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21 de mayo de 2020 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Hasta el presente ningún buque chileno ha arriado jamás su bandera; espero, pues, que no sea esta la ocasión de hacerlo. Por mi parte yo os aseguro que mientras viva tal cosa no sucederá, y después que yo falte, quedan mis oficiales, que sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!


Esta es la versión de la arenga de Prat según Luis Uribe, 2ª comandante de la Esmeralda y amigo de Prat desde la niñez, quien lo sobrevivió, es un discurso corto y muy sobrio que -al menos todos los que tienen mi edad- aprendimos de memoria en el colegio. Antes de entrar en combate Prat había preguntado a Condell, de la Covadonga si había almorzado toda la gente, el resto es historia.

Todos los 21 de mayo en este Templo del Ocio junto con desear feliz cumpleaños a mi hermana, coloco esa arenga, porque creo que es un texto excelente que retrata muy bien a Prat y al espíritu patriótico de entonces, como dije es muy corta y no pierde el tiempo en floreos retóricos, se limita a declarar que va a combatir hasta la muerte y después de eso, espera que sus oficiales "cumplan con su deber" es decir, que hagan lo mismo. Así lo hicieron. A las 12:10, después de casi 4 horas de combate se hundió la Esmeralda empavesada a tope como relató el teniente Francisco Sánchez

“Al sumergirse la Esmeralda, flameaban las banderas del palo trinquete, la de servicio, como buque de guardia; en el mayor, el gallardete, insignia de oficial de guerra; en el mesana, la de jefe de división. La bandera nacional izada en el pico de este palo desapareció la última de la superficie por haberse hundido el buque de proa”.

"El Corneta y Tambor Gaspar Cabrales murió casi al mismo tiempo que su Comandante. El Cabo Crispín Reyes, al ver que el Corneta Cabrales (15 años) había sucumbido, tomó el instrumento y siguió tocando "al ataque", hasta que una granada le voló la cabeza. Entonces tomó la Corneta el Grumete Pantaleón Cortés (18 años), quien continuó tocando hasta que el buque se hundió"

Fueron casi cuatro horas de combate llenas de peripecias. Un disparo del Huascar barrió con la enfermería en la cubierta inferior a la de los cañones, matando a todos excepto a Germán Segura, ayudante de cirujano "que nadie se explica cómo sobrevivió". De allí tal vez venga ese dicho de "Juan Segura vivió muchos años".

En fin, fue un combate glorioso que electrizó al país, en el momento de hundirse la Esmeralda Chile empezó su camino para ganar la guerra. Es cierto que las fuerzas chilenas tuvieron golpes de suerte muchas veces y las fuerzas enemigas cometieron grandes errores, pero la imagen de la Esmeralda hundiéndose con cañonazos y tocando corneta a calacuerda, el "ánimo y valor" hasta el último segundo fue -a mi modo de ver- lo que ganó la guerra, porque convenció a la gente que podían ser como Prat.

Tenemos muy bonitas tradiciones, la del Combate Naval de Iquique que se celebra este 21 de mayo es una de esas. Prat fue el héroe discreto de la clase media, que mientras era marino se tituló de abogado y hacía clases nocturnas a los obreros. Nunca se destacó demasiado porque era muy medido, pero cuando fue su hora tiró todo a la parrilla, es un ejemplo para todos hasta el día de hoy.

Me molesta cuando relativizan el valor de estas cosas, ironizando o haciéndose los cancheros confortablemente echados en un sillón sin haberse arriesgado jamás en su vida por nada. Me molestan los mocosos, que nunca en su vida han hecho nada que valga la pena, que nunca le ganaron a nadie, sonriendo socarronamente. Me gustaría verlos parados allí, entre las balas y esquirlas de granada, viendo la muerte de cerca y cagándose en los pantalones de puro miedo. Ah, pobres tontos, más bien los compadezco.

El Combate Naval de Iquique fue el último versallesco de esa guerra, que de allí en adelante se puso cada vez más encarnizada. Prat y Grau, el comandante del Huascar, habían combatido juntos contra España y se tenían aprecio personal, pero así es la guerra.

El político y almirante Juan Williams Rebolledo cargó con toda la culpa del sacrificio de Prat, pero en realidad el error fue del ministro de guerra de entonces Basilio Urrutia y del propio presidente Aníbal Pinto que tenían la tonta idea de atacar a la escuadra peruana en Lima. Pero incluso este error -uno de los pocos errores estratégicos de Chile en esa guerra- fue una suerte, porque el sacrificio de Prat y sus hombres más el hundimiento de la Independencia, por otra casualidad afortunada o impericia de su comandante, según como se mire, terminaron con un resultado neto favorable para Chile. Hasta de lo más malo puede salir algo bueno.

P.D. Acabo de darme cuenta que se me había borrado el Power Point Tripulación de la Esmeralda dibujada por Alan Ortega Becerra, lo pueden descargar del link, está muy bien hecho aunque tiene algunos errores en las edades, lo subí de nuevo

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/2020/05/la-contienda-es-desigual-pero-animo-y.html

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