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Juan Pablo Zúñiga H.


No es sorpresa para nadie el estreno en sociedad del borrador de la propuesta constitucional. Lo que realmente no debería ser sorpresa para nadie, son los elementos asociados a este evento, desde la ceremonia en Antofagasta, hasta su contenido.

De principio a fin, la CC ha sido motivo de burlas, escándalos y, lo más lamentable, de división. Surgió de la violencia y de la división y cumplió su cometido de ahondar y explotar ambos elementos que tanto había costado mejorar a lo largo de años. Por ello, no es de extrañar que la ceremonia de entrega del borrador fuese en Antofagasta, donde la inmigración descontrolada ha cambiado la demografía -cambios que la propuesta constitucional apunta a profundizar- sumado al “emblema” que debe tener en los círculos revolucionarios esta ciudad, que fuese escenario de violentísimos actos insurreccionales en los días posteriores al golpe de la extrema izquierda. Así mismo, la bandera nacional, el himno y el escudo, tres elementos simbólicos de unión no estuvieron presentes, pero sí la supuesta bandera mapuche, feminista y otros movimientos sociales.

La tapa del texto en que fuera presentado el borrador muestra la bandera chilena hecha a partir de 28 círculos alternados con figuras geométricas ovaladas. Usted podrá decir que estoy hilando muy fino, pero tanto se ha hablado de plurinacionalismos, tanto han despreciado la chilenidad y los símbolos que nos unen, que la representación desmembrada de la bandera -y la estrella ligeramente inclinada, a la usanza del MIR- es un simbolismo claro que nos enrostra a lo que vinieron.

Los espectáculos absurdos y violentos contra el alma nacional de la CC ya no son novedad. El contenido, tampoco lo es, pues va en línea con el ideario revanchista y estatista de la “cofradía de los 105” convencionales que, con muy poca inteligencia y mucho odio acumulado, vinieron a ofrecernos un texto que a estas alturas adquiere el estatus de sagrada escritura para las izquierdas radicales y para tanto jovenzuelo ABC1 que se tragó el cuento. Le recomiendo leer el texto y verá que no necesita ser un jurisconsulto para detectar inconsistencias, contradicciones y frases cuidadosamente elaboradas cuyo fin es el desmonte de la República para crear el “cielo en la tierra”, donde ni usted, ni yo, ni cualquiera que se declare chileno tiene cabida, a excepción de nuestros bienes.

Con ello en mente, y sabiendo que las izquierdas inspiradas y dirigidas por el PC son de “tiro largo”, tenemos que saber que ellos van a apostar a profundizar su revolución. A eso vinieron y -como declarara extraoficialmente uno de los convencionales del PC- “no van a perder la oportunidad”. Pase lo que pase el 4 de septiembre, ellos van por más. Especialmente si gana el rechazo, no tenga duda que, así como desplegaron todo su capital para forjar -y forzar- las condiciones que iniciaran la revolución en curso, literalmente tirarán “toda la carne a la parrilla” en una nueva asonada de violencia que ya han advertido, y, para ello, el gobierno del Sr. Boric será un actor principal.

¿Cómo lo harán? Si gana el rechazo, y considerando la inviabilidad del gobierno (creo que tiene grandes posibilidades de no terminar su período), es muy probable que su último esfuerzo, antes de inmolarse en su fracaso, fuerce todas las condiciones para forjar una asamblea constituyente. Para ello el gobierno saldrá de La Moneda y se volcará totalmente a la calle. Ahora, ¿tendrá apoyo de esas masas que fueron instrumentales para llevar la CC y al gobierno al poder? Ya hay síntomas que ello no será así.

En definitiva, demás está decir que en estos meses nos jugamos Chile. En una mesa redonda -organizada por Foro Republicano- con los convencionales Álvarez y Arrau, señalaban que efectivamente estamos atravesando por un momento crucial para Chile, en el cual -a diferencia de otras elecciones-, la historia de nuestra República y su porvenir están en juego. Que el viejo cántico “Chile es y será un país en libertad”, nos inspire a continuar como simples ciudadanos dispuestos a cuidar nuestro hogar en esta tarea que he llamado de “salvación nacional”. Para ello debemos tener claro que la opción rechazo no tiene color político, que la constitución de la República vigente no está muerta como quieren hacer creer. Así mismo, tenemos la tarea de leer y analizar el borrador propuesto, de manera de seguir en la ardua labor de hacer entrar en razón a tanta mente que será seducida por promesas vacías.

Fuente: https://viva-chile.cl/2022/05/nos-jugamos-chile/

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