de identificar sus problemas, priorizar las acciones e incidir en la decidida búsqueda de soluciones.  Es la sociedad, en su conjunto, la que mejor conoce donde le aprieta el zapato y que hacer para remediarlo.  Podrá delegar en representantes para que organicen y administren en su nombre.   Pero es la participación activa la que garantizara éxito e impulso ejecutivo.

A este proceso denominamos Agenda Chile: un conjunto de prioridades para recuperar nuestro país, para dar participación y oportunidades a la población completa. Para devolver el horizonte de esperanza a todos.  En fin, para dejar la ideología e ideas preconcebidas de lado, elegir el pragmatismo y la verdad para cimentar la libertad de manera sólida y constructiva.

No podemos dejar que los agentes políticos se transformen en operadores políticos. Al hacerlo, sus intereses ya no son los intereses de una mayoría, o de la sociedad toda, sino que son los intereses de una ideología o de un partido político especifico. Se instala la negociación y transacción y se se utilizan las urgencias de los chilenos como moneda de cambio. Así las cosas, los problemas se vuelven recurrentes, se crean crisis que al principio son artificiales y con el paso del tiempo se ahondan en pozos profundos: túneles sin salida.

Los problemas nos unen, y hay que buscar solucionarlos de manera sistemática y persistente:  este es el espíritu de la Agenda Chile, una agenda que prioriza lo que si es necesario y lo que si importa en forma urgente a la sociedad toda.

Nota: más información en: jorgeguevara.cl

.