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Autor: Alberto Labra
 
 

Ex diputado cuestiona a la administración de Piñera, señalando que “hoy vemos cómo se trata de consensuar una mini reforma tributaria”. Y recalca que “tenemos que volver a gobernar con nuestras ideas”.


En un rincón, fotos de sus recorridos por Chile; en otra pared, imágenes de diputados de la UDI y RN posando con él; un retrato de Jaime Guzmán; varios libros, una Biblia y una imagen -situada en la esquina de un cuadro que está apoyado entre una mesa y la pared- con el arcoíris y el logo del No. “Se lo trajo de recuerdo cuando fue al Museo de la Memoria”, explican en su equipo.

Entre todos esos objetos, que adornan una de las oficinas que tiene en el piso 8 de un edificio en el centro de Santiago, José Antonio Kast saca una retroexcavadora de juguete en miniatura, segundos después de comentar que en su casa también tiene unos patines. Ambas figuras -explica- las tiene para recordar lo malo que, a su juicio, representa el gobierno de Michelle Bachelet en distintas áreas y el contraste que él busca marcar con su movimiento, Acción Republicana, la plataforma que ha sido su hogar desde que renunció a la UDI.

“Lo que hemos querido reflejar en Acción Republicana son las voces de personas que estaban en silencio. Queremos levantar la defensa de causas, principios y valores, y hacerlo con convicción. Los partidos son importantes, pero se han desvinculado de la realidad. En Chile está el mundo virtual, que es el de las redes sociales, y el Chile real. Y lo que hemos buscado con Acción Republicana es tener un pie en el Chile virtual, donde hemos sido exitosos, y un pie en el Chile real, donde también hemos sido exitosos. Y ahí hacer que la gente recupere su propia voz”, dice.

Hay varios movimientos que representan las voces “no escuchadas” o “silenciadas”. ¿Esta es una plataforma que considera las visiones de ultraderecha o de qué sector?

“Si yo defiendo la libertad, el emprendimiento, la propiedad privada, el fortalecimiento de la familia, el respeto a la autoridad, eso no es ultraderecha. Eso es querer que a Chile le vaya bien. El cartelito de la ultraderecha lo instala la gente de izquierda, que le dicen ultraderecha a cualquiera que esté del centro hacia la derecha. Y, curiosamente, ellos se tratan de centroizquierda o progresistas. El progreso es bienestar, y donde se instala la izquierda, no hay bienestar”, responde.

Con ese diagnóstico como base, el excandidato presidencial apunta también al gobierno de Sebastián Piñera, acusando una “falta de carácter”, “ambigüedad” y advirtiendo que “cada vez que hay consensos, gana la izquierda, porque la derecha se rinde”.

¿Usted ve que esos consensos en los que gana la izquierda están ocurriendo actualmente también?

En gran medida, sí. Nosotros, los candidatos de la centroderecha, hicimos planteamientos muy claros en materia tributaria y dijimos que vamos a bajar los impuestos. Yo esperaba que se enviara una reforma tributaria donde se hiciera realidad eso. Pero el Presidente dice “no voy a bajarle el impuesto a las empresas”. Yo habría bajado el IVA, el impuesto a los combustibles y una serie de impuestos que le pegan a la gente más humilde. Y hoy vemos cómo se trata de consensuar una minirreforma tributaria. Yo habría mandado una reforma como la que correspondía mandar, y le habría mostrado a la ciudadanía quiénes se oponen a ella.

¿En qué otros aspectos ha visto esos consensos en los que termina perdiendo la derecha?

En identidad de género. No era un proyecto que fuera levantado en la campaña de Sebastián Piñera. Bueno, se instala el debate y el gobierno envía una indicación sustitutiva, que termina en un muy mal proyecto de ley. Y a eso agrégale que es el único proyecto de ley que, hasta ahora, se ha aprobado durante los primeros meses del gobierno de Sebastián Piñera. Entonces, yo creo que nosotros tenemos que volver a gobernar con nuestras ideas. Ese es el llamado que yo le hago al Presidente. A él lo eligió una mayoría muy importante de chilenos para que gobernara con sus ideas, no con las banderas de la izquierda.

