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Julio 26, 2022 

 

 

 

 

 

 

 

 Fernando Villegas


Según Colin Renfrew, (1937), ilustre arqueólogo británico, paleo-lingüista, experto en datación por métodos de radio carbono, en prehistoria de los lenguajes, en arqueo-genética, neuro-arquelogía, etc, los colapsos masivos de una civilización se caracterizan por la presencia de los siguientes elementos:  

  1. Un colapso de la administración central
  2. Desaparición de la élite tradicional
  3. Derrumbe de la economía
  4. Cambios de residencia y drástica disminución de las poblaciones

Tal vez podría aplicarse el mismo modelo a otros colapsos y no sólo a los de una entera civilización. Quizás ese modelo podría servir para entender lo que sucede en una simple, modesta sociedad, una sociedad como Chile. Tal vez sea posible porque todos los factores mencionados por el científico como indicativos del colapso de una civilización están presentes en el actual proceso de deterioro -¿quizás ya colapso?– de nuestro país. En efecto, veamos qué se desprende si se aplica el esquema de Renfrew a Chile:

1.–   “ Colapso de la Administración Central”. En el caso de Chile dicha administración central corresponde al gobierno o “ejecutivo”, el cual sin duda  está dando más que abundantes muestras de colapso en la forma de su colosal incompetencia y/o falta de voluntad para encarar problemas mayúsculos en el ámbito del orden público. Una completa y amplia fracción geográfica de Chile, la “macrozona Sur, ha sido virtualmente entregada a organizaciones subversivas, sociedades criminales y carteles de la droga; las ciudades, a su vez, presentan un cuadro caótico de delincuencia desatada como nunca antes se había visto, con diarios asaltos a plena luz del día, asesinatos por encargo, alunizajes, atracos a automovilistas, al comercio, empresas, etc, amén de poblaciones completas en manos del narcotráfico. El delito es una actividad que siempre ha estado presente en Chile y en todas partes, pero en este caso tal es el grado de dicha presencia que ha dejado de ser una conducta patológica acotada dentro de ciertos límites de frecuencia y violencia para constituirse, ahora, en un standard, tal como en un país en guerra -el caso de Ucrania– la normalidad incorpora bombas y misiles matando y demoliendo diariamente. La vida cotidiana de hoy, en Chile, “incorpora” la variable delito en la vida de los ciudadanos como nunca antes había ocurrido. Piénsese en la de propietarios agrícolas de la macrozona Sur; si alguna vez dicha cotidianeidad consistía en levantarse temprano, ir al banco, visitar clientes y recorrer el campo para examinar los sembrados y los animales, hoy incorpora la posibilidad de que los “pueblos originarios” les ocupen su tierra, la CAM les incendien sus sembradíos, les disparen a su casa y los expropien a plena luz del día. Los camioneros, hoy, cuya cotidianeidad consistía en echar bencina, revisar neumáticos, afirmar la carga y llegar a destino. hoy incorporan la probabilidad de no llegar a dicho destino y perder sus vehículos en cinco minutos y quizás también la vida.    

2.– “Desaparición de la élite tradicional”. En nuestro caso dicho fenómeno se expresa en la virtual retirada, repliegue o huida de los elementos representativos de las clases altas y medias-altas. Algunos incluso se han ido del país, pero aun si se han quedado -todavía– desaparecieron sus capacidades políticas, dejaron de lado sus ideas e intentan, muchos de ellos, camuflarse en las de quienes pretenden derribar el modelo “neo-liberal”. Han perdido ante sus propios ojos su legitimidad como individuos y como clase. No se sienten ya capaces ni acreditados para representar otra cosa que alguna forma de rendición que les permita salvar el pellejo y conservar una semana más sus propiedades. Sus vástagos se han ya convertido a la nueva Fe o están haciéndolo. No son capaces de proponer nada que no esté contaminado por las proposiciones del adversario. En todos los sentidos posibles han dejado de ser una élite porque, además, desaparecieron de los cargos en instituciones públicas y gremiales dotadas de poder. 

3.– “Derrumbe de la economía”. No es necesario dar pruebas de que eso es precisamente lo que está ocurriendo. Más aun, desde el 5 de setiembre la izquierda se sentirá autorizada u obligada para acelerar su revolución demoledora de la economía, ya sea si gana el  Apruebo o también si triunfa el Rechazo; si gana el Apruebo dejarán de lado sus últimos escrúpulos y precauciones para dinamitar el modelo “neo-liberal” y si gana el Rechazo sentirán que es necesario aumentar las presiones y “movilizaciones” antes que se produzca una reacción que se los impida totalmente. ¿Acaso el señor Gutiérrez, comunista, no ha ya amenazado al país que el triunfo del Rechazo equivale a una declaración de guerra contra los “pueblos originarios”?

4.– “Cambios de residencia y drástica disminución de las poblaciones”. Este fenómeno también se está produciendo, aunque enmascarado por la llegada de inmigrantes que numéricamente han hecho crecer la población. Hay, sin embargo, una disminución de la población chilena propiamente tal, especialmente entre las clases profesionales y empresariales. Personas y familias enteras pertenecientes a estas categorías están saliendo de las grandes ciudades para refugiarse en localidades rurales, lejanas, más tranquilas, mientras otros lisa y llanamente se están yendo del país para ir a residir a España, Estados Unidos, Portugal y toda nación que les ofrezca paz y estabilidad para sus vidas y sus negocios. Es entonces, el que se produce, un notorio cambio de residencia de los sectores más productivos.

Colapso, entonces, sin nada en el horizonte que lo reemplace, salvo el modelo castrista, chavista, madurista, orteguista o del guatón Huacuchero, el corrupto Lula. 

Fuente: https://www.elvillegas.cl/colapso/

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