¿No lo ha hecho?

En temas tributarios y económicos, claramente están buscando el favor de la oposición. En temas como identidad de género y adopción homoparental, claramente no son los temas que se promovían durante su campaña. El tema del nepotismo; bueno, avancemos en eso. Hubo toda una discusión respecto de eso, ¿y? Silenciado. Bueno, ¿por qué?

En base a esto, ¿cuál es su diagnóstico sobre cómo ha gobernado Piñera en general?

Si yo tuviera que volver a votar en la disyuntiva Guillier-Piñera, volvería a votar por Piñera. En eso no me pierdo. Yo no soy opositor al gobierno, yo mantengo una línea, que es la línea de nuestro programa, pero tampoco voy a callar cuando vea que hay cosas que no se están haciendo bien o que no se está cumpliendo lo que se prometió. En La Araucanía se dijo que se iba a enfrentar el terrorismo. Y yo no veo una mano, una línea clara en eso.

¿Usted ve una línea clara en el gobierno o ve ambigüedad en algunas materias? En la ley de adopción, por ejemplo, el Ejecutivo no fue claro en decir si habrá adopción homoparental o no. Fue un tema que se dejó sin cerrar ninguna puerta, pero evitando generar ruidos en los distintos sectores que hay en Chile Vamos…

Este es un gobierno al que le falta carácter, y cuando a uno le pasa eso, cae en la ambigüedad. Y eso es lo que a mí me genera mucho ruido respecto de lo que yo esperaba que hiciera este gobierno.

¿Cuál es su percepción sobre Chile Vamos?

Un poco la misma que tengo del gobierno, que le falta, en algunos temas y a algunos dirigentes, más carácter e, incluso, más política. En los recorridos por distintas regiones me ha tocado hablar con intendentes, alcaldes y concejales, y muchas veces echan de menos que el diputado o senador opine con más convicción en los temas políticos.

¿Y su expartido, la UDI? ¿Qué rumbo cree que ha tomado?

Creo que no han cambiado mucho los temas por los cuales yo me fui. Cuando se constituyó, la UDI se pensó como un partido que marcara la diferencia con otros partidos. Y hoy si tú le preguntas a una persona en la calle cuál es la diferencia entre la UDI, RN y Evópoli, no la saben distinguir.

¿Qué futuro le ve a la UDI?

Le deseo el mejor de los futuros, pero si los partidos no cambian de actitud, de manera de administrarse, se van a ir achicando. Y eso lo digo en general por los partidos.

¿Nunca volvería a militar en la UDI?

No, porque no veo nada que haya cambiado desde que di el paso para salirme de la UDI.

¿Usted va a volver a ser candidato presidencial?

Si Dios me da vida y salud, de todas maneras.

¿En una primaria de Chile Vamos?

Hay que ir viendo cómo se dan las cosas. Si Chile Vamos abre las puertas a una primaria esta vez, pero una primaria de verdad, no una primaria de mentira, nosotros lo vamos a analizar.

¿Y la primaria que se hizo fue de mentira?

Pero si el resultado ya se sabía de antes de que se hiciera la primaria. Qué sentido tenía hacer una primaria cuando tú sabías quién iba a ganar y donde no se debatía. Porque ahí no hubo debates, hubo insultos mutuos.

Pero eso no la hace una primaria de mentira. Un candidato ganó porque tuvo los votos…

Bueno, a lo mejor me extralimité en el concepto, pero no era una primaria donde el sector fuera a tener un beneficio. De hecho, lo dijimos: esa primaria no iba a aportar ningún voto extra a la primera vuelta electoral. Y somos testigos de que no se aportó un voto más.

“Yo bloqueo en Twitter a los que me insultan”

¿Por qué usted apoya a un personaje como Jair Bolsonaro?

Yo no voto en Brasil, voto acá. Sí he dicho que si hubiese sido brasilero habría votado por él, al igual que 49 millones de brasileros. ¿Y por qué? Porque a Brasil lo destruyeron. Brasil es un gigante, pero pasó a ser un gigante dormido. Lo destruyeron con la corrupción, con la inseguridad, con la cesantía, y esto es originado en gran parte por la ilusión que vende la izquierda… El programa de gobierno de Bolsonaro al menos a mí me identifica: lo que él plantea en materias económicas, pensiones, modificación del sistema de corrupción. Efectivamente, tiene dichos y frases que son muy controvertidas y que yo no apoyo. Pero también algunas de estas frases tienen un contexto, y no es que él sea, como dicen, “homofóbico”, porque en su campaña han participado muchas personas de orientación sexual distinta a la que él tiene. Le dicen que es “xenófobo” o que es “racista”, y apoya a candidatos que son de color. Entonces, hay una contradicción a veces entre lo que se rescata de él y lo que él está haciendo en la campaña, que es distinto. Y sacan frases de hace diez, quince o veinte años atrás.

¿Pero no cree que es difícil separar un respaldo a sus medidas de lo que significa esa persona?

Es que sí se puede separar. Yo lo separé cuando a mí me decían que yo era “el Trump chileno”. Yo decía “no soy el Trump chileno, yo soy José Antonio Kast”. Claramente hay que cosas que no respaldo. Yo no habría planteado el muro, pero sí yo hablaba en el tema del narcotráfico y del comercio clandestino en el norte, de barreras físicas, que podían ser zanjas y canalizar todo el intercambio comercial a través de las fronteras. Yo debo haber sido también de los que dijo la misma frase: no soy el representante de Trump en Chile, pero estando en EE.UU. y enfrentado a Hillary Clinton y a Trump, yo habría votado por Trump. Y es un poco lo mismo que digo acá. Lo curioso es que siempre se nos pide explicaciones a los de derecha, y la izquierda nunca explica nada, nunca da cuenta de nada. El Frente Amplio rechaza todos los proyectos de acuerdo que van a sancionar la dictadura venezolana. Camila Vallejo y el Partido Comunista en general, van a Cuba y lo ven como el paraíso terrenal. Y nadie les dice nada.

¿No cree que es excesivo apoyar a alguien como Bolsonaro?

No, yo creo que es excesivo que algunos hayan pedido la libertad de Lula para que fuera candidato. Bolsonaro ganó una elección democrática varias veces como candidato a diputado y hoy tiene la primera opción para convertirse en presidente democráticamente. Y vemos que el otro candidato, Haddad, va a pedirle consejos a un condenado por corrupción. Eso es excesivo. Es excesivo que Michelle Bachelet haya manifestado su apoyo a la liberación de Lula. Eso es excesivo.

Usted es excandidato presidencial y, a la vez, es un personaje que provoca reacciones de amor y odio en Twitter. ¿Está consciente de lo que usted genera?

Estoy bastante consciente de los apoyos, menos de las ofensas, porque como Twitter es un mundo virtual -y es mí mundo virtual, porque es mí expresión a la opinión pública- yo bloqueo a los que me insultan. Entonces, cualquier tipo que se pasa de revoluciones, que me insulta, que me amenaza… Si hay alguien a quien amenazan los tipos de izquierda dura, es a mí. Manuel Riesco, el marido de Carmen Hertz, dijo que si no me podían parar democráticamente con los votos, me tenían que parar a palos. Y, por otro lado, ellos son los que, generalmente, etiquetan y dicen que “aquí está el candidato de la ultraderecha”. Yo no hablo de los candidatos de la ultraizquierda. Yo hablo de candidatos de izquierda, candidatos que defienden una ideología fracasada. A mí me van colocando cartelitos que, en general, no se respaldan con los dichos. Yo nunca he golpeado a nadie, yo no ofendo ni insulto por las redes sociales, jamás he llamado a que alguien agreda a otro, como sí lo hace la izquierda. Entonces, claro, genero contradicción porque soy un hombre de convicciones. Yo soy un hombre que piensa A, dice A y hace A. Y eso como que los descoloca.

Fuente: https://www.latercera.com/politica/noticia/jose-antonio-kast-este-gobierno-al-le-falta-caracter-cuando-uno-le-pasa-cae-la-ambiguedad/359669/

 

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